Hay plantas cuyos frutos no deberías comer, porque si lo haces vomitarás hasta que tu cuerpo se deshidrate del todo, y otras te quemarán la piel con solo rozarlas.
La estadística es baja: cerca del 5 por ciento de los casos que se presentan por intoxicaciones en los hospitales públicos corresponden a la ingesta o envenenamiento con plantas comunes de hogar. Generalmente son casos aislados, en los que algún niño, de 6 años como máximo -aunque en algunos casos de mayor edad- llegan a la guardia con síntomas que van desde ronchas y ampollas en la piel, retortijones, inflamación de la lengua y los labios y hasta una posible ceguera temporal en caso de haberse restregado por los ojos los principios activos de algún ejemplar tóxico.
Desde la antigüedad, las plantas han sido utilizadas tanto como fuente de alimentación (gracias a sus frutos y algunas hojas), como remedio para enfermedades. Pero algunas son muy venenosas.
Antes del desarrollo tecnológico, el ser humano ha tenido que diferenciar las utilidades de cada una experimentando consigo mismo y poniendo en riesgo su salud y su propia vida, pues la ingesta de algunas plantas puede ser letal para las personas.
La vegetación es enigmática y misteriosa. Las más peligrosas y mortíferas especies pueden estar escondidas tras una bella y delicada flor, y en cambio, algunas de sus partes, pueden ser milagrosamente, el componente clave para sobrevivir.
Pero, ¿por qué algunas son venenosas?
Con el paso del tiempo, estas han tenido que adaptarse a un sinfín de cambios climáticos, terrenales y ambientales. La toxicidad que algunas han desarrollado, son tan solo la secuela de esta acomodación, como consecuencia de una necesidad imperiosa por defenderse del mundo exterior.
La evolución ha permitido así, que algunos animales, en especial los herbívoros, sean capaces de diferenciar las plantas que son adecuadas para ingerir y depurar su organismo, de las dañinas y mortales. Sin embargo, hay que tener presente que las toxinas de estas hierbas no resultan igual de agresivas para todas las especies.
Existen algunas que tan solo afectan a algunos mamíferos y otras, por el contrario, tanto a animales como a humanos. Además, algunas plantas solo resultan venenosas durante algunos estadios de su vida, por lo que su amenaza no es permanente.