La corriente de «La Niña «se va potenciando en el Pacifico sur en la apertura de octubre

Un nuevo informe emitido desde la agencia climática del gobierno de EE. UU. ha revelado una anomalía en las temperaturas superficiales del mar en la región de La Niña. Este calentamiento inesperado podría tener implicaciones en los patrones climáticos globales.

El Océano Pacífico Ecuatorial, específicamente en su área de distribución centro-oriental, ha reportado por segunda vez anomalías semanales de la temperatura de la superficie del mar (TSM) consistentes con el fenómeno de La Niña. Es importante notar que, aunque se trata de la segunda ocurrencia, estas anomalías no se registraron en semanas consecutivas, lo que sugiere una fluctuación en la intensidad del enfriamiento.

A pesar de esta interrupción, el patrón general de enfriamiento de las aguas superficiales está mostrando signos crecientes de una posible evolución completa del fenómeno La Niña. El monitoreo de estas anomalías es crucial, ya que, si persisten y se intensifican, indicarían el desarrollo de La Niña, un evento climático que históricamente tiene impactos significativos en los patrones meteorológicos globales, especialmente en las regiones tropicales y subtropicales. El seguimiento continuo de las temperaturas en esta zona será clave para confirmar esta tendencia evolutiva.

Se intensifican las señales de La Niña en el Pacífico Ecuatorial

Según el boletín más reciente de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica) publicado el lunes, la anomalía de la temperatura de la superficie del mar en la región del Pacífico Ecuatorial Centro-oriental, conocida oficialmente como la región Niño 3.4 y utilizada para determinar la presencia de El Niño o La Niña, ha marcado un valor de -0,5 °C.

Este registro coloca la temperatura justo en el límite mínimo para la designación del fenómeno La Niña. Es un descenso notable respecto a la semana anterior, cuando la anomalía se había situado en -0,4 °C.

El valor semanal de -0,5 °C no solo iguala la anomalía más negativa observada recientemente (igualando el valor de la semana anterior), sino que representa la anomalía de temperatura del mar más baja en esta parte clave del Pacífico desde el 5 de febrero. Esta tendencia a un mayor enfriamiento en la zona central del Pacífico ecuatorial es una señal clara del fortalecimiento de las condiciones atmosféricas y oceánicas típicas de La Niña, lo que incrementa la vigilancia sobre su posible desarrollo y los efectos que podría tener en los patrones climáticos globales.

Cerca de las costas de Perú y Ecuador, una región conocida como Niño 1+2, las aguas superficiales del Pacífico se mantienen más frías de lo normal, con una anomalía de -0.2°C, un valor idéntico al de la semana anterior.

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¿Ya estamos en presencia de la Niña?

Aunque se han observado anomalías en la temperatura del mar, todavía no podemos hablar de un evento de La Niña en curso. Para que la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) declare oficialmente el fenómeno, se requieren al menos de cuatro a seis semanas consecutivas de temperaturas de la superficie del mar por debajo de 0.5°C en la región del Niño 3.4.

Debido a que los signos de La Niña son aún incipientes, la atmósfera no se comportará como si el fenómeno ya estuviera instalado. Esto implica que, en las próximas semanas, las precipitaciones en muchas zonas del sur de Brasil podrían ser superiores al promedio. Si las condiciones se mantienen, la NOAA no declararía oficialmente el evento antes de mediados de octubre o incluso noviembre.

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¿Qué es el fenómeno de La Niña y cómo afecta a Argentina?

La Niña es un evento climático global que forma parte del ciclo El Niño-Oscilación del Sur (ENOS). Se caracteriza por un enfriamiento anormal de las aguas superficiales del Océano Pacífico ecuatorial central y oriental. Su contraparte, El Niño, provoca un calentamiento del océano.

Estos cambios en la temperatura del mar tienen un impacto significativo en los patrones de viento, precipitación y temperatura en todo el mundo. El último evento de La Niña, que se extendió de 2020 a 2023, provocó sequías severas en el sur de Brasil y una crisis hídrica en Uruguay, Argentina y Paraguay.

¿Cómo afecta a Argentina?

El impacto de La Niña en Argentina es significativo, y sus efectos más notorios se sienten en los patrones de precipitación. A diferencia de El Niño, que suele traer lluvias abundantes, La Niña se asocia con un déficit de precipitaciones y un aumento del riesgo de sequía.

Las principales consecuencias en el país son:

  • Menos lluvias: La Niña provoca una reducción de las precipitaciones, especialmente en la región pampeana, el Litoral y el norte del país, zonas clave para la agricultura.
  • Sequías y crisis hídrica: La falta de lluvias puede llevar a sequías prolongadas, afectando los caudales de los ríos y las reservas de agua, lo que impacta tanto en el consumo humano como en las actividades agrícolas y ganaderas.
  • Impacto en la agricultura: El sector agropecuario es uno de los más afectados. La sequía puede comprometer la siembra y el rendimiento de cultivos como la soja, el maíz y el trigo, generando pérdidas económicas significativas.
  • Riesgo de incendios forestales: La sequedad del ambiente y el descenso de la humedad aumentan la probabilidad de incendios forestales.
  • Heladas tardías: En algunas regiones, La Niña puede aumentar el riesgo de heladas fuera de temporada, especialmente en el inicio de la primavera, lo que podría dañar los cultivos en etapas tempranas.

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