Hacer compost permite bajar la cantidad de residuos orgánicos, transformándolos en abono para el suelo de la huerta y el jardín.
El compostaje emerge hoy como una solución integral para la gestión de residuos orgánicos, ofreciendo múltiples beneficios ambientales y prácticos. Al transformar los desechos biodegradables mediante un proceso biológico aeróbico controlado en humedad, temperatura y aireación, se logra un producto estable que reduce significativamente la frecuencia de recolección y minimiza la formación de lixiviados y la proliferación de patógenos en los vertederos. Esta práctica también contribuye a la mitigación del cambio climático al disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Además de sus ventajas ambientales, el compostaje genera un valioso abono orgánico que revitaliza la vida del suelo en jardines, huertas y balcones. Su uso reduce la dependencia de fertilizantes y abonos químicos, promoviendo a su vez una mayor conciencia sobre el reciclaje y el potencial de aprovechamiento de los residuos domésticos.
La construcción de composteras es accesible y adaptable a diversas necesidades. Se pueden emplear materiales reciclados como tablas de pallets, restos de aserradero, listones o incluso baldes de pintura en desuso. Ya sean móviles o fijas, el tamaño de las composteras se ajusta fácilmente a la cantidad de personas en el hogar.
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Para composteras domésticas, las dimensiones recomendadas varían según la cantidad de personas en el hogar:
- Hasta 3 personas: 70 cm de ancho x 80 cm de largo x 50 cm de alto.
- Hasta 5 personas: 70 cm de ancho x 120 cm de largo x 50 cm de alto.
- Hasta 7 personas: 70 cm de ancho x 150 cm de largo x 50 cm de alto.
Como práctica habitual, se sugiere tener un recipiente hermético en la cocina para depositar residuos orgánicos como restos de frutas y verduras (crudos o cocidos), cáscaras de huevo, saquitos de té, yerba mate, café, servilletas y papel de cocina. Se excluyen pañuelos de papel, pañales y toallas higiénicas.
Para optimizar la acción de los microorganismos, se aconseja picar los residuos en trozos de aproximadamente 5 cm antes de compostar.
Se deben evitar residuos lácteos, grasas, huevos y carnes debido a su lenta descomposición y su capacidad para atraer vectores como moscas, mosquitos, roedores y otras plagas. Los especialistas también advierten sobre no incluir comidas elaboradas, ya que aportan demasiada sal al compost, disminuyendo su calidad final y también atrayendo vectores.
En cuanto a los residuos de jardín, se pueden compostar hojas secas y verdes, césped seco y verde, ramitas, arbustos y restos de plantas. Se deben excluir malezas con semillas, excrementos de perros, gatos, cerdos y gallinas.
Al incorporar los residuos orgánicos a la compostera, es crucial clasificarlos por su contenido de nitrógeno (verdes) y carbono (marrones) para mantener un equilibrio adecuado. Los expertos recomiendan mezclar una parte de residuos verdes por cada dos partes de residuos secos.
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Para asegurar la calidad del compost, es importante considerar materiales que ayuden a mantener la humedad y aireación apropiadas. Se sugiere regar la compostera una vez cada quince días en invierno y una vez por semana en verano.
Una forma sencilla de verificar la humedad correcta es tomar un puñado de material y apretarlo; si gotea agua entre los dedos, es la adecuada. El técnico especificó que para evitar el exceso de humedad, es beneficioso contar con lombrices rojas, ya que contribuyen a la aireación de los residuos.
Respecto a la aireación, se aconseja remover el material para estimular la actividad de los microorganismos aeróbicos y facilitar la eliminación del exceso de agua y calor. Es importante que el fondo de cada contenedor tenga un diseño tipo colador para permitir el drenaje de líquidos y el paso de las lombrices.
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