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Agroquímicos: en Córdoba prorrogan los vencimientos para aplicadores

Ante las medidas por el Coronavirus, se tomó la decisión por la imposibilidad de desarrollar los cursos presenciales.

Los operarios podrán realizar su trabajo en tanto continúe el plan de prevención.

El Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Provincia, a través de la Secretaría de Agricultura y la Dirección General de Fiscalización y Control decidió prorrogar las habilitaciones de operarios de máquinas aplicadores de agroquímicos, cuyo vencimiento sea desde el 29 de noviembre del 2019.

Esta decisión se debe a que las áreas técnicas no realizarán los cursos de capacitación para los trabajadores del rubro, ante las medidas de prevención del Coronavirus.

Los mismos son obligatorios para obtener la renovación de acuerdo a la Ley Provincial 9.164 de Productos Químicos y Biológicos de Uso Agropecuario.

Esta determinación se mantendrá mientras continúen el receso administrativo provincial y las medidas para prevenir el contagio de COVID-19.

Una vez restablecida la actividad con normalidad, desde el Área de Sanidad Vegetal se dará a conocer la reprogramación del cronograma anual 2020 de los cursos para obtener la habilitación.

A raíz del receso de la administración pública, la Dirección General de Fiscalización y Control puso a disposición un nuevo número de contacto para consultas e inquietudes de personas vinculadas a la actividad: 351-6666718

Además, permanece en funcionamiento el número 0800-8888-2476 (AGRO) para denuncias e inspecciones; y para consultas sobre registración, el correo electrónico fiscalizacionagroquí[email protected].

Hacen postes con plástico reciclado y los utilizan en los viñedos

Mendoza- Los postes logrado con plásticos reciclados, son libres de mantenimiento. Pesan unos 10 kilos. «Al usarlos no se tala un árbol para hacer el parral”.

Mauricio De Amoriza junto a Leonardo Cano y Carlos Arce son los creadores de la empresa Madera Plástica Mendoza, un emprendimiento dedicado al reciclaje de plástico y su transformación en postes y perfiles que, por ahora, se usan en los viñedos y la producción vitivinícola.

“Hace tiempo atrás, con unos amigos identificamos el plástico en el ambiente y la industria madre de vitivinicultura donde vimos que usaban postes, así que buscamos darle la solución por el lado del plástico e hicimos un prototipo con material 100% reciclado”, explicó Mauricio a Cadena 3.

El joven, oriundo de la localidad mendocina de Junín, indicó que para su elaboración usan plástico que tiene amplio rechazo como las bolsas de fideos, de arroz, los sachet de leche. “No usamos agua para hacer estos postes y este plástico que usamos generalmente termina en los vertederos”, aclaró.

“Cada uno de los postes pesa entre 9 y 10 kilos y al usarlos no se está sacando un árbol para hacer el parral”, destacó.

Con este proyecto se recuperan más de 10 kilogramos de residuos plásticos para hacer postes, que provienen de los recuperadores de residuos urbanos.

Cada poste plástico se denomina Vidplast y por cada hectárea de ellos se recupera más de 6 mil kilogramos de residuos plásticos, evitando la tala de más de 300 árboles.

Además, entre sus virtudes se destaca que no requieren mantenimiento, resisten a la humedad, a los cambios climáticos, a temperaturas extremas, no son atacados por insectos, no se rajan ni astillan y pueden ser colocados mecánicamente sin necesidad de pozo. También se pueden clavar, engrampar, cortar, perforar y pintar.

Cabe recordar que, gracias a esta iniciativa, Mauricio ha sido reconocido con el premio al Joven Empresario Mendocino.

¿Cuánta agua te «comes» con una hamburguesa?

El agua virtual ¿Alguna vez pensaste cuántos litros de agua consumes con tu desayuno? Arriésgate a calcular: ¿Un cuarto de litro?, ¿medio?, ¿un litro completo?, ¿dos litros? En este artículo te mostramos cómo, aunque no tengas el hábito de beber agua durante las comidas, detrás de un modesto refrigerio puede esconderse un consumo del líquido vital cercano a los 1000 litros.

Cuando en marzo de 2008 el profesor e investigador británico John Anthony Allan fue notificado de que iba a recibir el Stockholm Water Prize −un premio internacional que pone de relieve hallazgos trascendentes en actividades vinculadas con el agua−, seguramente tomó su mejor copa, la llenó de agua y brindó. Atento a no derramar ni una sola gota.

Además de coronar su larga trayectoria, el reconocimiento le llegaba por haber acuñado en 1993 el término “agua virtual”, un concepto que busca hacer visible el agua implícita en productos y procesos, promoviendo así su ahorro.

La idea es que no solo consumimos agua al tomarla del grifo o cuando nos damos un baño. Lo hacemos también con cada alimento que ingerimos, al comprarnos ropa o zapatos y hasta hojas de papel. Dicho de otro modo, se necesita agua tanto para hacer crecer un tomate como para extraer una tonelada de petróleo, o para producir un paquete de papas fritas. El agua virtual es una suerte de metáfora cualitativa que, de acuerdo con el propio Allan, define el volumen de agua necesario para producir un bien u ofrecer un servicio.

