El país alcanzó los niveles más altos de producción energética en dos décadas, logrando un superávit de USD 2.758 millones y avanzando en obras clave de infraestructura.
El 2024 marcó un hito para la industria energética argentina, con niveles de producción de petróleo y gas que no se veían desde 2003. En noviembre, la producción de petróleo superó los 746 mil barriles diarios, mientras que en agosto se alcanzaron más de 153 millones de metros cúbicos de gas por día, según la Secretaría de Energía. Este crecimiento permitió al país lograr un superávit energético de USD 2.758 millones, con exportaciones que crecieron un 26,8% y una caída del 55,1% en importaciones.
Entre las inversiones destacadas, el Gobierno inauguró la reversión del Gasoducto Norte, que conecta el Gasoducto del Norte con el Gasoducto del Centro a través del Gasoducto Tío Pujio-La Carlota, en Córdoba. Esto permitirá abastecer con gas de Vaca Muerta a siete provincias del norte y generará un ahorro de más de USD 1.000 millones en divisas. Además, se puso en marcha la Planta Compresora Salliqueló, obra clave del Gasoducto Néstor Kirchner, que aumentará la presión del gas y ahorrará hasta USD 130 millones por año.
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Las inversiones en energías renovables y transporte de gas también fueron protagonistas. Genneia destinará USD 250 millones a proyectos en Mendoza, mientras que YPF invertirá USD 2.500 millones para duplicar la capacidad de transporte de gas desde Vaca Muerta. Este conjunto de iniciativas refuerza el rol estratégico de la energía en la economía nacional y posiciona al país como un jugador clave en el mercado energético global.
El 2024 cerró con un saldo altamente positivo para el sector, demostrando que las políticas de desarrollo y las inversiones en infraestructura son esenciales para alcanzar la autosuficiencia energética y potenciar las exportaciones. Con estas bases, Argentina enfrenta el 2025 con perspectivas favorables y un liderazgo renovado en el ámbito energético.