En Santa Fe y Chaco describen daños inéditos en soja en emergencia y girasol; algunos lotes ya no se sembrarán por falta de rentabilidad.
En el norte de Santa Fe y en el sur chaqueño, los productores atraviesan una de las peores campañas por el avance explosivo de palomas torcazas, cotorras y cardenales, que están provocando pérdidas severas en soja de primera y en girasol. En la zona, circulan imágenes de lotes arrasados y relatos coincidentes: este año, la presión de aves supera todo lo visto en campañas previas.
En Santa Fe, los ataques se concentran en General Obligado, Vera y 9 de Julio. En Chaco, donde comenzó antes la siembra, algunos lotes directamente se perdieron. “Ni con guardias permanentes se logra controlarlas”, describió Juan Capózzolo, productor chaqueño. Otros, como Martín Goujón, decidieron no sembrar: “Era antieconómico. En algunos campos tengo 15 personas haciendo ruido y no se van. Están enloquecidas con la soja”.
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La explicación técnica apunta a un cambio de comportamiento. A diferencia de la cotorra o la tórtola, que atacan en estados reproductivos, la torcaza depreda plantas recién emergidas, lo que compromete el stand de siembra. “En girasol el daño existe, pero es manejable. En soja vuelan unos metros… y vuelven”, detalló Goujón.
El problema ya escala territorialmente. Las aves pueden recorrer hasta 100 km por día, lo que vuelve insuficientes las medidas aisladas. “Esto hay que manejarlo en forma regional, no alcanza con controlar en una sola provincia”, advirtieron productores.
Desde el INTA, trabajos previos señalan que, aunque la percepción en campo suele ser crítica, las pérdidas medidas científicamente suelen ser menores. Pero este año, coinciden los testimonios, la presión de aves se volvió excepcional, al punto de comprometer la continuidad de la siembra en algunos establecimientos.