Detrás de una simple taza de café hay 140 litros de agua empleados para el crecimiento, la producción, el envasado y el transporte de los granos. En función de los gustos y de la cultura, la cantidad de agua virtual escondida detrás de un desayuno americano o europeo puede rondar los 1100 litros (algo así como tres bañeras llenas).

¿Cómo llegamos a esta última cifra? A los 140 litros del café es necesario agregar 80 litros más si se incluye una tostada de pan; 240 litros más si se bebe un vaso de leche; sumamos otros 70 litros si se agrega una fruta como la manzana; 120 si se consume un huevo, y 480 si se remata con una lonja de tocino.

En su libro Virtual water: tackling the threat to our planet’s most precious resource (cuya traducción al español sería “Agua virtual: enfrentando la amenaza al recurso más preciado de nuestro planeta”), Allan se refiere al concepto de agua virtual que impulsó en la comunidad científica en estos términos: “Ha sido divertido encontrar una serie de ideas que miles de otros científicos y millones de ingenieros en el sector del agua no tienen”1 demostrándonos que no sólo realizó una contribución valiosa al dar mayor visibilidad en el mundo al problema del consumo desmedido de agua, sino que, además, los desafíos y el buen humor son el combustible que alimenta la creación. Los cálculos que llevan a afirmar, por ejemplo, que una papa esconde 25 litros de agua virtual y que un vaso (250 ml) de cerveza esconde en realidad 75 litros o una hamburguesa (150 g) el inquietante volumen de 2400 litros, son aproximados. Del mismo modo que no es lo mismo producir un tubérculo de 200 gramos que producir uno de 50 gramos, al calcular el agua virtual es necesario también identificar el lugar y el tiempo de producción −los que inciden en las necesidades de agua del cultivo−, así como la tecnología utilizada (ya que si es menos eficiente seguramente consumirá un mayor volumen de agua).

De este modo, dependiendo de las prácticas agrícolas y el tipo de cultivo, se necesitan entre 1000 y 1700 litros de agua para producir un kilogramo de cereales. Esta cantidad incluye el agua que absorben las plantas, el agua que se evapora y el agua que se degrada debido a la producción agrícola.

Una persona vegetariana consume al alimentarse un promedio diario de 2700 litros de agua virtual. Si no es vegetariana y le gusta la carne, esa cifra asciende fácilmente a los 5000 litros.

Producir un kilogramo de carne requiere 5 a 20 veces más agua que la utilizada para obtener un kilogramo de cereales. Esto se debe a que la crianza de estos animales lleva muchos años, y durante este tiempo, el animal consume cereales (trigo, avena, cebada, maíz, arvejas secas, harina de soya y otros cereales) y forraje (como pastos o heno seco). También bebe agua, la que además se necesita para abastecer las instalaciones.

El concepto de agua virtual es asociado al de huella hídrica o water footprint. La huella hídrica de un país es el volumen total de agua utilizada para producir los bienes y servicios consumidos por sus habitantes. Incluye no sólo el agua usada para desarrollar cultivos u otros recursos orgánicos, sino también aquella que se utiliza en el proceso industrial y en el transporte de mercancías.

La huella hídrica mide la demanda de recursos hídricos en función de tres tipos de aguas: las llamadas agua verde, agua azul y agua gris. El agua verde alude al agua de lluvia y se emplea en la producción agropecuaria (actividad que genera la mayor demanda de agua en el planeta), la de insumos y bienes. El agua azul representa al agua dulce consumida de los recursos hídricos del planeta (aguas superficiales y subterráneas) por las personas, o para el riego artificial y el consumo del ganado. Y el agua gris, finalmente, es el volumen de agua contaminada tanto por el uso doméstico como por la industria, incluyendo los desechos de la agricultura.

Pero si la huella hídrica de un país mide la cantidad de agua que gastan sus habitantes, ¿qué sucede con la huella hídrica de los países que exportan productos o servicios? ¿Quién incluye en la “contabilidad hídrica” el agua que un país emplea para producir un bien que luego vende a otro país?

Existe un flujo de agua virtual desde los países o regiones exportadoras hacia aquellos definidos como importadores. Arjen Hoekstra, considerado el padre del concepto huella hídrica, y reconocido por cuantificar esos flujos, destaca que es importante conocer el volumen de agua que sale y el que entra en un país bajo la forma de agua virtual. Con esa información, los países con escasez de agua pueden reducir la presión ejercida por el consumo interno, al importar productos que requieren un uso intensivo del agua y, en cambio, exportar bienes que consumen menos este recurso.

Estados Unidos, Argentina y Brasil exportan miles de millones de litros de agua virtual cada año a través de los cultivos y el comercio, mientras que otros países como Japón, Egipto e Italia importan miles de millones de litros de agua virtual.

Un especialista en economía ecológica, el ingeniero agrónomo Walter Pengue, señala en su libro La apropiación y el saqueo de la naturaleza que las exportaciones argentinas de soja, para la campaña 2004/2005, representaron 20 veces el volumen de agua del que disponen países como Israel.

