Senasa pisa el freno: más controles a la maquinaria agrícola usada que llega del exterior

El Senasa realiza inspecciones exhaustivas en cada punto de entrada al país para asegurar que las maquinarias estén libres de restos vegetales, suelo o insectos que puedan afectar la producción nacional.

La importación de maquinaria agrícola usada representa un riesgo fitosanitario, ya que puede ser vehículo de plagas que amenacen la producción agropecuaria argentina. Por eso, el Senasa aplica controles documentales y físicos en pasos terrestres, marítimos, fluviales y en aeropuertos, donde también se registran ingresos de equipos o partes experimentales.

Antes de cualquier transacción, los importadores deben gestionar la Autorización Fitosanitaria de Importación (AFIDI) a través del Sistema de Importación de Productos Vegetales (SIGPV-IMPO). En este trámite se definen los requisitos específicos, como que la maquinaria ingrese limpia, libre de suelo y restos vegetales, y con los tratamientos fitosanitarios correspondientes.

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En los últimos cinco años, los equipos más frecuentes fueron cosechadoras, desmotadoras de algodón, cabezales para maíz y maquinaria forestal. El mayor origen de importación es Estados Unidos, aunque también llegan máquinas desde países de la región como Brasil, Uruguay, Chile y Paraguay, e incluso desde Europa.

Las plagas asociadas a la maquinaria usada incluyen semillas de malezas, insectos en distintos estadíos y restos vegetales contaminados. Según registros oficiales, la Lobesia botrana se dispersó como pupa en cosechadoras de uva, lo que confirma el alto riesgo de introducir enfermedades que comprometan la sanidad agrícola del país.

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