La producción de trigo de la campaña 2022-2023 quedará en torno de 20,4 millones de toneladas, lo que significará una caída de 1,9 millón de toneladas, de acuerdo con estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA).
El cultivo de trigo cumple un destacado rol en la economía argentina, en especial, por su potencial de exportación.
En efecto, nuestro país es indispensable en este eslabón de la cadena global de valor, después de todo, estamos en el ranking de los10 mayores productores del cereal; con una producción que aporta el 2,3% del volumen mundial y acapara el 4,3% de las exportaciones.
“Este año, el trigo es una cuestión cantidad, por las hectáreas que se implanten, pero también de calidad. El nivel tecnológico va ser muy diferente al que se venía usando”, comentan los técnicos del área. Por un lado, los arrancadores a utilizar, tanto en trigo como en maíz, serán de calidad inferior. “Se dejarán de lado los productos más completos, para utilizar otros con menos nutrientes. La nutrición del cultivo va a bajar de calidad”, dicen. Por otro lado, “la fertilización nitrogenada que venía en aumento, acomodándose a las necesidades reales de los suelos y los cultivos, retrocederá a valores que no se veían en los últimos años.
En esta campaña, la dosis no alcanzará para cubrir los requerimientos y obtener el potencial del cultivo”. El porqué de esto es claro: “elevados y exagerados costos”, coinciden en señalar en la región los técnicos. Se estima que la dosis media de fertilización con urea podría caer hasta un 20% en la región pudiendo disminuir en hasta 10 qq/ha los rindes potenciales.
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El trigo con rindes menores en la presente campaña
En el marco de la jornada «A Todo Trigo», la entidad señaló que, además de una reducción en la superficie sembrada de 100.000 hectáreas en relación con el ciclo previo, los productores aplicarán menos tecnología a partir de la fuerte suba en el precio de los insumos.
Con un menor uso de fertilizantes y agroquímicos, anticiparon que habrá un recorte en el nivel de rendimiento. A valores actuales, el ingreso de divisas tendrá una reducción de USD716 millones, mientras que en derechos de exportaciones, el Gobierno dejará de recibir el equivalente en pesos a USD85 millones. En paralelo, el Ministerio de Agricultura aprobó la tecnología HB4 en trigo para su uso en la próxima campaña de granos finos y desde el sector privado expresaron su rechazo.
La cadena de valor del cultivo advirtió que esta medida podrá traer complicaciones al momento de exportar. Brasil, principal destino del cereal, aprobó el ingreso de harina elaborada a partir del trigo HB4, pero no para el grano. En Australia y en Nueva Zelanda se dictaron medidas similares.
Los exportadores salieron con fuerza a rechazar esta medida. En este sentido, advirtieron: «Las consecuencias económicas de eventuales pérdidas de mercado recaerán sobre el Ministerio de Agricultura y la empresa desarrolladora». Desde la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC) señalaron a BAE Negocios que analizan emprender acciones judiciales contra esta resolución. «Pondremos cláusulas comerciales en las cuales especificaremos que no compraremos ese trigo«, adelantaron.
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Para la nueva campaña del cereal, la superficie sembrada será de 6,6 millones de hectáreas. Si bien el número es muy similar en cuanto a superficie, el menor uso de tecnología hará que la producción caiga en casi 2 millones de toneladas. Más allá del escenario favorable de precios para el cereal, que recibió un impulso adicional a partir de la invasión rusa a Ucrania, el área del trigo no crecerá. El otro cultivo destacado de fina, la cebada, tendrá un alza respecto del ciclo pasado de 100.000 hectáreas, con un siembra que será de 1,3 millón.
Este recorte productivo tendrá un correlato en las exportaciones del cereal, que en el ciclo 2021-2022 cerrará ventas récord al exterior por 15 millones de toneladas, de acuerdo con la Bolsa porteña. En cebada, las operaciones acumularon 3,7 millones de toneladas. Para la próxima campaña, y de mantenerse los pronósticos, el saldo exportable caerá a 13 millones de toneladas.
Agustín Tejeda, gerente de Estudios Económicos de la BCBA, estimó que para el nuevo ciclo triguero, la inversión requerida para sembrar la misma superficie del año pasado aumentó un 46%. A este escenario, el directivo también agregó la incertidumbre que generó en el sector la aprobación del trigo HB4, con tecnología resistente a la sequía.