Por otra parte, cuando China importa 18 millones de toneladas de soja, ingresa “virtualmente” los 20 000 millones de metros cúbicos de agua que hicieron falta para producirla, indica Pengue y advierte: “Las agendas ambientales de Argentina, deberían incluir en sus cuentas nacionales la información referida al comercio
de agua virtual”. A decir verdad, no se trata de un dato menor; es más bien una información vital que todo habitante debiera poder conocer a diario.


Los vegetarianos, a la vanguardia en el cuidado del agua

Los seres humanos consumen, en promedio, de 2 a 3 litros diarios de agua para beber, entre 30 y 400 litros para sus necesidades domésticas y de 1500 a 4000 litros para producir sus alimentos.

¿Qué pasaría si todos los habitantes del Planeta adoptaran una dieta alimenticia equiparable a la de la población europea o norteamericana, basada principalmente en el consumo de carne? Las necesidades globales de agua se elevarían por encima del 75 %.


¿Cuál es tu huella hídrica?

Diferentes organizaciones proponen recorridos virtuales cuyo objeto es demostrar que cada gota de agua cuenta. National Geographic, por ejemplo, invita a los visitantes de su portal a cambiar el curso de los acontecimientos, recorriendo mediante un tour del agua nuestro hogar, dieta, el consumo energético que realizamos y nuestro comportamiento como consumidores. Todo con un fin: devolver al curso de lagos, ríos y acuíferos el caudal retirado debido al mal uso del agua.

Larvas de Aedes y su resistencia a insecticidas

Una investigación de la UNC junto al Conicet, detectó que el mosquito Aedes aegypti sufrió una gran variación genética, lo que lo hace más resistente a los insecticidas.

Este crisol de especies se detectó en toda la ciudad de Córdoba, con más presencia en algunos barrios.

«La característica que tienen estos mosquitos es que vuelan muy poco y, como son domésticos, viven en las casas mientras tengan agua y sangre. Sin embargo, nosotros tenemos que movilizarnos y lo hacemos de diferente manera. De esta forma, trasladamos al mosquito y favorecemos al entrecruzamiento de especies», contó a Cadena 3 Walter Almirón, director del Centro de Investigaciones Entomológicas de Córdoba de la UNC.

Según el especialista, las nuevas especies «ya estaban en Argentina» pero habían logrado erradicarse en la década de los ’60.

«Al bajar los brazos en el control, empezaron a reinsertarse y volvieron a cubrir todo el país. Desde Córdoba están migrando a localidades vecinas y viceversa».

Sin embargo, Amorín dijo que esta variabilidad «no es para generar alarma» si no que es una situación que puede «favorecer la transmisión».

«Hay determinadas situaciones que está recomendado hacer la aplicación de insecticidas pero no es en todos los momentos. A medida que son sometidos a los insecticidas encontramos resistencia y por eso hay que generar nuevos tipos».

Finalmente, recomendó que se «eviten» picaduras con el uso de repelentes y la cobertura del cuerpo con telas.

«Cuando el porcentaje de viviendas con recipientes aptos para la reproducción está debajo del 1%, el riesgo de transmisión es bajo. Si es por encima del 5% es alto. En Córdoba hay sectores que están en un 50%. Hay que trabajar en la prevención y educación», finalizó.

Las raíces históricas del aceite de oliva

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Cuenta el mito que cuando Poseidón y Atenea se disputaron el convertirse en patronos del Ática, el primero clavó su tridente en la roca e hizo manar una fuente de agua salada en la acrópolis de la ciudad, mientras que la segunda hizo crecer un olivo donde hoy se encuentra el Erecteion.

Ante estos regalos, el pueblo ateniense y su rey decidieron nombrar divinidad tutelar de la polis a Atenea y dar a la ciudad el nombre de Atenas. Evidentemente, el olivo era mucho más útil. No solo por la madera y la aceituna, sino especialmente por el aceite, producto básico en la alimentación y en la preparación de numerosas comidas, que también se empleó en la elaboración de ungüentos y perfumes para la higiene corporal –en los baños– y para la iluminación mediante lucernas o lámparas, lo que lo convirtieron en el “oro líquido de la Antigüedad”.

El cultivo del olivo y la comercialización del aceite fueron actividades que facilitaron la prosperidad económica de numerosas ciudades de la Bética y de determinadas familias pertenecientes a las élites municipales.

ABB Photo / Shutterstock

La expansión del olivar

Una vez traído el árbol domesticado por los colonizadores fenicios y griegos, su cultivo se fue generalizando por diferentes zonas de la península Ibérica, aunque debemos señalar que el acebuche, del que también se puede extraer aceite, estaba ya presente en Hispania como arbusto autóctono.

Tras la conquista romana, y en concreto durante la segunda mitad del siglo I a.C., como consecuencia del importante programa de urbanización y colonización desarrollado por César y Augusto que supuso la llegada de numerosos pobladores itálicos, el cultivo del olivar se expandió por los valles del Guadalquivir y Genil, y en torno al cambio de era comenzó la exportación de aceite bético para abastecer a la población de Roma, a las legiones y a los habitantes de otras provincias del Imperio.

Durante la primera centuria, la producción aceitera del sur peninsular se desarrolló con fuerza y en el siglo II Adriano incluyó el aceite de oliva en los repartos de alimentos a la plebe de Roma, lo que debió favorecer aún más la extensión de tierras dedicadas al cultivo del olivar.

