Aunque la producción marcará un máximo histórico, la fuerte caída del valor del cereal limitará el ingreso de divisas y dejará al récord sin su impacto económico pleno.
La campaña triguera 2025/26 será la más grande de la historia en términos productivos, con una cosecha estimada en torno a las 26,8 millones de toneladas. El salto interanual, cercano al 50%, se explica principalmente por rindes excepcionalmente altos, favorecidos por mejores condiciones climáticas, más que por una expansión significativa del área sembrada.
De ese volumen total, se proyecta que unas 17,5 millones de toneladas se destinen a la exportación, lo que representa cerca del 65% de la cosecha. En términos físicos, el desempeño es sobresaliente: las ventas externas crecerían más de 25% respecto del último ciclo récord, consolidando al trigo como uno de los principales complejos exportadores del agro argentino.
Nota que te puede interesar: El Gobierno bajó las retenciones al agro: reducción de 1 a 2 puntos para granos y subproductos
Sin embargo, el ingreso de divisas no acompañará el récord de toneladas. Las exportaciones del ciclo 2025/26 aportarían alrededor de US$3500 millones, una cifra relevante pero muy por debajo de los US$4700 millones registrados en la campaña 2021/22, cuando los precios internacionales se encontraban en niveles excepcionalmente altos tras el conflicto entre Rusia y Ucrania.
La principal causa de esta brecha es el derrumbe de los precios internacionales del trigo, con un valor FOB estimado en torno a los US$200 por tonelada, uno de los más bajos del siglo. La abundante oferta global, los elevados stocks y la fuerte competencia entre exportadores tradicionales permiten colocar más volumen, pero a precios deprimidos, lo que diluye el impacto macroeconómico de una cosecha récord.
