En el día de El Día de la Antártida Argentina se celebra cada 22 de febrero, nuevas investigaciones revelan un rápido crecimiento en la vegetación en una de las regiones más frías del planeta.
La Antártida es un lugar inhóspito, donde sólo los mejor preparados son capaces de sobrevivir. Aquellos que tienen superpoderes capaces de hacer frente a la oscuridad, a temperaturas extremadamente bajas –de hasta -60ºC-, a la acción del viento, a la radiación ultravioleta, a la deshidratación o a la salinidad.
La flora que crecen en la Antártida presentan una adaptación al medio tras un largo periodo de tiempo. Las especies antárticas se limitan a algunas plantas con flores- dos especies-, hongos, líquenes, musgos y algas. De todas ellas, los líquenes son el grupo que mejor se ha adaptado al rigor del clima. La vegetación se distribuye desde zonas cercanas al propio Polo hasta las Islas Subantárticas.
El Día de la Antártida Argentina se celebra cada 22 de febrero porque fue a partir de esa fecha pero de 1904 cuando comenzó a flamear la bandera nacional al tomar posesión de la actual Base Orcadas.
En los lugares mas inhóspitos, como son las proximidades del Polo Sur, consiguen emerger en los picos sin hielo llamados «nunatak» . Muchos de estos organismos son tan simples como las algas; otros más complejos como los líquenes, musgos, hongos y hepáticas; pero existen otros muchos muy primitivos como las bacterias.
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Un grupo de científicos de Italia, Reino Unido y Sudáfrica encabezado por Nicoletta Cannone, de la Universidad de Insubria, ha investigado el crecimiento de las plantas autóctonas Deschampsia antarctica y Colobanthus quitensis en la Antártida. El resultado del estudio ha sido un crecimiento acelerado de las dos únicas plantas que dan flores en el continente más austral de la Tierra.
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El estudio, Acceleration of climate warming and plant dynamics in Antarctica, se publicó en la revista científica Current Biology. El equipo de investigadores ha concluido que el calentamiento global se aceleró entre 1950 y 2016 en la Antártida, lo que impactó negativamente en el ecosistema terrestre.
Las dos plantas autóctonas son la Deschampsia antarctica y la Colobanthus quitensis, de la pequeña isla Signy, en las Órcadas del Sur, un territorio cubierto de hielo. Según la investigación, las zonas analizadas para el estudio contaban con una mayor presencia de las dos plantas. Además, los territorios de la isla Signy en los que crecían aumentaron un 154%. El ritmo aumentaba cada año, a medida que subían las temperaturas.
Según afirma Cannone “si extrapolamos lo que observamos en la isla Signy a otros sitios en la Antártida, también puede ocurrir un proceso similar”. Este proceso ya se había observado en zonas del hemisferio del norte pero nunca en el sur del continente antártico. Cannone añade que el aumento de las temperaturas podría provocar que las especies invasoras colonicen la isla y otras plantas nativas aceleren su crecimiento.
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Antártida
La consecuencia de estos procesos acelerados es la desestabilización de la biodiversidad y los ecosistemas locales, tal y como concluye Cannone, “esto significa que el paisaje antártico y la biodiversidad podrían cambiar rápidamente”. El miembro del equipo del British Antarctic Survey y participante en la investigación Peter Convey afirma que “estamos empezando a ver lo que es casi un cambio radical o un punto de inflexión”.
Matthew Davey, de la Asociación Escocesa de Ciencias Marinas en Oban, considera el estudio la primera probación de las respuestas aceleradas al calentamiento global de los ecosistemas de la Antártida. La conclusión final del equipo de científicos es que los hallazgos “apoyan la hipótesis de que el calentamiento futuro desencadenará cambios significativos en estos frágiles ecosistemas antárticos”.