El Pacto Verde Europeo y sus implicancias para la agricultura argentina: un desafío y una oportunidad en simultáneo

El Pacto Verde Europeo es el proceso de cambio político, económico y ambiental más ambicioso en la historia reciente de la Unión Europea. Como se detalló en nuestra edición anterior, este pacto representa una iniciativa sin precedentes para transformar la UE.

El Pacto Verde Europeo, como analizamos en la edición anterior, constituye el proceso de transformación política, económica y ambiental más ambicioso en la historia reciente de la Unión Europea. Adoptado en 2019 con el objetivo de alcanzar la neutralidad climática hacia 2050, atraviesa transversalmente a todos los sectores productivos europeos.

Esta semana corresponde profundizar en uno de los capítulos más sensibles de esta agenda: el impacto sobre el sector agropecuario. No sólo por el rol clave que cumplen la producción agrícola y los sistemas alimentarios en el cumplimiento de los objetivos climáticos, sino también por la incidencia directa que las nuevas regulaciones tendrán sobre las relaciones comerciales de la UE con terceros países, en particular con Argentina y, dentro de ella, con provincias estratégicas como Córdoba.

La estrategia “De la Granja a la Mesa”

Dentro del Pacto Verde, la estrategia denominada “De la Granja a la Mesa” (Farm to Fork) ocupa un rol central. Presentada por la Comisión Europea en mayo de 2020, establece un ambicioso programa de reconversión integral del sistema alimentario, orientado a garantizar prácticas sostenibles, saludables y socialmente justas.

Entre los principales objetivos fijados para 2030 se destacan: la reducción en un 50% del uso de pesticidas químicos, la disminución en un 50% de las pérdidas de nutrientes (como nitrógeno y fósforo), la reducción en un 20% del uso de fertilizantes, así como la expansión de la superficie agrícola orgánica hasta alcanzar al menos el 25% del total. Asimismo, se plantea reducir a la mitad el uso de antimicrobianos en la producción animal y acuícola, junto con el desarrollo de etiquetados nutricionales y ambientales más estrictos, la disminución del desperdicio alimentario y la promoción de hábitos alimentarios más saludables en el consumidor europeo.

Relevancia directa para Argentina

Si bien estas metas tienen como núcleo el mercado interno europeo, sus efectos trascienden fronteras y afectan de manera directa a los países proveedores de materias primas agropecuarias. Argentina, como uno de los principales exportadores globales de soja, carne vacuna, cereales, oleaginosas, cuero y productos agroindustriales, se encuentra naturalmente en el centro de estas transformaciones regulatorias.

En ese marco, adquiere particular relevancia el Reglamento sobre Cadenas de Suministro Libres de Deforestación (EUDR), aprobado en 2023. Esta normativa exige que, a partir de su plena entrada en vigor, todas las exportaciones agrícolas hacia la UE acrediten fehacientemente que sus producciones no provienen de áreas deforestadas luego del 31 de diciembre de 2020. Productos como la soja, la carne bovina, el café, el cacao, el caucho, el aceite de palma y la madera deberán contar con sistemas de trazabilidad georreferenciada, respaldados por monitoreo satelital y certificación documental, lo cual implica costos adicionales y una exigente ingeniería de cumplimiento normativo.

El desafío para Argentina y la región

Desde la óptica argentina, estas exigencias representan un doble desafío. Por un lado, sectores productivos, en especial en zonas de expansión agrícola como el Gran Chaco, deberán acelerar procesos de adecuación y monitoreo. Pero, al mismo tiempo, la transformación ofrece una oportunidad estratégica: reposicionar a la Argentina como proveedor confiable de alimentos sostenibles para los exigentes mercados europeos.

En este camino, las tecnologías emergentes desempeñarán un rol determinante. Sistemas de trazabilidad basados en blockchain, monitoreo satelital continuo, sensores de IoT en el campo y plataformas digitales de certificación permitirán garantizar estándares de transparencia y confiabilidad exigidos por los consumidores europeos. Esta reconversión no sólo fortalece el acceso al mercado europeo, sino que agrega valor reputacional y amplía oportunidades comerciales.

