No se trata de un fenómeno reciente, desde hace meses a través de relevamientos se ha destacado el retroceso de consumo de carne entre los argentinos, ya sea por distintas circunstancias, sujeto a la inflación, a los altos costos en el mercado y el comercio.
Hoy comer una costeleta, o un bife, es un lujo que pocos se pueden dar, son contadas las familias que se ven ante un plato de milanesa de carne vacuna, ni hablar del tradicional asado de los domingos. Es una realidad y no es de ahora, que la sociedad haya declinado en el momento de optar por la compra de cortes de carne. Tras el mostrador, es otra realidad. En los últimos 12 meses, más allá de las opciones de cortes cuidados que el gobierno a actualizado en distintas ocasiones para facilitar y aliviar el bolsillo del consumidor, parece no alcanzar. El consumo de carne vacuna pasa por uno de los momentos de mayor caída en la historia del país.
A pesar de la disminución en el consumo en los últimos años, Argentina sigue ostentando la primera posición en lo que refiere al consumo mundial de carne por habitante, seguido por Uruguay con 45 kg/habitante/año, y con Estados Unidos en tercera posición con 38 kg/hab/año. Si se tomara a Hong Kong como un territorio autónomo, este pasaría a ostentar la primera posición en el consumo de carnes vacunas, incluso por encima de nuestro país.
En Argentina, el consumo de carne está fuertemente arraigado en la cultura alimenticia nacional, principalmente el consumo de carne vacuna, producción tradicional de nuestro país y uno de nuestros productos insignia en los mercados externos. En los últimos años, sin embargo, el consumo de carne vacuna de la población se ha reducido, pero han empezado a consumirse con mayor intensidad otros tipos de carne, principalmente la carne aviar y porcina.
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Informes que lo dicen todo
La Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA) recalculó los números y los argentinos actualmente estarían consumiendo apenas 46,5 kilos por habitante por año, cuando antes del Censo Nacional el consumo era de 47,4 kilos. Esta nueva cifra es la más baja en la historia y marca un retroceso de alrededor del 30% en 15 años.
Lo cierto es que el factor precio tuvo mucho que ver en la caída en el consumo y los números no mienten: según el último relevamiento de LCG, la carne vacuna fue uno de los productos que más aumentaron en la canasta básica durante mayo, con subas de alrededor del 6,4%. De confirmarse estos valores, la suba interanual del precio del producto en el mercado interno alcanza el 70%.
Es que las entidades que miden este guarismo utilizaban como base una población de 46,2 millones de habitantes, pero en realidad en la Argentina hoy viven 47,3 millones.
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Más allá del acuerdo de precios cerrado por el Gobierno con los frigoríficos exportadores que vuelcan 6.000 toneladas a valores subsidiados, esto representa apenas una minúscula parte del consumo y actualmente un kilo de carne difícilmente baje de los $800 / $1.000 en promedio en las góndolas.
Ni las limitaciones a las exportaciones sirvieron para contener los valores en el mercado interno. Es que en líneas generales hay poca disponibilidad de hacienda en el mercado, en un contexto en el que crecen fuerte los costos de producción. Pero lo cierto es que los precios de la hacienda en pie habrían llegado a un techo mientras que los bolsillos de los consumidores ya no pueden soportar más subas y eso se refleja en la caída del consumo en los hogares.
Se espera que a partir de las próximas semanas se comience a notar una mayor disponibilidad de hacienda, mientras además el mercado internacional mira con temor a la política de Covid cero en China, que podría complicar las exportaciones argentinas del producto a ese país.
Por lo pronto, los precios siguen siendo los grandes salvadores del mercado internacional. En el primer cuatrimestre del año, las exportaciones argentinas de carne vacuna totalizan las 262.000 toneladas peso carcasa, 6% menos que en enero-abril del año pasado. Mientras tanto, los ingresos fueron u$s1.078 millones, 31% más que en igual período del 2021. Según indican en el sector exportador, se espera un reacomodamiento a la baja de los valores internacionales que podría complicar el negocio, pero lo cierto es que eso por el momento no se está efectivizando.
En tanto, otro dato para nada menor es que mientras los argentinos consumen cada vez menos carne vacuna, se vuelcan a sustitutos más económicos como el pollo y el cerdo, pero en ambos casos también vienen mostrando alzas más que considerables. En abril pasado la carne de pollo subió más del 10% y en la comparación interanual el incremento fue de casi el 69%. Así las cosas, comer carne es cada vez más caro y eso se hace sentir en la dieta de los argentinos.