En época de frío y días con menos luz solar, toda planta necesita un sustento base para crecer vital y sana, todo el secreto está en los componentes agregados a la tierra, lo que es muy importante para asegurar que el ejemplar tendrá suficiente nutrientes para desarrollarse.
Los abonos o fertilizantes, aportan sustancias que las plantas necesitan para crecer de manera eficiente, ya sea para segregar sus hojas, flores y frutos, más allá de las condiciones ambientales (humedad y temperatura), en la tierra está el eje central de todo desarrollo ya que todo componente o nutriente esencial es absorbido por las raíces y trasmitido a cada célula interna, activando el crecimiento.
Dentro de un correcto escenario para mantener las plantas en óptimas condiciones, sobre todo en época de otoño-invierno, más allá de la fertilización de un terreno, no todo se basa en este conceto. En realidad los abonos sintéticos son bastantes útiles, y en algunas ocasiones cumplen un papel importante, necesario para equilibrar y corregir las carecías de propiedades nutritivas en tierra.
A continuación vamos a ver algunos detalles de los principales tipos de abonos para la tierra:
Abonos orgánicos
Son los más utilizados, los que podemos lograr en nuestra propia casa, y normalmente son los que están generados por materia vegetal o animal descompuesta, dando lugar a una masa homogénea de color oscuro, y si los restos que sumamos son sólidos, aportan textura esponjosa y buenos nutrientes.
Los abonos orgánicos son los restos vegetales compostados, ya sean desechos que pueden ir desde la cocina de casa al recipiente de compost, como por ejemplo restos de verduras frutas cascaras de huevo y demás. También podemos mencionar los excrementos sólidos y líquidos de animales, tales como el estiércol o el purín.
Estos abonos orgánicos, en su estado natural o fresco, no son muy asimilables por las plantas, si no que estos necesitan pasar por un proceso, pasar por el suelo para mineralizarse, convirtiéndose en humus a causa de la interacción de microorganismos que se conjuga con la humedad, recién en ese momento, el abono orgánico tiene la capacidad de tener un efecto positivo al asociarse con minerales y realizar el intercambio con las plantas.
Estos abonos orgánicos que son tan importantes para el suelo y las plantas, promueven a una reserva de nutrientes a largo plazo, ya que el suelo los va liberando de a poco, a medida que los organismos de la tierra (seres vivos) lo van procesando, como así también se activan con el agua de riego o la lluvia.
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Abonos inorgánicos o fertilizantes
Para ampliar el rango de información y notar las diferencia, podemos decir que los abonos inorgánicos —también llamados fertilizantes—, son compuestos químicos de origen natural alterados o fabricados por la industria química, o sea, no son del todo puros.
En base a sus estructura y fin, suele tratarse de compuestos de nitrógeno, fósforo, potasio y otros elementos, que forman óxidos, nitratos, sulfatos, etc, que también son muy benéficos cuando se trata de mantener a las plantas dentro de un desarrollo vital.
Dentro de la amplia variedad, podemos mencionar la tierra del suelo, el polvo de roca, la ceniza, etc. son algunos ejemplos de materiales que contienen elementos fertilizantes de naturaleza inorgánica. A todo esto, si la acidez del suelo es la adecuada, suelen estar disponibles para las plantas en todo momento.
Como lo vimos en otras notas, uno de los más utilizando, con aportes importantes, es la ceniza de madera, es un gran abono mineral para el huerto y para el jardín, puesto que es rica en nutrientes como el potasio, fósforo, magnesio y calcio, entre otros.
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Con información de: https://www.jardinpro.es/