Este emperador, para satisfacer la demanda de aceite por parte de la administración, tuvo que mandar aprobar una ley olearia que obligaba a todo propietario o arrendatario de olivos a vender un tercio de su producción aceitera al Estado. Posteriormente, la producción y exportación de aceite bético se mantuvo a niveles muy altos hasta el siglo III y continuó desarrollándose durante todo el Bajo Imperio.

Reconstrucción de prensa de viga romana en Volubilis (Marruecos). Fotografía del autor., Author provided

Un cultivo con poco gasto

Lucio Junio Moderato Columela, agrónomo gaditano, en su obra De los trabajos del campo, nos dice que entre todas las plantas el olivo es la que necesita menos gasto, que se sostiene con un cultivo ligero y que cuando se descuida no decae y tras volver a darle cultivo vuelve a producir.

Igualmente, señala que las labores del olivo eran pocas, lo que convertía a la producción de aceituna en un cultivo ideal para rentistas que residían en las ciudades gran parte del año, dedicados a participar en la vida política local.

Los agrónomos romanos recomendaban arar el terreno dos veces al año, cavar los pies de los olivos en otoño, podar los árboles anualmente y abonarlos con estiércol o con pequeñas dosis de alpechín.

Igualmente, aconsejaban realizar la recolección de la aceituna a mano para no dañar los brotes tiernos del olivo, así como molturarla, siempre que fuese posible, el mismo día de su recogida.

En la Bética se usaron varios tipos de molinos de aceite entre los que debemos destacar el trapetum, que permitía molturar las aceitunas sin romper sus huesos, y la mola olearia, bastante similar a los molinos aceiteros tradicionales, aunque la muela era troncocónica.

Posteriormente, la pasta de aceituna se introducía, distribuida en capachos, en una prensa de viga (prelum). De estas almazaras romanas (torcularia) se suelen conservar los pies de prensa, que contaban con unas acanaladuras para conducir el aceite a los depósitos (trujales), y los contrapesos que colgaban de la viga para ejercer mayor presión durante el proceso de extracción del aceite.

Torcularium de la figlina Scimniana (Las Delicias, Écija), excavado por miembros del proyecto OLEASTRO (LabEx Archimede y Universidad de Montpelier). Fotografía de E. García Vargas., Author provided

Zonas de producción en el sur peninsular

Las tierras ribereñas del Guadalquivir y del Genil, comprendidas entre Córdoba (Colonia Patricia), Écija (Astigi) y Sevilla (Hispalis), estuvieron dedicadas en época romana a la producción intensiva de aceite que fue destinado, fundamentalmente, a la exportación, ya que en este sector de la Bética encontramos numerosos restos de almazaras romanas y de alfarerías (figlinae) en las que se fabricaban las ánforas globulares hispánicas (Dressel 20) utilizadas para transportar el oleum por vía marítimo-fluvial.

En otras zonas andaluzas como la Campiña de Jaén, la Subbética cordobesa, la Vega de Granada o las comarcas de Antequera y Málaga debió de darse una importante producción aceitera en época romana, como lo prueba la aparición de pies de prensas y contrapesos de molinos aceiteros romanos o de restos de villas dedicadas al cultivo del olivo.

El Guadalquivir (zona de Almodóvar del Río, Córdoba), principal eje comercial de la provincia Bética gracias a su navegabilidad. Fotografía del autor., Author provided

Transporte y distribución: el viaje por el río

Buena parte de la producción aceitera generada en los valles del Guadalquivir y del Genil era llevada en odres hasta las alfarerías situadas en las orillas de ambos ríos y a continuación se envasaba en ánforas globulares hispánicas que al llenarse pesaban unos 100-110 kg y podían contener unos setenta kilos de aceite.

Posteriormente, el aceite era subido a barcas fluviales de pequeño o mediano tamaño (lintres, scaphae) y transportado río abajo con dirección a Hispalis, donde las ánforas serían cargadas en grandes naves mercantes que debían llevarlas a Roma, a los campamentos legionarios del Limes Germanicus o de Britannia y a los principales puertos del Imperio.

Reconstrucción de barca de navegación fluvial romana. Musee Galo-Romain Saint-Romain-en-Gal (Vienne, Francia). Fotografía del autor., Author provided

La prosperidad de la Bética

El cultivo del olivo y la comercialización del aceite fueron actividades que facilitaron la prosperidad económica de numerosas ciudades de la Bética y de determinadas familias pertenecientes a las élites municipales, que pudieron enriquecerse gracias a la producción y venta de este “oro líquido”, lo que les permitió promocionar socialmente y realizar donaciones de diverso tipo a sus comunidades cívicas, como costosas estatuas de divinidades –frecuentemente realizadas en plata–, edificios públicos o banquetes y espectáculos que fueron ofrecidos gratuitamente al pueblo.

Alimentos para vacas que reduce las emisiones de metano

La adición de 3-nitrooxipropanol a la alimentación de las vacas lecheras redujo sus emisiones de metano entérico en aproximadamente un 25% en un estudio publicado recientemente

Uno en una serie de estudios de Penn State sobre la sustancia en investigación en los Estados Unidos, que podría ser un primer paso para que sea aprobado para su uso en este país.