Nuevas oportunidades de financiamiento climático

Más allá del comercio tradicional, estas transformaciones abren la puerta a mercados complementarios de creciente dinamismo: la financiación climática y los mecanismos de captura de carbono. A través de programas de carbon farming, promovidos activamente por la UE, la implementación de prácticas agrícolas regenerativas, el enriquecimiento del suelo orgánico y la restauración de ecosistemas degradados permitirán capturar y certificar emisiones de carbono, monetizables luego en mercados internacionales de créditos de carbono. Argentina, por su escala territorial, diversidad agroecológica y know-how técnico, está particularmente bien posicionada para desarrollar este tipo de proyectos bajo estándares de certificación internacional.

Las negociaciones del acuerdo Mercosur–UE bajo tensión

En paralelo, el avance de estas agendas ambientales incide directamente sobre las demoras en la ratificación del Acuerdo de Asociación Estratégica entre el Mercosur y la UE. Aunque el texto final fue concluido en 2023 tras más de dos décadas de negociaciones, su aprobación definitiva enfrenta resistencias políticas en algunos Estados miembros europeos, especialmente en Francia, que expresa preocupaciones vinculadas a la competencia agrícola, la sanidad animal y los estándares ambientales sudamericanos.

Mientras asociaciones de productores europeos advierten sobre una eventual competencia desleal derivada de los menores costos productivos del Mercosur, los gobiernos de Brasil, Argentina y Uruguay insisten en la necesidad estratégica de consolidar esta alianza transatlántica en un contexto global de creciente proteccionismo y tensiones geopolíticas. Incluso dentro de la propia UE ya se debate la posibilidad de habilitar al menos el capítulo comercial del acuerdo mediante un mecanismo de votación por mayorías cualificadas (splitting), permitiendo sortear el veto de aquellos países que mantienen objeciones al componente político y ambiental.

Para la Argentina, Europa seguirá representando un mercado de alta calidad y diversificación creciente: no sólo demanda commodities agrícolas, sino también insumos industriales, bienes de mayor elaboración y servicios basados en conocimiento.

Programas de cooperación científica y tecnológica

En este contexto, emergen espacios de cooperación particularmente auspiciosos en el plano científico y tecnológico. Programas como Horizon Europe o los impulsados por la Fundación EU–LAC ofrecen financiamiento directo para proyectos bilaterales de investigación aplicada en biotecnología agrícola, digitalización de procesos productivos, resiliencia climática, biodiversidad y restauración de suelos. Universidades, centros de investigación, firmas tecnológicas y consultoras argentinas pueden acceder activamente a estos programas, posicionándose como interlocutores preferenciales de la cooperación euro-latinoamericana.

El caso Córdoba: una plataforma privilegiada

La provincia de Córdoba reúne condiciones particularmente favorables para capitalizar estas oportunidades. A su tradicional fortaleza como polo agrícola-exportador se suma un ecosistema científico-académico robusto, capacidades de investigación aplicada y un emergente entramado tecnológico. Desde Córdoba podrían impulsarse consorcios público-privados para el desarrollo de sistemas de trazabilidad blockchain, plataformas digitales de certificación, pilotos de agricultura de precisión y proyectos integrales de captura de carbono. Asimismo, las universidades locales ofrecen capacidades académicas para integrarse activamente en las redes europeas de investigación colaborativa, generando valor agregado científico, empleo calificado y diversificación exportadora.

Conclusión

En definitiva, el Pacto Verde Europeo y la estrategia Farm to Fork plantean para la Argentina una encrucijada estratégica. La adaptación a los nuevos estándares ambientales demandará inversiones, capacidades técnicas y sinergias público-privadas sólidas. Pero al mismo tiempo, abre oportunidades históricas para reposicionar al agro argentino como proveedor confiable de alimentos sostenibles, acceder a nuevos flujos de financiamiento climático y consolidar alianzas científico-tecnológicas de alto valor agregado con Europa. Quienes comprendan hoy la dimensión estructural de estos cambios, y actúen en consecuencia, serán los protagonistas de un agro argentino más competitivo, resiliente y global en los próximos años.

Dr. Alexander Freier
Especialista y consultor en energías renovables, financiamiento climático y nuevas tecnologías 
Colaborador semanal en InfoClima.com.ar

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