Con objetivo de que las familias puedan producir sin salir de sus hogares, desde el INTA a través de ProHuerta, brindaron recomendaciones para su reproducción, recolección y conservación para la producción de semillas.
La producción artesanal de semillas debe ser una práctica habitual de quienes tienen una huerta en su casa, para su conservación y posterior siembra, como un camino hacia la seguridad y soberanía alimentaria.
La posibilidad de multiplicar las propias semillas de la huerta permite, además, disminuir la dependencia de comprar semillas hortícolas, año a año y para cada temporada, con el consiguiente ahorro y mejora en los ingresos familiares.
La autoproducción consiste en producir semillas de las mejores plantas de las especies que se han comportado adecuadamente en las condiciones locales, para sembrarlas en la próxima temporada. En este sentido, mediante la observación y selección de aquellas plantas de mejor comportamiento, se podrá comenzar a autoproducir semillas durante el invierno para la intención de siembra para la próxima primavera.
Una vez que la planta florece, el polen (masculino) debe estar en contacto con el óvulo (femenino) para que se dé la fecundación. Para que esto ocurra, los insectos cumplen un rol muy importante como agentes polinizadores, entre ellos, las hormigas, abejas, avispas, moscas, mariposas, etc. Los factores ambientales como el agua y el viento, también son considerados como medios que facilitan la polinización.
Con respecto a los factores ambientales, el agua, la luz, la temperatura y la fertilidad del suelo son los que afectan la producción de semillas hortícolas. En general, la etapa más crítica cuando el agua no puede faltar ocurre al inicio de la floración y finaliza con la madurez de los frutos y semillas.
A partir de la madurez o cuando las flores empiezan a secarse, se debe suspender el riego, para estimular en la planta la migración de los nutrientes a la formación de semillas. En relación con la luz, el sol favorece en general al desarrollo del vegetal, a la maduración de los frutos y formación de semillas.
Luego de la cosecha
Una vez cosechadas las semillas, se colocan sobre papel de diario en un sector que haya buena ventilación, a la sombra y protegidas. El período de tiempo de secado varía según las condiciones climáticas de la zona y el contenido de humedad que tengan las semillas, pero en líneas generales, se dejan 10 días como mínimo para posteriormente pasarlas a bolsas de papel, arpillera o de tela.
Finalmente, para almacenarlas, se deberán guardar en frascos herméticos de vidrio o plástico, etiquetados con la especie y la fecha de cosecha, en un ambiente fresco (entre 5 y 25ºC) y seco, en donde no le dé la luz.