A menudo denominado 3-NOP, el compuesto inhibe una enzima que es crucial para la etapa final de la síntesis de metano en el rumen de una vaca. Cuando el 3-NOP se alimenta al ganado, su producción de metano se inhibe, explicó el investigador Alex Hristov, distinguido profesor de nutrición láctea, Facultad de Ciencias Agrícolas.

Además de explorar el efecto de 3-NOP sobre las emisiones de metano entérico, el estudio de 15 semanas realizado en el Centro de Enseñanza e Investigación de Lácteos de Penn State examinó la influencia de 3-NOP en la fermentación ruminal, el rendimiento de la lactancia, las propiedades sensoriales de la leche y la reanudación de los ciclos ováricos. en 56 vacas lecheras lactantes. Los resultados, que se publicaron en el Journal of Dairy Science , confirmaron los de otros ensayos de 3-NOP realizados en Penn State y en todo el mundo, según Hristov.

En comparación con el grupo de control , las vacas que ingieren 3-NOP disminuyeron sus emisiones diarias de metano en un 26%, el rendimiento de metano en un 21% y la intensidad de emisión de metano en un 25%. Significativamente, la sustancia en investigación no afectó el desempeño lactacional de las vacas y de hecho aumentó su eficiencia alimenticia por unidad de producción de leche. Las propiedades sensoriales de la leche de vacas alimentadas con 3-NOP y el queso elaborado con esa leche no se vieron afectadas por el tratamiento.

El metano, un subproducto natural de la digestión en rumiantes, es liberado por las vacas a la atmósfera principalmente a través del eructo. Por lo tanto, los resultados de los ensayos de 3-NOP son vistos por muchos científicos como críticos, si se reduce la huella de carbono de la producción de ganado lechero y vacuno para ayudar a frenar el cambio climático, anotó Hristov.

«El 3-NOP es la única sustancia que ha funcionado significativamente en la reducción de metano entérico en el ganado y que no ha tenido efectos inaceptables en la producción o calidad de la leche», dijo. «Hemos intentado muchas cosas en los últimos años, incluidos los aceites esenciales, el orégano y las algas marinas, y han sido ineficaces a largo plazo o deben investigarse más a fondo».

Más estudios para complementar

La investigación de Penn State, incluidos otros estudios completados o actualmente en curso, es un paso crítico en el proceso de aprobación para el uso de 3-NOP en los Estados Unidos y en todo el mundo, argumenta Hristov. «Tenemos credibilidad debido a nuestras excelentes instalaciones y nuestra reputación de generar datos precisos y confiables», dijo.

El gigante holandés de salud y nutrición DSM, que tiene una patente sobre 3-NOP, ya ha solicitado autorización a los reguladores europeos para vender el compuesto como un aditivo para piensos para ganado. La compañía espera lanzar el producto en la Unión Europea a principios de 2021, seguido de registros en otras regiones como Brasil, Australia, Nueva Zelanda y Canadá.

La contribución del metano al cambio climático del eructo de las vacas, a menudo incorrectamente caracterizada como flatulencia de las vacas, ha sido objeto de considerable burla en los Estados Unidos, admitió Hristov, quien es reconocido como un líder internacional en la evaluación de las emisiones de gases de efecto invernadero de la agricultura animal. Se toma en serio en otros países, explicó, porque la vaca lechera promedio eructa aproximadamente 350 libras de los potentes gases de efecto invernadero cada año.

El metano y los gases invernadero

«Pero el metano de la agricultura animal es solo el 5% del total de gases de efecto invernadero producidos en los Estados Unidos; mucho, mucho más proviene de los sectores de energía y transporte», dijo Hristov. «Entonces, creo que es una línea muy fina con la política que rodea este tema.

¿Queremos ver esto?

Definitivamente creo que deberíamos, y si hay una manera de reducir las emisiones sin afectar la rentabilidad en la granja, nosotros debería perseguirlo «.

Se espera que el 3-NOP sea económico, por lo que los agricultores podrían permitirse el lujo de usarlo, señaló Hristov. «Podría ser un cambio de juego, pero la pregunta es si el público lo aceptará», dijo. «Es una molécula sintética muy pequeña que se metaboliza muy rápidamente y se desmorona en compuestos que están naturalmente presentes en el rumen de la vaca. Los estudios de conocimiento del consumidor en los Estados Unidos, Nueva Zelanda y los Países Bajos muestran un apoyo considerable para implementar 3-NOP». «


¿Qué tan efectiva es la fumigación contra el mosquito del dengue?

Por qué fumigar no es tan efectivo contra el “Aedes” El rociado lograría eliminar sólo un 10% de los mosquitos adultos y no afecta a las larvas ni a los huevos. El control biológico impide que las larvas se desarrollen.

Juan José García, Doctor en Ciencias Naturales e investigador principal del Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CONICET-UNLP), explicó cómo hay que combatir el mosquito que contagia el dengue. En La Plata ya hay 16 casos confirmados.

¿Qué tan efectivos son los planes de fumigación contra el mosquito que transmite el dengue?

