La chicharrita se expandió en el norte del país y preocupa a los productores

El número de casos de la plaga aumentó considerablemente en Santiago del Estero, Chaco y Santa Fe. En estas provincias, de las 76 localidades analizadas, el 23% tienen cultivos de maíz en etapas de crecimiento tempranas a intermedias.

Tras varios meses con pocas novedades a cerca del insecto (chicharrita del maíz) el último informe de la Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus maidis, publicado a fines de febrero, indica un aumento en la presencia de esta plaga, lo cual es esperado durante esta época del año debido a la gran cantidad de cultivos de maíz.

A pesar de que la situación actual es mucho menos preocupante que la del año pasado, y de que la mayoría de los cultivos de maíz en las principales regiones productivas ya han superado la etapa más vulnerable a la enfermedad transmitida por esta plaga, existe inquietud por los maíces que aún se encuentran en desarrollo en la región NEA. Esto se debe a que los cultivos sembrados más tardíamente podrían sufrir daños significativos.

«Ante la situación previsible por el verano y los extensos cultivos de maíz, los expertos urgen a intensificar el monitoreo y considerar estrategias de control químico.

Análisis de la situación del norte argentino

Situación del Complejo de Achaparramiento del Maíz en el NOA: Incremento en la Captura de Adultos, pero Avance Fenológico del Cultivo Ofrece Alivio

En la región del Noroeste Argentino (NOA), área endémica para el complejo de achaparramiento del maíz, el último informe de monitoreo revela una situación que requiere atención, pero también presenta aspectos alentadores. Se ha observado un incremento del 18% en el número de localidades donde las trampas de captura superaron los 50 adultos de la plaga. Este aumento en la población de insectos vectores representa un desafío para los productores de la zona.

Sin embargo, un factor positivo emerge del análisis de los estadios fenológicos del cultivo de maíz. En el 80% de las 51 localidades evaluadas, los maizales se encuentran en etapas avanzadas de desarrollo, abarcando desde estadios vegetativos tardíos hasta reproductivos. Esta progresión fenológica es crucial, ya que implica que la mayoría de los cultivos han superado el período de mayor susceptibilidad al complejo de achaparramiento del maíz.

  • La región del NEA (Noreste Argentino) presenta la mayor preocupación debido a un notable aumento de la presión de plagas, especialmente en Santiago del Estero, Chaco y Santa Fe.
  • De las 76 localidades evaluadas, el 23% tiene cultivos de maíz en etapas de crecimiento tempranas a intermedias, lo que los hace vulnerables.
  • Se recomienda un monitoreo continuo, sobre todo en los cultivos de siembra tardía, para entender la dinámica de la plaga y minimizar su impacto.

Situación en el Litoral:

  • En el Litoral, también se observó un incremento en la cantidad de áreas con presencia del vector, con un aumento del 19% en la categoría de más de 21 adultos, principalmente en Entre Ríos.
  • A pesar de esto, la mayoría de los cultivos de maíz en esta región se encuentran en etapas reproductivas avanzadas (73%), lo que reduce el riesgo.

Puntos clave:

  • Aumento de la población de vectores:
    • El incremento del 18% en la captura de adultos en las trampas indica una mayor presión de la plaga en la región.
    • Este dato subraya la necesidad de mantener un monitoreo constante y aplicar estrategias de manejo integrado de plagas.
  • Avance fenológico del maíz:
    • El hecho de que el 80% de los cultivos se encuentren en estadios avanzados reduce significativamente el riesgo de infecciones severas por el complejo de achaparramiento.
    • Los estadios fenológicos avanzados otorgan una mayor resistencia a las plantas frente a la enfermedad.
  • Recomendaciones:
    • A pesar del avance fenológico, se recomienda a los productores continuar con el monitoreo de sus cultivos, ya que siempre existe el riesgo de infecciones tardías.
    • Es fundamental implementar medidas de control preventivas, como el uso de semillas tratadas y la eliminación de plantas voluntarias que puedan servir como reservorio de la plaga.
    • Mantener el monitoreo de las poblaciones de insectos vectores.

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