El INTA La Rioja desarrolla mapas de anomalías del índice verde (NDVI) para gestionar estrategias de manejo en regiones áridas, facilitando la detección de cambios cruciales en la salud vegetal.
La producción ganadera en regiones áridas depende crucialmente de la disponibilidad forrajera de pastizales y pasturas para el sustento del ganado. Por ello, el índice verde (NDVI), una medida del crecimiento y estado de la vegetación, se ha convertido en una herramienta invaluable para los productores. El equipo del área de Recursos Naturales del INTA La Rioja ha dedicado más de veinticuatro años al monitoreo de la vegetación mediante datos satelitales.
Alicia Sancho, investigadora de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA La Rioja, explicó que el NDVI permite estimar las anomalías basadas en imágenes del satélite Terra MODIS. Estas anomalías revelan desviaciones significativas en el estado vegetativo actual en comparación con promedios históricos, facilitando la detección de cambios relacionados con sequías u otros factores climáticos.
«La sensibilidad del NDVI para detectar estas alteraciones lo convierte en una herramienta crucial para el monitoreo de la vegetación en condiciones extremas y cambiantes, comunes en regiones áridas», destacó Sancho. Los mapas de anomalías generados por el INTA La Rioja alertan a los productores sobre posibles crisis forrajeras, permitiéndoles implementar estrategias como la regulación de la carga animal o la suplementación.
Además, esta información se comparte con las autoridades provinciales para coordinar planes de emergencia que apoyen a los productores afectados. Sancho subrayó que el monitoreo periódico cada 16 días es fundamental para anticipar y mitigar los efectos de sequías, asegurando así la sostenibilidad de la ganadería bovina y caprina en la región durante los meses críticos de otoño-invierno.