Un nuevo informe emitido desde la agencia climática del gobierno de EE. UU. ha revelado una anomalía en las temperaturas superficiales del mar en la región de La Niña. Este calentamiento inesperado podría tener implicaciones en los patrones climáticos globales.
En su boletín más reciente, la NOAA informó que las temperaturas de la superficie del mar en el Pacífico tropical se mantienen por debajo del promedio. Específicamente, tanto la región del Pacífico Central (Niño 3.4), que es la utilizada para designar los eventos de El Niño o La Niña, como el Pacífico Oriental (Niño 1+2), registran anomalías negativas.
La anomalía en la temperatura de la región Niño 3.4 se sitúa en -0.5ºC, justo en el umbral mínimo para ser considerada un evento de La Niña. Esta cifra representa un leve descenso en comparación con la semana anterior, cuando la anomalía era de -0.4ºC.
El valor de -0.5°C fue la anomalía de la temperatura del mar más negativo en esta parte del Pacífico desde la primera semana de febrero. Es la primera vez desde ese mes que la anomalía alcanza un nivel característico de La Niña, aunque justo en el límite.
Cerca de las costas de Perú y Ecuador, una región conocida como Niño 1+2, las aguas superficiales del Pacífico se mantienen más frías de lo normal, con una anomalía de -0.2°C, un valor idéntico al de la semana anterior.
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¿Ya estamos en presencia de la Niña?
Aunque se han observado anomalías en la temperatura del mar, todavía no podemos hablar de un evento de La Niña en curso. Para que la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) declare oficialmente el fenómeno, se requieren al menos de cuatro a seis semanas consecutivas de temperaturas de la superficie del mar por debajo de 0.5°C en la región del Niño 3.4.
Debido a que los signos de La Niña son aún incipientes, la atmósfera no se comportará como si el fenómeno ya estuviera instalado. Esto implica que, en las próximas semanas, las precipitaciones en muchas zonas del sur de Brasil podrían ser superiores al promedio. Si las condiciones se mantienen, la NOAA no declararía oficialmente el evento antes de mediados de octubre o incluso noviembre.
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¿Qué es el fenómeno de La Niña y cómo afecta a Argentina?
La Niña es un evento climático global que forma parte del ciclo El Niño-Oscilación del Sur (ENOS). Se caracteriza por un enfriamiento anormal de las aguas superficiales del Océano Pacífico ecuatorial central y oriental. Su contraparte, El Niño, provoca un calentamiento del océano.
Estos cambios en la temperatura del mar tienen un impacto significativo en los patrones de viento, precipitación y temperatura en todo el mundo. El último evento de La Niña, que se extendió de 2020 a 2023, provocó sequías severas en el sur de Brasil y una crisis hídrica en Uruguay, Argentina y Paraguay.
¿Cómo afecta a Argentina?
El impacto de La Niña en Argentina es significativo, y sus efectos más notorios se sienten en los patrones de precipitación. A diferencia de El Niño, que suele traer lluvias abundantes, La Niña se asocia con un déficit de precipitaciones y un aumento del riesgo de sequía.
Las principales consecuencias en el país son:
- Menos lluvias: La Niña provoca una reducción de las precipitaciones, especialmente en la región pampeana, el Litoral y el norte del país, zonas clave para la agricultura.
- Sequías y crisis hídrica: La falta de lluvias puede llevar a sequías prolongadas, afectando los caudales de los ríos y las reservas de agua, lo que impacta tanto en el consumo humano como en las actividades agrícolas y ganaderas.
- Impacto en la agricultura: El sector agropecuario es uno de los más afectados. La sequía puede comprometer la siembra y el rendimiento de cultivos como la soja, el maíz y el trigo, generando pérdidas económicas significativas.
- Riesgo de incendios forestales: La sequedad del ambiente y el descenso de la humedad aumentan la probabilidad de incendios forestales.
- Heladas tardías: En algunas regiones, La Niña puede aumentar el riesgo de heladas fuera de temporada, especialmente en el inicio de la primavera, lo que podría dañar los cultivos en etapas tempranas.