“Hace cuarenta años que lo que busco son enemigos naturales de insectos vectores, mosquitos, que permitan reducir el uso de insecticidas porque a lo largo de los años el uso de insecticidas solamente nos ha llevado a tener muchas especies resistentes a esos insecticidas”, comenzó explicando el científico.

Y agregó: “esta es la tendencia mundial porque después de 70 años de uso masivo de insecticidas se han dado cuenta que lo único que logramos es hacer cada vez más especies resistentes que después son imposibles de combatir, que a su vez los problemas siguen, que contaminamos el agua, reducimos la biodiversidad y además nos contaminamos nosotros”.

Siguiendo esta línea, García contó que “de cada 100 huevos que coloca un mosquito, 98 mueren con ninguna participación del hombre, simplemente a través de enfermedades con depredadores o problemas normales del desarrollo.

Es decir que nos quedan dos nada más para eliminar y esos dos son los que nos traen problemas por la acción vectora, la transmisión de enfermedades al humano y a los animales domésticos”. En este sentido afirmó que “con Aedes Aegypti es mucho más práctico dar vuelta el jarrón, sacar el agua, es mucho más económico que aplicar el producto que a los 30 días lo tenes que volver a aplicar. Por eso se recomienda el descacharreo.

Hay tanto aedes aegypti porque nosotros le generamos las oportunidades. En cada casa hay veinte potenciales depósitos de huevos. Si elimináramos todas ellos bajarían la población”.

¿Cómo aplicar herbicidas sólo a las malezas sin afectar al resto de la vegetación?

Una alternativa que está experimentando Rubén Berardo (60), un empresario entrerriano que siembra 48.000 hectáreas de terceros en el sur de la provincia con una exigencia: cuidar el ambiente.

Una pulverizadora que reconoce las malezas por su forma y aplica herbicidas solo a ellas, sin mojar al resto de la vegetación ¿Ciencia ficción? .

La máquina es de origen francés y se distingue de los equipos de aplicación selectiva de herbicidas que detectan diferencias de color entre la maleza y el rastrojo mediante el Índice Verde. Permite identificar 500 especies y prescribir el control de las presentes en cada lote, como cardo, nabo, etc., lo que asegura un ahorro considerable en la dosis por aplicar.

Berardo es la cara visible de una empresa familiar que lleva adelante actividades agrícolas, ganaderas y comerciales. Así, realiza acuerdos con 220 propietarios de tierras en el sur entrerriano, a los que les asegura trabajar con buenas prácticas agrícolas, con herramientas que permitan garantizar la calidad de los trabajos y con paquetes tecnológicos probados. Cultiva principalmente maíz, trigo y soja, a los que se agregó cebada durante los últimos años.

También desarrolla esquemas de siembras compartidas en las que se asocia con dueños de campos, proveedores de insumos y de servicios, corredores de cereales y empresas consumidoras de granos para compartir el riesgo empresario, disminuir rivalidades y aumentar la escala de producción.

En Urdinarrain, a 40 kilómetros de Gualeguay, tiene la oficina central y una planta de silos en la que acopia la producción propia y de terceros, a los que también les ofrece asesoramiento comercial.

En esa ciudad, y mediante sucursales en Gualeguaychú y Nogoyá, también vende insumos agrícolas, incluyendo semilla fiscalizada de trigo y soja e híbridos de maíz Illinois. Además, está produciendo semilla forrajera. Se agrega una estación de servicio para abastecer requerimientos propios y también de clientes.

Agricultura amigable

Berardo, que es miembro del CREA Larroque-Gualeguay, observa que la agricultura argentina pasó por distintas etapas y está en constante evolución. «Durante muchos años se usó el arado de rejas para implantar cultivos; luego se pasó al arado de cinceles y a la labranza vertical para perturbar menos el suelo. Finalmente se impuso la siembra directa», rememora el productor agropecuario.

«Hacia el futuro hay que dar otra vuelta de tuerca para instrumentar un sistema productivo con menos usos de fitosanitarios y más sostenibilidad, aceptado por la sociedad, que pide respuesta a sus reclamos», señala el ingeniero agrónomo entrerriano.

El cambio que propone Berardo se sustenta, además, en las complicaciones que se observan con las malezas resistentes a glifosato y a otros herbicidas.

«Hay que ir a otros métodos de cultivo, a una agricultura distinta, en un proceso que no será fácil y que puede tener más costos y menos rindes que el actual, al menos en la etapa inicial», reflexiona el titular de la empresa.

Herramientas

El sistema agrícola sostenible desarrollado por Berardo incluye varias herramientas. La primera, en campos con pendiente, es la construcción de terrazas para atenuar la erosión hídrica. «Financiamos al dueño del campo para la instrumentación de esta técnica, que luego le trae beneficios impositivos», explica Berardo.

Otra herramienta empleada son los cultivos de cobertura entre cosechas, que desarrolla en 8000 hectáreas. «Trabajamos principalmente con vicia, que nos da los mejores resultados, y también intentamos con las legumbres (lenteja, arveja, garbanzo) como cultivos de invierno; además, tiene un lugar la cebada», describe el empresario.

En las pulverizadoras -tiene ocho- se realiza un permanente control de pastillas y picos, y se cumplen estrictos protocolos de seguridad en los operarios, referidos a la indumentaria (delantal, antiparras, guantes, etcétera).

