“Julio los prepara y agosto se los lleva”. El mes de los vientos entre la realidad y el mito. Agosto siempre ha sido el mes clave en cuanto a los vientos en gran parte de Argentina y en esta nota te contamos el origen.
Llega el mes de agosto y se comienza a hablar de un mes de los más ventosos, secos y con polvillo en el ambiente. ¿Qué hay de cierto entonces en el mito de que el octavo mes del año es el más ventoso? Al ser replicada ancestralmente en distintos lugares del mundo sus orígenes son algo complicados de rastrear con certeza; ante lo cual, su confirmación o refutación también. ¿Es solo un mito o realmente es así?
Es que las condiciones climáticas propias del mes de agosto suelen ser “adversas” en distintos puntos del planeta por presentar periodos de intenso frío o calor de acuerdo a la ubicación de una zona geográfica en relación al Meridiano de Greenwich. Es decir –y salvando las simplificaciones- se sabe que cuando es invierno en los países ubicados al oeste del meridiano, es verano en los que están a su oeste; y a la inversa.
Lo cierto es que en algunas provincias de Argentina, sobe todo en la región cuyana y zona pampeana, desde chicos te enseñan a temerle a agosto, y todo por ser el mes de los vientos, ya que se creía que se lleva a los más viejos”. Aun así, nunca se ha contado ninguna desgracia familiar o de algún ser querido ocurrida entre julio y setiembre.
Es por eso que las causas meteorológicas son las que principalmente cargan con las responsabilidades del eterno preconcepto que señala al período iniciado después del 31 de julio como determinante en la vida de los abuelos, pero no es tanto así. Es por aquello que ante la falta de certezas científicas sobre el tema y con la intención de encontrar respuestas que permitan confirmar el fenómeno de agosto o mantenerlo como simple mito.
Vale destacar, que en la región de Cuyo, en las provincias de San Juan, Mendoza y La Rioja, las tasas de mortalidad oficiales no sentencian al octavo mes como el que presente mayor cantidad de decesos de personas de cualquier edad. “No debe entenderse como un axioma el hecho de que ´haya que pasar agosto´, pero sí como un fenómeno de la realidad que impacta sobre la salud de la población”, explica el doctor Federico Llosa, médico de familia y responsable del programa Osep Cerca, de la obra social de los empleados públicos.
En concreto, el médico atribuye las mayores afecciones respiratorias y cardíacas en pacientes que son tendientes a sufrirlas en torno a los cambios climáticos característicos de agosto cuando se genera una mayor presencia de viento zonda. “Las guardias de cualquier servicio de emergencia son muy recurridas por problemas respiratorios los días que sopla el zonda”, relata Llosa y describe esas ráfagas como “secas, calientes y portadoras de suciedad”.
El viento Zonda se produce por el ascenso de aire húmedo desde el … de polvo especialmente en agosto, al finalizarla estación seca.
“Luego de un viento zonda severo podemos tener una entrada de aire frío polar”, agrega la meteoróloga Silvia Simonelli para explicar la gran variabilidad meteorológica que según el médico impacta principalmente sobre el sistema inmunológico de los adultos mayores. “Por eso entiendo que en este punto hay algo de cierto en la advertencia que hace el refrán a los abuelos, ya que son los que menores márgenes de contención presentan ante las adversidades climáticas, que en ocasiones los lleva a internaciones, inclusive hasta la muerte. Pero esto no necesariamente ocurre durante agosto”, sostiene.
En el mismo sentido, Simonelli expone que desde el punto de vista meteorológico, en Mendoza “no sólo ‘hay que pasar agosto´. Hay que pasar cualquier situación meteorológica extrema, ya sea viento zonda, olas de frío y ondas de calor, entre otras, que afectan no sólo a los adultos mayores, sino también a los niños. Aunque en realidad afectan a toda la población”.
Por lo tanto, la especialista recomienda no focalizar sólo en las condiciones climáticas típicas del mes de agosto, ya que situaciones meteorológicas extremas pueden ocurrir durante todo el año. En este punto, recuerda una ola de calor extremo que tuvo lugar durante el mes de diciembre de 1994 y produjo numerosas muertes de adultos mayores, particularmente en la Ciudad de Buenos Aires y alrededores.