La baja de derechos de exportación no logra aliviar a los frigoríficos, mientras el mercado enfrenta subas por escasez de animales y precios internacionales firmes.
El mercado ganadero atraviesa un 2025 con precios firmes y exportaciones activas, pero el verdadero motor de la suba es la escasez de hacienda. La eliminación de las retenciones, vigente hasta el 31 de octubre, fue bien recibida por el sector, aunque muchos frigoríficos no pueden aprovecharla por la exigencia de adelantar el 90% de las divisas, lo que limita su efecto real.
El novillo de exportación aumentó entre un 3% y un 5% en la última semana y ya se paga hasta $6.300 por kilo gancho. Analistas remarcan que la incidencia de las retenciones sobre la carne es mínima: aun con una alícuota del 5%, el Estado apenas hubiera recaudado unos US$150 millones, cifra irrelevante frente al volumen del mercado cambiario.
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La invernada también se encarece, con terneros que superan los $4.500 y terneras en torno a $3.800, sostenidos por la demanda exportadora. Los feedlots lograron un primer semestre rentable y ahora transitan la segunda parte del año amortiguando el faltante de recría. En la Cuenca del Salado, el modelo de cría mejorado mostró en agosto un resultado neto de $294.000 por hectárea, un 32% más que en 2024.
El contexto regional empuja aún más: entre enero y agosto el Mercosur exportó un 12% más de carne vacuna, con precios promedios US$1.000 más altos por tonelada. Argentina, pese a vender 15% menos en volumen, mejoró 38% en ingresos gracias al repunte de precios internacionales. Con este escenario, el campo ganadero enfrenta un presente favorable, aunque con la advertencia de que la falta de hacienda será el factor clave hacia fin de año.