Tras el dato de inflación de abril, la mayoría de los analistas revisó al alza a cuánto llegará este año. El piso ya es del 70%, pero algunos creen que llegaría cómodamente al 75%. Esta bomba económica se hace sentir en el consumo en los argentinos.
La inflación alta daña especialmente a los sectores sociales más bajos, especialmente por la disparada en los precios de los alimentos. Más inflación siempre es igual a más pobreza. Siempre. Con la inflación la pobreza se dispara. Es imposible recuperar ingresos con una inflación anual que anualizada puede ser más de 70%. Ya son muchos años de salarios reales en abajo y hace 10 años que no se crea un empleo formal. Se come menos, se vive peor.
Los últimos datos de consultores privados muestran con claridad cómo viene cayendo el consumo de alimentos y bebidas. El último relevamiento de CAME, por ejemplo, reflejó una caída de casi 5% en abril en relación a marzo en autoservicios y mercados de cercanía. “La gente se vuelca por segundas y terceras marcas, como pasa durante las crisis”, explican. También habría una migración de consumo a favor de los mayoristas e hipermercados en la búsqueda de más descuentos. Números similares arrojan los relevamientos de Focus Market, que dirige el economista Damián Di Pace, que estimó una merma de 4,5% en la compra de alimentos el mes pasado.
Sin embargo, en otros segmentos los precios vuelan pero las ventas también. La demanda en materiales para la construcción, bienes durables, indumentaria, ferreterías o farmacias no para de crecer. Los restaurantes trabajan a turno completo y el turismo interno está colapsado. Ya no hay lugar casi en ningún lado para el fin de semana XL del 20 de junio y el nivel de ocupación para las vacaciones de invierno supera ya el 80% en los principales destinos del país.
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Caída del consumo por segunda vez en el 2022
El acumulado del primer cuatrimestre del año reflejó un resultado negativo del 3,1%, pero un crecimiento del 53,6% en facturación, en comparación con el mismo período de 2021.
Según el informe privado, el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) persiste con caída en consumo, en tanto el interior del país, si bien muestra tasas positivas, en marzo y abril de este año evidencia retracción.
«En el acumulado 2022, el consumo aún persiste con tasas positivas en autoservicios. En el caso de las grandes superficies, muestra un pequeño crecimiento del 0,8%. Sin embargo, en abril -en forma desestacionalizada- todas las tiendas perdieron consumo. El ticket promedio de compra crece por la nominalidad de la inflación pero cae en volúmenes», indicó el director de la consultora, Damián Di Pace.
El informe reveló que mientras -en promedio- una familia tipo requiere unos $ 42.500 mensuales para acceder a una canasta básica alimentaria, considerando el programa Precios Cuidados, por fuera de ese plan oficial la misma canasta requiere $45.000, a nivel país. Pero en Capital Federal y el primer cordón del conurbano bonaerense se necesitan entre $ 7.000 y $ 8.000 adicionales.
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Al analizar la situación de consumo por productos, todos retrocedieron en abril: Alimentos y Cuidado Personal son los que registraron la mayor retracción, mientras que Bebidas y Limpieza presentaron variaciones negativas de menor magnitud en el acumulado 2022. El retroceso en Bebidas fue apalancado por las Alcohólicas, que cayeron 3,5% mientras que las que no tienen alcohol avanzaron 0,2%.
En este marco, Di Pace consideró que las paritarias «intentan compensar la pérdida de poder adquisitivo de 9 millones de personas. Pero el resto de los argentinos viven de un ingreso no constante con su trabajo, comercio o pequeño emprendimiento».
Además, indicó que la suba del mínimo no imponible de Impuesto a las Ganancias en el sector trabajador «actualizada a $265.000, contrasta con los $ 64.000 a partir de los cuales debe tributar un emprendedor autónomo».