El consumo de ciertos alimentos requiere un cuidado en particular, sobre todo del huevo, que de por si es uno de los productos naturales más sensibles y frágiles, por lo que pueden echarse a perder de un momento al otro.
El huevo es un alimento con numerosas propiedades, tanto en su contenido interno como así también en su cascara, ya que posee alto concentrado de calcio. El huevo está compuesto por varias partes, mencionando desde su estructura externa hacia su lado interno: la cascara, dos membranas (externa e interna). También tenemos que mencionar la cámara de aire, la clara, la chalaza, la membrana vitelina y la yema.
Solo la cascara representa el 12% del huevo en sí, con un peso aproximado de 6 gramos. Está constituida por minerales, los cuales contienen alta dosis de calcio. La coloración de esta puede ser blanca o marrón, aunque no existe diferencia en el contenido dependiendo de la coloración de la cascara, pero si la marrón es mucho más dura y resistente.
Si nos vamos a analizar la parte externa del huevo, está esta recubierta por una fina película llamada cutícula, que se elimina en el momento del lavado del huevo, por lo que los poros de la cascara quedan al descubierto, esto facilita el ingreso de microorganismos, es por este motivo que se recomienda lavarlos sólo un momento antes de su uso.
Después de repasar las características principal del huevo, vamos a pasar al eje central de la nota:
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¿Cómo reconocer cuando un huevo está podrido?
Para saber si el huevo está en mal estado desde su interior, es un procedimiento muy sencillo y practico, y es colocándolo dentro de un recipiente con agua y observar el siguiente comportamiento de este:
Si el huevo se hunde rápidamente y se queda en el fondo: El huevo está bien, es fresco y es óptimo para ser consumido.
Si el huevo se hunde más o menos rápido y se queda en el fondo del recipiente con el agua: El huevo es bueno, pero no tan fresco. Quizás caducado, pero sigue siendo bueno, de todas maneras prestar atención en el momento de observar su contenido.
Si se hunde poco a poco y se queda de pie (en el fondo del recipiente con agua) : Huevo a punto de pudrirse.
Si el huevo no se va al fondo: está malo. Hay otras fuentes que dicen que aún es comestible, pero hay que olfatear su contenido, así que cada cual decida.
Si el huevo flota: Está podrido. Cuando la materia orgánica se pudre crea gases, la capsula interna se llena de aire al reaccionar con las bacterias, por eso el huevo flota.
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Para tener en cuenta:
Si mojamos el huevo en el momento de adquirirlo, esto hace que se deteriores más rápido, por lo que si pansas hacer la prueba del agua, hazlo unos minutos antes de proceder a cocinarlo.
Un método de los más utilizado, en caso de emplear el contenido del huevo líquido, es romper el huevo y colocarlo en un plato, ahí podremos constatar la coloración y el olor de este, para detectar si hay alguna alteración, teniendo en cuanta los siguientes aspectos:
1- Observar la yema, si está perfectamente armada y dura, con los contornos definidos y tiene característica abultada, está bien, el huevo es muy fresco o fresco.
- 2- Si en el momento de colocar el contenido del huevo en el pato detectamos que la yema está con los bordes “difuminados” y tiene color pálido. La clara está entre gelatinosa y acuosa: el huevo no es tan fresco. Tendrás que tener cuidado si decides prepararlo, te recomendamos que lo descartes.
- 3- Si al verter el contenido al plato notas que la yema está rota o se ha roto muy fácilmente y tiene color pálido, además la clara parece agua: El huevo está a punto de hacerse malo o ya lo está.
- 4- Presta suma atención en el caso de que la yema o la cáscara (por dentro) tiene algo negro o yema sólida pegada en el interior de la cáscara: el huevo está podrido.
Con información de: https://www.mundodeportivo.com/