La utilización de sistemas de generación de energía eléctrica como aerogeneradores o paneles fotovoltaicos permiten el autoconsumo, prescindiendo en gran medida de la energía eléctrica suministrada por el distribuidor de electricidad.
Es bien conocida la problemática del cambio climático y la necesidad de implementar tecnologías que ayuden a combatirlo. En este sentido, hace ya varios años que Argentina viene experimentando el impulso de nuevas formas de generación de energía, las llamadas energías renovables. Existen diversas fuentes renovables de energía, como la solar, la eólica o la biomasa, y muchas formas de utilizarlas, como en calentadores o bombas de agua. Aquí vamos a referirnos a las que producen energía eléctrica.
La utilización de sistemas de generación de energía eléctrica como aerogeneradores o paneles fotovoltaicos permiten el autoconsumo, prescindiendo en gran medida de la energía eléctrica suministrada por el distribuidor de electricidad. Esto trae como resultado una cierta autonomía, como así también un beneficio ambiental, ya que evita la emisión de dióxido de carbono que traen aparejados los procesos de generación de esta energía mediante quema de combustibles fósiles. En Argentina la mayor parte de energía eléctrica generada es por este medio. De acuerdo a informes de la Secretaría de Energía de la Nación, cerca del 64% durante 2018 y poco más del 60% de la potencia instalada en 2019, según informó CAMMESA.
Desde que el Régimen de Fomento a la Generación Distribuida de Energía Renovable Integrada a la Red Eléctrica Pública (Ley 27.424) entrara en vigencia en noviembre de 2018, existe la posibilidad de inyectar a la red pública energía eléctrica generada mediante alguna de estas fuentes renovables, lo cual genera una compensación económica en la factura de luz, sumado a los beneficios ya vistos. La instalación de este tipo de sistemas, llamados equipos de generación distribuida, se puede llevar a cabo tanto en industrias como en hogares que posean conexión a la red pública de energía eléctrica, excluidos los grandes consumidores o autogeneradores mayoristas del sistema eléctrico.
La potencia máxima de instalación es igual a la que el usuario tiene contratada con el distribuidor, aunque el ente regulador eventualmente puede autorizar una mayor potencia. Entonces el sistema funciona del siguiente modo: el usuario-generador consume energía de su propio generador y cuando esta no es suficiente se le suministra el adicional requerido mediante la red pública. Inversamente cuando el usuario-generador genere energía y no la consuma, esta se inyectará a la red obteniendo una compensación económica a favor del usuario-generador. A estos sistemas de energías renovables conectados a la red se les llama on-grid, a diferencia de aquellos que están aislados del sistema, llamados off-grid.
Los actores de este régimen son consumidor-generador, dueño del equipo de generación distribuida; el instalador calificado, que asesora y lleva a cabo la instalación; el distribuidor de energía eléctrica (ejemplo: La Usina, Cooperativa, EDESUR, etc); el ente regulador, que controla el cumplimiento de la normativa, aplica sanciones, regula tarifas, y es el intermediario entre el usuario-generador y el distribuidor; y por último la autoridad de aplicación, en este caso la Subsecretaría de Energías Renovables y Eficiencia Energética dependiente del Ministerio de Desarrollo Productivo nacional, que establece y verifica el cumplimiento de objetivos de alcance nacional y. entre otras funciones, determina la normativa técnica y estándares de calidad.
En cuanto a la compensación económica, esta corresponde al precio al cual el distribuidor compra la energía eléctrica (precio mayorista). Este siempre será menor al precio que paga el usuario (precio minorista), ya que a este se le suma el valor agregado de distribución (VAD). Ambos precios son publicados en el cuadro tarifario de cada distribuidor.
Además de este beneficio, existe la posibilidad de obtener otros como ser Certificado de Crédito Fiscal (CCF), el cual puede ser utilizado para el pago de impuestos nacionales como el IVA o el impuesto a las ganancias. Los detalles se pueden consultar en la web del ministerio. En un futuro se espera la implementación del Fondo para la Generación Distribuida de Energías Renovables (FODIS) que otorgará préstamos y otros incentivos para la instalación de dichos sistemas.
Apostar por energías renovables siempre es un gran aporte al cuidado del medio ambiente, aumentando la calidad de vida de toda la comunidad y formando parte activa de un futuro más sostenible.
Lo primero que hay que hacer para ser un consumidor-generador es verificar que el distribuidor de su jurisdicción adhiere al régimen. Para tal fin el ministerio pone a disposición un mapa interactivo, en donde seleccionando la jurisdicción correspondiente aparece el listado de los distribuidores que adhieren.
Lo segundo es asesorarse con un instalador calificado, el cual debe estar matriculado en la jurisdicción correspondiente. La web de la Asociación de Entes Reguladores Eléctricos provee un mapa en donde ubicar el ente por jurisdicción.
Si la generación de energía elegida es la fotovoltaica (paneles solares), existe una herramienta muy útil que el ministerio ha desarrollado. Se trata de un calculador que permite visualizar, según su jurisdicción, estimaciones tanto del ahorro mensual en la factura de electricidad, como de la cantidad de dióxido de carbono que se evitaría generar.
Los beneficios en bruto de estos proyectos son claros, pero el beneficio económico neto ha obtener de tales inversiones dependerá en cada caso particular de factores como el monto de inversión, amortización y otros como la importancia de la autonomía energética, además de los técnicos.
Por otro lado, no hay que perder de vista el hecho de que apostar por energías renovables siempre es un gran aporte al cuidado del medio ambiente, aumentando la calidad de vida de toda la comunidad y formando parte activa de un futuro más sostenible.