El queso de cabra: Producción y elaboración de este producto sumamente saludable

La producción de queso de cabra es un proceso que combina tradición, ciencia y arte. Se puede realizar de manera artesanal, a pequeña escala, o de forma industrial, pero en ambos casos se siguen pasos fundamentales para transformar la leche en este delicioso producto.

El queso de cabra es un producto lácteo con una historia milenaria y una gran variedad de sabores, texturas y formas. Se produce a partir de la leche de cabra, que tiene una composición nutricional diferente a la de la leche de vaca, lo que le confiere propiedades únicas.

Comparado con el queso de vaca, el de cabra tiene niveles más bajos de lactosa. Esto lo hace más fácil de digerir para personas con sensibilidad o intolerancia leve a la lactosa. Las grasas de la leche de cabra tienen una estructura molecular diferente (glóbulos más pequeños y mayor proporción de ácidos grasos de cadena corta y media) que las de la leche de vaca, lo que facilita su digestión en el intestino.

Sumado a todo lo anterior, es una fuente concentrada de nutrientes esenciales. Aporta proteínas de alta calidad, minerales como el calcio y el fósforo (fundamentales para la salud ósea), y vitaminas como la A, D, B2 y B12.

Hacer queso de cabra en casa es un proceso muy gratificante y no tan complicado como podría parecer. Hay diferentes métodos y el resultado puede variar, desde un queso fresco y suave hasta un queso curado y más fuerte. Aquí te presento una guía básica para hacer queso de cabra fresco en casa, que es el más sencillo de elaborar.

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Ingredientes:

  • 1 litro de leche de cabra (fresca o envasada, preferiblemente entera)
  • 2 cucharadas de jugo de limón o vinagre (o 1/2 cucharadita de ácido cítrico disuelto en 1/4 de taza de agua)
  • Sal al gusto
  • Opcional: Hierbas frescas, pimienta, etc.

Utensilios:

  • Una olla grande
  • Termómetro para alimentos (opcional, pero muy útil)
  • Un colador
  • Una gasa estéril o paño de algodón limpio

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Proceso de preparación:

  1. Calentar la leche: Vierte la leche en la olla y caliéntala a fuego medio-alto. Si tienes un termómetro, busca que la temperatura alcance entre 82°C y 95°C. Si no tienes, observa la leche hasta que esté a punto de hervir, pero sin que llegue a ebullir por completo.
  2. Coagulación: Retira la olla del fuego y agrega el jugo de limón o el vinagre. Remueve suavemente para que se incorpore bien. Verás cómo la leche comienza a cortarse y a separarse en grumos (la cuajada) y un líquido amarillento y transparente (el suero).
  3. Reposo: Tapa la olla y deja reposar la mezcla a temperatura ambiente durante al menos 45 minutos. Cuanto más tiempo repose, más firme será el queso.
  4. Colado: Coloca la gasa sobre el colador y el colador sobre un bol o recipiente. Vierte con cuidado el contenido de la olla sobre la gasa. La cuajada se quedará en la gasa y el suero caerá en el bol.
  5. Prensado y desuerado: Junta las esquinas de la gasa para formar una bola y aprieta suavemente para ayudar a que se elimine el exceso de suero. Puedes colgar la bolsa de gasa o colocarla en el colador con un peso encima (como un plato o una lata de conservas) y dejarla en la nevera durante 2 a 20 horas. Cuanto más tiempo lo dejes, más firme y seco será el queso.
  6. Sazonar y moldear: Una vez que el queso tenga la consistencia deseada, retíralo de la gasa. En este punto, puedes agregarle sal al gusto y otros ingredientes como hierbas, pimienta, o especias. Amasa suavemente para mezclar los ingredientes. Si deseas darle forma, puedes usar un molde pequeño o simplemente moldearlo con las manos.
  7. Servir y conservar: El queso de cabra fresco está listo para consumir inmediatamente. Si lo quieres conservar, guárdalo en un recipiente hermético en la nevera. Se mantendrá bien durante una o dos semanas.

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Consejos adicionales:

  • Leche: La calidad de la leche es fundamental. Si puedes conseguir leche de cabra fresca, el sabor será aún más rico.
  • Cuajo: Para un resultado más profesional, puedes utilizar cuajo en polvo o líquido en lugar de limón o vinagre. Si usas cuajo, la temperatura de la leche debe ser más baja (alrededor de 40°C).
  • Variedades: Con este método básico, puedes hacer un queso fresco tipo «chèvre». Si quieres curarlo, el proceso es más largo y requiere controlar la humedad y la temperatura, además de añadir salmuera.
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