Una vez por año todas las personas vinculadas a la pulverización (maquinistas, mecánicos, galponeros) van al Centro de Toxicología de Rosario para hacer análisis de residuos de agroquímicos en la sangre y otros controles preventivos. Hasta ahora no se han detectado valores anormales.

«La opinión de los empleados que defienden nuestros métodos de producción tiene más peso que lo que diga el empresario; es una propaganda de adentro hacia afuera», enfatiza el productor, para quien «la tranquilidad que pueden trasmitir los trabajadores en la comunidad, contando lo que viven en la empresa, da respaldo a lo que está haciendo aquella».

Berardo también aprovecha las herramientas tecnológicas para hacer pulverizaciones eficientes. Con equipos Acronex montados en las pulverizadoras toma los datos meteorológicos de cada lote (temperatura, humedad, velocidad del viento, etc.) y los compara con las pastillas, la presión y la velocidad de avance empleada, para verificar si se está trabajando bien o no.

Controles

«Si el control muestra inconvenientes, aparece una alerta en la pantalla de la pulverizadora, en el teléfono del recorredor y en la oficina central. En ese momento se verifica la naturaleza del problema, se sugieren correcciones y se indica si se puede seguir o no», precisa el directivo. Berardo también recurre al sistema de detección de malezas.

El manejo de agroquímicos es otra cuestión vigilada por Berardo. Construyó un galpón para estos productos respetando las reglas establecidas por Casafe.

Por ejemplo, el piso tiene menor nivel que el exterior para evitar la diseminación de productos, si hay roturas en algún tambor. También tiene un sistema especial de aireación, iluminación con cables antiexplosivos y personal capacitado por haber aprobado un curso dictado por Casafe.

Para los bidones vacíos -con triple lavado- se dispuso un lugar de depósito hasta que los retira personal de ACA.

Con foco en la sociedad

Todas las herramientas utilizadas por Berardo para producir en armonía con el ambiente, de manera sostenible, más la rotación de cultivos y la correcta fertilización, cambian mucho el sistema de producción agrícola y dan como resultado una reducción importante en la aplicación de fitosanitarios y de sus residuos en el suelo.

La sociedad de Urdinarrain también aprueba los métodos de producción de Berardo Agropecuaria. En esta localidad, además, 35 ingenieros agrónomos formaron un grupo «para hacer las cosas como corresponde en materia de fitosanidad, controlarse a sí mismos y no ser criticados por la sociedad». Asimismo, la municipalidad designó un profesional que controla todos los procesos de aplicación de agroquímicos en el distrito.

Las máquinas pulverizadoras tienen un regente (ingeniero agrónomo con matrícula profesional y capacitado mediante un curso), lo mismo que las agronomías que venden fitosanitarios. Los tratamientos se realizan a partir de la receta electrónica preparada por el regente. Los operarios de las pulverizadoras tienen carné de aplicadores.

«En Entre Ríos se había establecido una distancia mínima de 1000 metros entre las poblaciones y las pulverizaciones de fitosanitarios. Pero demostrando que los riesgos disminuyen si se trabaja bien, recientemente la distancia se redujo a 100 metros», apunta el productor.

Las claves de la empresa

Escala

Berardo Agropecuaria SRL siembra 48.000 hectáreas agrícolas. Los rindes promedio alcanzados en los complicados suelos entrerrianos son 36qq/ha en trigo, 25 en soja de primera, 18 en soja de segunda y 60 en el caso del maíz.

Ganadería

También desarrolla un planteo ganadero de 2000 hectáreas alquiladas, con vacas de cría, recría y engorde, que además aprovechan el pasto que producen los cultivos de cobertura de mayo hasta septiembre, cuando se queman para sembrar granos gruesos.

Empleo

Trabajan 80 personas, de las cuales 25 en la administración, 4 en la planta de silos, 5 en ganadería, 3 en el sector comercial, 18 son ingenieros agrónomos que trabajan en el campo y en las oficinas, 17 en pulverización y siembra de coberturas, entre otras.

Arrendamientos

La empresa ofrece a los propietarios el cuidado del campo con acuerdos a mediano plazo, que incluyen la rotación de cultivos y mantenimiento periódico de tranqueras, molinos, etc, entre otras decisiones de manejo.

Tecnología

En cosecha puede haber 120 camiones trabajando en los 220 campos donde Berardo desarrolla planteos agrícolas. Para facilitar la logística de carga y descarga, utiliza una aplicación que permite saber dónde está cada camión en cada momento y planificar.

Luz ultravioleta guía a las abejas para alimentarse mejor

Al instalar luz led ultravioleta en los cultivos de flores, estos insectos llegan con más facilidad y rapidez a extraer el néctar con el que se alimentan.

La luz les genera interés visual a las abejas y les ayuda a mejorar la navegación cuando salen del panal; en otras, palabras las guía y las orienta más rápidamente para encontrar las flores de las que obtienen su alimento.

Así lo determina un experimento realizado por el estudiante Robert Mateo Ocampo García, de Ingeniería Electrónica de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Manizales. 

