«Me llamaron para avisarme que me habían sacado el silo, y yo creía que lo habían roto, pero sacaron todo el nylon. Con un cuchillo lo bordearon y se lo llevaron« relató el productor santafesino damnificado.
A pesar de que muchas áreas rurales cuentan con guardia rural que patrulla la zona- el vandalismo es moneda corriente y para los vecinos a veces se trata no de un ilícito con móviles económicos sin simplemente hechos guiados por el afán de destruir propiedad privada, la provincia de Santa Fe está en el ranking entre las provincias con mayores hechos de delito rural cometido.
Vale destacar que van casi 70 ataques denunciados en lo que van en los últimos meses. La línea común a la mayoría de los casos es que son de noche, los agresores ingresan a los campos por caminos secundarios para evitar controles en las rutas -lo que muestra que conocen los movimientos y la logística-, rompen los silobolsas sin robar granos por lo general y, en algunos casos, los rocían con líquidos que directamente los inutilizan.
En esta oportunidad, la víctima es René Brusa, productor ganadero, miembro de la Sociedad Rural de Las Colonias, a quien le sustrajeron íntegramente le plástico de un silobolsa cargado de sorgo. El contenido estaba destinado a alimento de sus vacunos como reserva forrajera para el invierno, aunque el productor duda que ahora esto se pueda hacer.
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«Me llevaron todo el plástico del silobolsa»
«Me llamaron para avisarme que me habían sacado el silo, y yo creía que lo habían roto, pero sacaron todo el nylon. Con un cuchillo lo bordearon y se lo llevaron. Son 70 metros de silo de un sorgo que ahora pierde el poder nutritivo que tiene, tengo que tratar de ver cómo volver a taparlo, porque no se puede embolsar más. Lo sacaron por arriba del alambrado. Es la primera vez que ven algo así», confesó con impotencia.
A la hora de encontrar las razones del ilícito, admitió que evidentemente robarse el sorgo no les reportaba ganancia, por eso se llevaron la bolsa. «Quedó el chorizo de sorgo al descubierto. Y averiguando, me dicen que lo venden en la fábrica de bolsitas de la zona, o lo usan para hacer ranchos en Santo Tomé, estamos muy cerca de la ciudad y quedamos expuestos a todo eso».
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Un más, y van…
En cuanto a otros hechos similares, para René no es la primera vez. «Ya tuve varias: un 31 de diciembre hace 5 años me carnearon 4 vaquillonas, a las que le sacaron solo los cuartos traseros, nos hizo muy mal a todos ver eso. También me robaron terneros; estamos expuestos», reconoce con amargura. No obstante ello admite que la policía tiene buena voluntad, pero que esto siempre limita con falta de infraestructura para contener una realidad que los desborda por todos lados.
«No hay unidades móviles disponibles; o tienen la camioneta rota. Los Pumas me llamaron y están abocados a la tarea. Pero me tocó a mí, no es la pérdida y el deterioro, sino que lo tengo que cubrir y nadie sabe cómo hacerlo, no es grano hay que tratar de salvar algo. No hablar del costo», insiste.
Para las vacas de Brusa esa reserva «era oro el polvo. Es que con la sequía nadie pudo hacer reservas, era lo poco que tenía, Así que el gasto que se viene, y no saber si eso va a quedar con valor proteico, si lo van a comer o no, no sabemos nada. Esta es una pérdida millonaria».
El problema de fondo es mucho más difícil, y desanima a estos productores a seguir. «Lo peor, es que te dan ganas de tirar todo, además ellos (los delincuentes) tienen todos los derechos. Ni hablar si los encontrás adentro: les tenés que pedir disculpas, si los encontrás en los caminos se te retoban, andan con perros, y con cuidado que no te rajen un tiro, ellos andan armado y uno no. Esa es la realidad».