Los líderes del sector agroindustrial exigen condiciones más favorables para aumentar la producción, mientras enfrentan desafíos estructurales y económicos.
Las empresas de la cadena agroindustrial han manifestado su descontento ante la falta de avances en la prometida baja de retenciones. En un reciente encuentro con la prensa, Javier Goñi, gerente general de Ledesma, destacó que el cambio cultural hacia el déficit cero ha relegado la posibilidad de ajustes fiscales esperados. Así, el sector pide mejoras en financiamiento e infraestructura para optimizar su producción y competitividad.
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Los empresarios del agro enfatizan la necesidad de eficiencia y mejoras en la infraestructura, a pesar de los recortes históricos en este ámbito por parte del Gobierno. Piden mejoras en la hidrovía y en las rutas que faciliten el transporte de su producción, destacando su importancia para el comercio con Brasil y el acceso a mercados internacionales como China.
En un contexto donde el sector energético se vislumbra como una esperanza para Argentina, el agro, que es el tercer productor de alimentos más grande del mundo, busca redefinir su papel. Marcos Sabelli, CEO de Profertil, destacó la urgencia de abordar la seguridad alimentaria ante un aumento poblacional proyectado de 10,000 millones para 2050, lo que requerirá un 50% más de alimentos sin expandir las tierras cultivables.
Los empresarios también coincidieron en que el sector tiene un potencial significativo para incrementar el agregado de valor y, por ende, las divisas ingresadas al país. Según Marcos Bradley, director regional de Syngenta, el agro aporta el 20% del PBI y el 60% de las exportaciones, siendo responsable del 83% de las divisas netas. Esta cifra contrasta con la minería, que solo aporta el 9%. A pesar de las dificultades, el sector agroindustrial presenta una complejidad y diversidad que va más allá de la producción primaria, incluyendo ciencia, tecnología y biocombustibles, lo que demuestra su vital importancia en la economía argentina.