Gustos al gusto, el queso y el vino para muchos son el complemento ideal. Si bien es muy cierto que donde hay un buen trozo de queso para degustar hay una buena copa de vino. ¿A qué se debe, como influye en el sabor?
Los mejores degustadores del mundo están de acuerdo que ciertos alimentos potencian el aroma y el sabor del vino. Ahí ya es la opinión sagrada de los expertos en la materia, los que asegura que un buen vino es mucho mejor si está acompañado de un buen queso.
Varios estudios a cerca del sabor y el complemento, han destacado que el maridaje entre vino y queso es bastante complejo y no existe una adecuada comunión entre los dos protagonistas, especialmente si se realiza una cata (degustación de vinos) , ya que comer queso alteraría la capacidad de percibir las características del vino.
Lo cierto es que hoy en día muchas personas combinan al queso con un buen sorbo de vino, y destacan la variante del sabor de este, como por ejemplo con un buen trozo de Roquefort o Cabrales son la mejor opción para acompañar vinos rancios y de larga estación.
En el momento de degustar el vino, la sensación al paladar que provoca el primer sorbo desde la copa, se potencia tras consumir trozos de queso, esto sucede normalmente con las variedades de los vinos de Borgoña y Marida. El consumo de quesos provoca que la persistencia de la astringencia del vino sea menor.
Un ejemplo al sabor, con el Pacherenc (vino blanco dulce), la duración de la dulzura del vino no cambia con la ingesta de queso, sin embargo, con el Sancerre (vino blanco seco), el queso provoca una mayor percepción del aroma del vino. Más allá de esta variabilidad del sabor, cada persona lo percibe de manera distinta, no hay dos paladeares iguales cuando se trata de darle el okey a ciertos sabores, ya sea la sensación de dulzor, acidez o del amargo.
Queso y vino, un gran complemento
Durante un ensayo con algunas personas que se ofrecieron como voluntarios para una prueba de sabores con quesos y vinos probaron cuatro variedades de visnos: (Pacherenc, Sancerre, Bourgogne y Madiran) y cuatro tipos de quesos (Epoisses, Condado, Roquefort y Crottin de Chavignol). Esta práctica experimental que los investigadores realizaron, fue para comprobar como varía el sabor del vino tras la ingesta de ciertos quesos.
Cada voluntario recibió en mano una lista de sensaciones que se utilizan para indicar lo que más llamó su atención (conocida como la sensación dominante) tras dar tres sorbos de vino. El test primero se realizó solo con vino y luego se repitió la tarea pero comiendo un trozo de queso entre sorbos.
Durante este ensayo quedó demostrado que el consumo de queso tenía un impacto positivo en la descripción de sabor de todas las variedades de vinos expuestos. En el caso de los vinos tinto (Bourgogne y Madiran), los cuatro quesos disminuyeron la duración de la astringencia al tiempo que incrementaban el aroma de frutos rojos. En el caso del blanco dulce (Pacherenc) no se detectaron cambios significativos; mientras que el blanco seco (Sancerre), impactaba de modo positivo en su aroma.
Como resultado final, después de comer 4 quesos evaluados, tuvieron el mismo efecto. En pocas palabras, al tener un plato de quesos variados, el vino probablemente tenga mejor sabor, no importa cuál de ellos se elijan, la realidad en que el lácteo combinado con el jugo de uva fermentado tiene un efecto potenciador del sabor en contacto con el paladar.
Con información de: ttps://www.eurolotes.com/