A nivel mundial, los hongos son una de las principales causas de pérdidas en cultivos. Los virus, nemátodos y bacterias también causan enfermedades en plantas.
¿Cuándo usar fungicidas? Las enfermedades son una de las principales fuentes de daño en cultivos, causadas por un número diverso de organismos fitopatógenos (organismos que causan enfermedad).
Las enfermedades de las plantas son manejadas adecuadamente, integrando una serie de prácticas de control que incluyen: la rotación de cultivos, selección de cultivares tolerantes o resistentes, época de siembra, sanidad y aplicación de fungicidas.
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Fungicidas en Argentina
En nuestro país los fungicidas más utilizados son:
- Estrobilurinas
- Triazoles
- Carboxamidas
Los encontramos en aplicaciones por separados, o en mezclas de los mismos.
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Triazoles
Actúan Inhibiendo la biosíntesis del ergosterol (IBE). Ejemplos: Propiconazole, Ciproconazole, Difenoconazole, Etc.
Estrobilurinas
Actúan inhibiendo la respiración en un punto determinado (complejo del citocromo bc1), siendo por su sitio de acción clasificados como inhibidores QoI (=Quinone Outside Inhibitors). Ejemplos: Azoxystrobin, Trifloxystrobin, Picoxystrobin, Pyraclostrobin, Etc.
Carboxamidas
Actúan Inhibiendo la succinato dehidrogenasa SDHI (FRAC), la cual inhibe el Complejo II de la respiración (SDHI). Ejemplos: Benzovindiflupyr,Pydiflumetofen, Boscalid, carboxin ,Etc.
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¿Qué ganamos con utilizarlos combinados?
En los últimos años, observamos que la utilización de mezclas de fungicidas de los grupos Triazoles, Estrobilurinas y Carboxamidas; nos dan una acción combinada de diferentes moléculas químicas, permitiendo ejercer mejor control frente a la aparición de varias clases de enfermedades; aportando beneficios de cada uno de ellos, otorgando una mayor eficiencia de control, tanto de forma preventiva, como curativa.
De esta manera, en muchas mezclas utilizamos las Estrobilurinas con el fin de otorgar una excelente acción preventiva y antiesporulante; evitando la entrada de patógenos en las plantas, combinada con Triazoles, donde estos últimos me aportan excelente efecto curativo y erradicante.
Esta mezcla es una de las más utilizadas en Argentina, incluso la mayoría de las empresas ya cuentan con productos a la venta formulados por la combinación de estos dos grupos químicos.
Otro ejemplo que podría nombrarse, es el uso de mezclas con Carboxamidas; éstas permiten implementar estrategias de manejo de resistencia a fungicidas ya nombrados, como por ejemplo el caso de roya anaranjada del trigo, además de otorgarte una prolongada residualidad.
En varios ensayos INTA disponibles, se puede analizar una notable disminución de la severidad de las enfermedades presentes en los estratos inferiores de los cultivos de soja, con aplicaciones de Triazoles + Carboxamidas y de Triazoles + Estrobilurinas.
Entonces esta acción de combinar los fungicidas nos otorga un amplio espectro de control durante un período prolongado de tiempo y una mejor performance de manejo que al utilizarlo de forma individual.
No menos importante, es que al utilizar mezclas se reduce el riesgo de aparición de cepas resistentes.
Resistencia
Cuando los fungicidas, son aplicados para una acción “curativa”, o sea, que controlen patógenos que ya han infectado a la planta, tienden a presentar un mayor riesgo a que los patógenos desarrollen resistencia a este tipo de fungicidas.
Un patógeno resistente es menos sensible a la acción del fungicida, haciendo que éste sea menos efectivo o más aún, inefectivo.
El modo de acción de estos fungicidas curativos, es tan específico, que cualquier pequeño cambio en la genética de los hongos, pueden superar la eficacia de estos; y las poblaciones del patógeno pueden tornarse resistentes en aplicaciones futuras. Por eso, es tan necesario y al mismo tiempo eficiente al momento de realizar aplicaciones fúngicas, utilizar mezclas como hemos nombrado.
Calidad en la aplicación de un fungicida
Los fungicidas son utilizados como un producto formulado que consiste de un ingrediente activo más ingredientes inertes que mejoran la acción del producto.
Los fungicidas típicamente son mezclados con agua, luego son aplicados por aspersión.
Asimismo, el equipo de aplicación va desde mochilas hasta grandes unidades de aspersión acopladas a tractores, máquinas autopropulsadas o aeronaves.
Algunos fungicidas, se aplican en forma de polvo. También, se pueden aplicar en invernaderos en la forma de humo, vapor, nebulizado o en aerosol.
La cobertura de todas las partes de la planta susceptibles a una enfermedad es crítica ya que muy pocos fungicidas pueden movilizarse adecuadamente a través de la planta.
Entonces es de suma importancia contar con equipos en perfecto estado, con una adecuada calibración, y con esto apuntar a lograr la cobertura que necesitamos.
En la jerga agrícola, es normal escuchar que un fungicida tiene que mojar más; esta frase se refiere a que necesitamos una importante cobertura, traducida a elevado número de impactos en el cultivo.
Para ésto, es fundamental la correcta elección de la pastilla a utilizar, la presión de trabajo, la velocidad de avance, y el aditivo utilizado.