Este circuito promete un apacible recorrido por los paisajes serranos y campos bonaerenses bien cultivados, siguiendo el zumbido de los colmenares para ingresar al fascinante mundo de las abejas y la elaboración mielera.
El circuito productivo de la miel es importante para países como Argentina, Turquía o China ya que son los mayores productores de este alimento.
La apicultura ocupa un lugar destacado en la producción agropecuaria de la Argentina. La miel producida en nuestro país es considerada una de las de mejor calidad en el mundo. Actualmente la Argentina es el segundo exportador del producto, detrás de China que es el mayor productor y exportador del producto en el mundo.
Aprender esta actividad y, al mismo tiempo, disfrutar de delicias gastronómicas y pintorescos escenarios naturales, es una auténtica invitación a una aventura diferente. El 60 % del total de la producción en la Argentina proviene de esta provincia, donde se extiende uno de los principales recorridos (otro trayecto se prolonga cercano a la Ruta 9 en la zona norte y también en la del Delta y humedales).
La partida es en Azul, ciudad de larga trayectoria en elaboración de miel de muy buena calidad. Los productores formaron el Centro de Apicultores y son los encargados de organizar la Fiesta Nacional de la Miel junto con la Expo Miel que se realiza en junio (Tel.: 02281-433983, web:www.facebook.com/centroapicultores.azul).
Entre sus atractivos, la emblemática plaza General San Martín, el Teatro Español de 1897, la Catedral Nuestra Señora del Rosario, de estilo neogótico; y el balneario municipal sobre el arroyo Azul. En las cercanías, Colmenares del Prat, una empresa argentina esencialmente familiar, dedicada a la producción de miel pura de abejas y productos derivados de la colmena (Tel.: 011 4827-1791, web: www.facebook.com/ColmenaresdelPrat). La Ruta 3 lleva hasta Benito Juárez para desviarnos hacia Laprida, donde está la Cooperativa Apícola que, además de visitas, permite participar de la preparación del jarabe mielero (Tel.: 02285-420532, web: www.coopapicolalaprida.blogspot.com).
Retornando, el periplo sigue hacia el sur hasta Tres Arroyos, donde se encuentra la Escuela Agropecuaria que cuenta con apiario y colmena de observación (Tel.: 02983-430185, web: www.eata-cmb.edu.ar); y la chacra experimental Barrow-INTA con visitas guiadas al apiario, apertura de colmenas, manejo de los cuadros y reconocimiento de los ejemplares del colmenar (Tel.: 02983-431083, web: www.facebook.com/ceibarrow).
El Complejo Los Pinitos y el establecimiento “Apicultor por un día” proponen vivir una jornada con las abejas y conocer a los integrantes de la familia: reinas, obreras y zánganos (Tel.: 011-3654-0607, web: www.buenosaires.tur.ar/nota/la-ruta-de-la-miel-bonaerense).
A esa misma altura está Coronel Pringles y su Centro Educativo para la Producción Total, situado en una antigua estación de servicio que cuenta con salas de elaboración de dulces y conservas (Tel.: 02923-15483760, web: www.inet.edu.ar); y el campo La Herencia, con más de 50 colmenas para la producción apícola (Tel.: 0291-15-4066768, web: www.foodbevg.com/La-Herencia).
Finalmente, en Coronel Dorrego se destaca la Estancia La Alborada, donde se reciben visitantes para pasar el día o pernoctar (grupos reducidos), quienes participan de la explicación y el recorrido por los colmenares para conocer el proceso de la miel. Cada colmena puede producir más de 20 o 30 kilos de miel por año; y en las épocas de sequía, el volumen baja porque hay menos floración. Imperdibles, los buñuelos de miel y banana de la finca (Tel.: 02921-433548, web: www.argentinarural-unestilodevida.blogspot.com).
Otros establecimientos de la zona son la Estancia Don Gastón, con sus charlas temáticas sobre apicultura y cocina a base de miel; y las técnicas y venta de productos derivados (Tel.: 02921-410196) y el establecimiento Las Mostazas, con venta de productos regionales (Tel.: 0291-5702165, web: www.facebook.com/lasmostazas.productosdegranja).
Respecto de las características de la miel, los apicultores de estos complejos afirman: “Es como el vino. Son muy buenos los de alta gama, alternando de acuerdo a la variedad de la uva; y en este caso, varía por la calidad de las flores. Desde octubre a febrero salen mieles claras que se cristalizan con el tiempo y se ponen duras; y desde febrero son más oscuras, rojizas y permanecen líquidas”.