Las “Frutillas del viento” en la Patagonia. ¿De qué se trata?

En los últimos tres años, ‘Frutillas del viento’ ha producido sorteando un escenario de clima extremo, como fuertes vientos, heladas y repentinos aumentos de temperatura en primavera.

Las frutillas cultivadas en Chubut, conocidas como ‘Frutillas del viento’, deleitan el paladar con su inigualable dulzura. Gracias a la innovación de investigadores del INTA Esquel, estos frutos rojos se producen en microtúneles, utilizando energías renovables como la eólica y solar para bombear el agua necesaria para el riego por goteo. Esta combinación de naturaleza y tecnología garantiza un sabor excepcional y una producción sostenible.

El investigador del INTA Esquel, Eduardo Miserendino, resaltó que el riego por goteo es la solución ideal para utilizar el agua de manera inteligente. Este sistema se ajusta a las variaciones climáticas diarias, garantizando que el cultivo reciba exactamente la cantidad de agua que necesita.

El sistema de cultivo en microtúneles, que combina riego por goteo, cobertura de suelo con mulch negro y plantación en lomo a doble hilera, optimiza el uso de recursos hídricos y nutrientes, favoreciendo el crecimiento y desarrollo de las plantas. La fertilización orgánica y el uso de energías renovables para el bombeo de agua hacen de este sistema una opción altamente eficiente y respetuosa con el medio ambiente, garantizando una producción de alta calidad y rentabilidad.

La colaboración entre el INTA y la Fundación 500RPM ha sido clave para llevar energía renovable a 23 productores de las localidades de Alto Río Percy, Cholila, El Hoyo, Paso del Sapo, Costa del Lepá, Paso de Indios, Tecka y Esquel. Este proyecto, que incluye la instalación de más de 50.000 plantines y capacitación práctica en energía eólica, demuestra el impacto positivo de las energías renovables en zonas rurales.

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Miserendino señaló que, «para fomentar la energía renovable, se han construido molinos eólicos en colaboración con escuelas técnicas. Estos molinos, junto con paneles solares, transforman la energía natural en electricidad para abastecer las instalaciones productivas.»

La pluviometría anual en la región oscila considerablemente, pasando de los 500-600 mm en Esquel a menos de 200 mm a tan solo 100 km de distancia. La temporada productiva, de septiembre a mayo, se caracteriza por su variabilidad climática, con eventos extremos como fuertes vientos, heladas y repentinos aumentos de temperatura en primavera.

“Los microtúneles son una herramienta fundamental para mitigar los efectos de la variabilidad climática en nuestros cultivos. Al permitir un control preciso de la temperatura y proteger las plantas del viento, garantizamos su desarrollo óptimo incluso en las condiciones más adversas”, afirmó el especialista del INTA.

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«El sistema de riego por goteo utiliza cintas con emisores cada 10 cm, liberando 1 L/h. Al activar las válvulas, las cintas se presurizan y los goteros comienzan a dispensar agua de manera uniforme. La programación del riego se concentra en los horarios de mayor radiación solar, coincidiendo con la máxima demanda hídrica de las plantas. Esta estrategia evita el estrés por calor y optimiza la eficiencia del agua.»

El ciclo de producción de la frutilla en la Patagonia comienza con la plantación en los meses más fríos, cuando los microtúneles crean un ambiente ideal para el desarrollo de las plantas. La cosecha se inicia en noviembre y se prolonga durante varios meses. Es importante destacar que las primeras flores son vulnerables a las heladas y a la falta de polinizadores, lo que puede generar deformaciones en las primeras frutas destinadas a la elaboración de dulces.

Con información de INTA: https://www.argentina.gob.ar/

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