Especialistas del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) destacan que el manejo estratégico del agua es crucial para la rentabilidad de la alfalfa en el Área de Riego del Río Dulce, donde se cultivan unas 20.000 hectáreas.
Lo cierto es que aplicando tecnologías de planificación y control del riego, los productores podrían alcanzar rendimientos promedio de 20 toneladas de materia seca por hectárea. Este aumento aseguraría la sostenibilidad de la producción forrajera y ganadera de la región.
En el Área de Riego del Río Dulce, en Santiago del Estero, la alfalfa es un cultivo fundamental con 20.000 hectáreas sembradas. Aunque el rendimiento promedio es de 15 toneladas de materia seca por hectárea, especialistas del INTA aseguran que un manejo eficiente del riego podría elevarlo a 20 toneladas.
Para lograrlo, es clave suministrar mediante riego entre 650 y 720 milímetros de agua anuales, de los 1.250 que el cultivo requiere. Gabriel Angella, del INTA Santiago del Estero, subraya la importancia de conocer los momentos críticos de necesidad hídrica para maximizar el rendimiento.
Según la especialista en alfalfa Mónica Cornacchione, con un riego optimizado se pueden lograr entre seis y ocho cortes anuales. Ambos expertos coinciden en que la implementación de tecnologías como la nivelación y sistematización de lotes es crucial no solo para la productividad, sino también para la sostenibilidad y competitividad del cultivo en la región, siendo una condición indispensable para el futuro de la producción.
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La eficiencia en el riego: la clave para potenciar el rendimiento de la alfalfa en Santiago del Estero
La alfalfa se consolida como el cultivo forrajero central en el Área de Riego del Río Dulce, Santiago del Estero, abarcando unas 20.000 hectáreas. Si bien el rendimiento actual promedia las 15 toneladas de materia seca por hectárea, expertos del INTA afirman que existe un potencial para alcanzar las 20 toneladas. ¿La clave? Una gestión optimizada del agua.
El cultivo demanda anualmente 1.250 milímetros de agua, de los cuales hasta 720 deben ser aportados por el riego. Gabriel Angella, especialista en gestión hídrica del INTA, destaca que “conocer los requerimientos de agua de los cultivos y los momentos críticos en los que el déficit hídrico tiene mayor impacto es clave para maximizar los rendimientos”.

Junto con la planificación del riego, tecnologías como la nivelación de suelos y la sistematización de lotes son fundamentales. Estas prácticas no solo impulsan la productividad, sino que garantizan la sostenibilidad y competitividad del sector.
Mónica Cornacchione, experta en el cultivo por parte del INTA, señala que un manejo hídrico eficiente permite realizar entre seis y ocho cortes anuales. «Optimizar el riego no es una opción, es una condición indispensable para asegurar el futuro de la producción de alfalfa en la región», concluye.
Con información de: https://www.argentina.gob.ar/