Según la ciencia, la palta se convirtió en un ‘fantasma de la evolución’, una especie que debió haber desaparecido pero que de alguna u otra forma, logró sobrevivir.
La popularidad de la palta hoy en día es indiscutible, conocida como un alimento tan versátil, rico y con propiedades alimenticias destacables, la que la coloca en el ranking como un superalimento. De todas manera, la palta no se remonta a nuestra era, en la época conocida como Pleistoceno que siguió al Neógeno, esta fruta ya era ampliamente gustada por los megaherbívoros. Estos eran animales de tamaños tan grandes que dejarían a nuestro actual herbívoro más grande, el elefante africano, totalmente reducido en su tamaño.
En Latinoamérica, la palta, junto a otros frutos como la papaya o el mango, son parte de la flora que nos caracteriza en gran parte de la región. Especialmente la palta, que en Argentina, es acompañante obligado (muchas veces a pesar de su precio) en numerosas mesas, en la mayoría de las familias de nuestro país.
abe mencionar también el culto que se le rinde a este fruto por su sabor, textura y la cantidad de posibilidades que entrega: en ensalada, molida para el pan, acompañante perfecto del completo o cualquier sánguche italiano.
Hoy en día el aguacate o la palta es una de las frutas más populares no sólo en su natal México sino en todo el mundo. No obstante, este fruto cremoso y rico en grasas naturales no debería existir, pero tiene una increíble historia gracias a la cual podemos degustar el delicioso guacamole. Los expertos no se explican cómo pero la palta se convirtió en un superviviente de la línea evolutiva.
La palta pertenece a la familia del laurel, la misma que cobija a los árboles de laurel y canela. Al igual que estos, los árboles de palta aparecieron en regiones con climas cálidos, específicamente en los climas de América Central durante el periodo conocido como Neógeno, hace aproximadamente 10 millones de años y fueron el alimento principal de grandes mamíferos.
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Un fantasma de la evolución
Cuando los megaherbívoros, quienes se alimentaban con este fruto, comenzaron a extinguirse y esta especie de relación simbiótica entre los animales y la planta se rompió. Lo cierto es que la palta perdió el cobijo y debió haberse extinguido con este evento, pero eso no sucedió. En cambio, la palta se convirtió en un ‘fantasma de la evolución’, una especie que debió haber desaparecido pero que de alguna u otra forma, logró sobrevivir.
El factor decisivo para que el fruto subsistiera fue la longevidad, pues los aguacates logran sobrevivir mucho más tiempo que la mayoría de las especies de árboles. Se tienen registros de árboles de más de 400 años en el centro de México que todavía siguen dando frutos. En ese sentido, el aguacate aguantó sin lograr la fertilización adecuada hasta que el próximo animal encargado de esparcirlo llegara; el homo sapiens.
Los primeros humanos en Mesoamérica no tardaron en apreciar los grandes nutrientes del aguacate. Culturas como la Olmeca y los mayas, vieron el potencial de alimento en este fruto y pronto comenzaron a desarrollar los primeros huertos de aguacates. Tras descubrir que algunas especies eran más ricas en sabor, se dedicaron a hacer una selección artificial de la cual nacieron las especies de aguacates que conocemos hoy en día.
La popularidad de la palta nunca cayó y hoy en día es uno de los frutos más populares a nivel mundial, siendo México uno de los mayores exportadores del mundo, con un millón de toneladas de palta (aguacate) que envía a todo el mundo.
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Con información de: https://es.gizmodo.com/