El investigador indica que al encender estos dispositivos, instalados previamente en un cultivo de flores, se observó que aumentaba la densidad de abejas que llegaban al jardín, comparada con las que llegan al cultivo si se les aplican, por ejemplo, leds de luz blanca, o se deja sin ninguna iluminación. 

En este sentido, el profesor Jorge Hernán Estrada Estrada, de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura, explica que cuando las abejas llegan a los cultivos se demoran entre 20 y 30 segundos en alimentarse del néctar. 

“A partir del néctar la abeja produce la miel y la cera que ayudan a construir su panal. Estos insectos también son responsables de la polinización, con lo que hacen posible la producción de semillas y frutos en la naturaleza”, detalla el docente. 

Agrega que con este experimento se busca que abejas exploradoras encuentren más fácil y rápidamente su fuente de alimento, y por ende reducir la tasa de riesgo de desaparición por agotamiento, cuando deben buscar fuentes de alimento alejadas de su hábitat natural. 

En Estados Unidos, por ejemplo, el 60 % de las abejas ha desaparecido, mientras que en Europa la cifra llega al 50 %. La crisis ha llegado a tal punto, que Inglaterra está importando colmenas de abejas sanas. 

Pruebas en campo 

El estudiante de Ocampo utilizó un cultivo de flores ubicado en la vereda La Cabaña, en Manizales, donde escogió tres masetas o materas para realizar la exploración. A una de ellas se le acoplaron luces led blancas en forma de círculo alrededor de la flor, otra se adaptó con led ultravioleta y la última se dejó intacta. 

Durante tres días el observó el comportamiento de las abejas cuando llegaban a las flores. Por una hora diaria, cada día, realizó un registro fotográfico cada 15 minutos, a 1,5 m de distancia de las macetas, para analizar la preferencia de los insectos ante los estímulos. 

Como resultado, encontró que los animales se acercaban más a la matera que tenía luz ultravioleta; cerca de un 45 % de las abejas que se observaban en los diferentes registros tomados: “las que iban a la maceta sin led, al cabo de unos segundos se movían a la maceta con luz ultravioleta”. 

También se encontró que a la luz blanca se acercaba un 35 % de las abejas, y sin luz fue de 20 %. 

“Estos cálculos se hicieron en un programa de computador que ayudó a determinar la densidad de presencia de estos insectos en cada una de las materas”, expresa el estudiante. 

El profesor Estrada concluyó que el experimento en el que la luz ultravioleta mejora la navegación de las abejas al hacer una reflexión de la luz sería un insumo importante para crear colonias, por ejemplo, e incluso para hacer un cercado especial para tener un área adecuada en donde las abejas consigan con mayor facilidad su alimento y así propiciar su reproducción e incrementar la producción de miel.

La conquista de las plantas sobre la tierra

La investigación en la Universidad de Leeds ha identificado un gen clave que ayudó a la transición de las plantas del agua a la tierra hace unos 500 millones de años.

El gen ANR debe tolerar la “deshidratación extrema” en el musgo Physcomitrella patens , una planta terrestre que se utiliza como modelo experimental.

Investigadores del Centro de Ciencias Vegetales de la Universidad encontraron que el gen ANR, presente en las plantas terrestres más antiguas, se heredó de las algas ancestrales de agua dulce .

El gen ANR se ha perdido desde entonces en la evolución de las semillas de plantas . Los resultados se publican hoy en la revista The Plant Cell de la American Society of Plant Biology .

El Dr. Andrew Cuming, quien dirigió la investigación, dijo: “Este gen no se había identificado hasta ahora porque la mayoría de las investigaciones hasta ahora se han centrado en las plantas con flores modernas.

Las plantas antiguas, como los musgos y las algas verdes, son “máquinas del tiempo” que nos ayudan a revelar secretos evolutivos que cambiaron el mundo. Antes de que las plantas colonizaran la tierra, el mundo era un lugar árido. Las plantas terrestres cambiaron el planeta, su clima, su geología y su historia natural “.

El documento explica cómo el gen ANR es una parte de una vía molecular ancestral que permite que las plantas anatómicamente simples, como las primeras plantas en colonizar la tierra, sobrevivan a la deshidratación, una necesidad para las primeras plantas lavadas en las franjas de cuerpos de agua (estanque limo) para sobrevivir en tierra firme.

Las plantas con semillas modernas han evolucionado hacia una anatomía mucho más compleja, lo que les permite recoger agua de las profundidades del suelo y transmitirla a todo el cuerpo de la planta, lo que les permite crecer más rápido y más grande.

El Dr. Sean Stevenson, quien descubrió el gen en el curso de su investigación de doctorado, dijo: “Nuestro análisis genético nos mostró que el gen ANR transmite las señales enviadas por una hormona del estrés de la planta llamada ABA.

“ABA le dice a la planta que se está deshidratando para que pueda activar los genes que combaten la deshidratación. Es por eso que un musgo marchito a menudo puede regenerarse. En las plantas de semilla, ABA ayuda a las plantas a restringir la pérdida de agua al reducir la evaporación de las hojas, por lo que es una clave. componente que permitió a las plantas hacer frente a un ambiente seco. Lo interesante es que las algas acuáticas no pueden responder a ABA: el próximo desafío es descubrir cómo surgió este proceso de señalización de hormonas “.