Los exportadores celebran la existencia de biotecnología en la Argentina, ya que es el gran camino y la promovemos a nivel mundial porque es la única manera de dar respuesta a la seguridad alimentaria en el mundo, pero esta tiene que estar de la mano de la aceptación comercial y del consumidor.
En octubre del año 2020, Argentina aprobó el cultivo del trigo transgénico HB4, a pesar de que más de 1.400 científicos de 35 universidades de todo el país habían expresado en una carta abierta las consecuencias ambientales y sanitarias que ese cultivo podía traer para Argentina.
El trigo transgénico HB4 es tolerante a la sequía y resistente al herbicida glufosinato de amonio (15 veces más tóxico que el glifosato). Todos los cultivos transgénicos que tienen resistencia a herbicidas y se cultivan ampliamente en Argentina (soja, maíz, algodón), se asocian finalmente con la aplicación de un gran volumen de agrotóxicos que se esparcen sobre nuestros territorios y contaminan nuestros humedales cada año.
El trigo es la base de nuestra alimentación. Dado que en el país no existe una ley de etiquetado de alimentos, de comenzarse el cultivo del trigo HB4, la población estaría aún más expuesta a la ingesta diaria de herbicidas y en particular glufosinato de amonio, tanto en los alimentos que comemos como en el agua que tomamos.
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Los riesgos en el mercado del trigo transgénico
Desde la cadena del trigo, disparan la alarma respecto al riesgo de que se trabe la comercialización mientras que desde el Ministerio de Agricultura se admite que es el momento propicio para avanzar con este tipo de propuestas frente a un escenario internacional altamente demandante de alimentos, a cuenta de la previsión que genera el cambio climático.
La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) expresó en un comunicado su preocupación acerca de la aprobación del trigo HB4 resistente a la sequía, «ante la falta de aceptación por parte del mercado mundial».
«Como entidad que representa a los productores de la mayor provincia triguera del país, somos fervientes admiradores de los avances tecnológicos, de la biotecnología, del mejoramiento genético y la innovación, mientras no genere desconcierto ni imprevisibilidad en el sector productivo», apuntaron.
La entidad considera que la aprobación del cultivo con esta tecnología implica un alto riesgo hasta que no exista una aceptación de, al menos, los mercados más importantes para la Argentina.
«Esta campaña que se avecina 2022/23 será muy desafiante ante las vicisitudes que atraviesan los dos grandes jugadores del mercado de trigo como Rusia y Ucrania, y muchos países que se abastecían en esos destinos están consultando por el próximo trigo argentino, pero recalcando que solo compraran trigo no transgénico».
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«Por eso es indispensable en esta coyuntura que atraviesa el mundo dar señales claras y precisas al sector productivo para que pueda desarrollar todo el potencial necesario para proveer de alimentos a los argentinos y al mundo, y este inoportuno anuncio del gobierno no aporta nada en ese sentido» pidió Carbap