Emergencia hídrica en el campo bonaerense: alertan por la falta de obras y planificación

El exceso de lluvias volvió a poner en evidencia la falta de obras hídricas y planificación en la provincia de Buenos Aires. Más de cinco millones de hectáreas quedaron afectadas y productores reclaman una gestión integral del agua para proteger la producción y las economías regionales.

Las inundaciones que golpearon al interior bonaerense dejaron al descubierto una deuda estructural: la ausencia de infraestructura hídrica adecuada y el deterioro de los caminos rurales. Según la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP), más de cinco millones de hectáreas se vieron afectadas, con pérdidas productivas y familias aisladas. La situación pone en riesgo la sustentabilidad del campo, uno de los principales motores de divisas del país.

En distritos como Bragado, los productores aseguran que la crisis actual es consecuencia de la inacción durante los años de sequía, cuando podrían haberse concretado obras clave. La productora Paulina Bordeu denunció que, pese a pagar tasas viales millonarias, “no se hicieron las obras necesarias y hoy los caminos son ríos”. La falta de drenaje y mantenimiento genera un círculo vicioso: campos aislados, pérdidas en ganadería y una creciente desesperación rural.

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Mientras tanto, en 9 de Julio, el encuentro entre autoridades nacionales y provinciales permitió acordar la asignación de $1.900 millones del fondo hídrico para unos veinte municipios en emergencia. La intendenta María José Gentile destacó que la obra del río Salado es prioritaria para encauzar el agua y evitar que la región vuelva a inundarse. Sin embargo, advirtió que los avances son lentos y que “la planificación estructural sigue pendiente”.

Los especialistas coinciden en que la gestión del agua debe pensarse como política de Estado, articulando prevención, obras y aprovechamiento en períodos de sequía. En tiempos de eventos climáticos cada vez más extremos, el verdadero desafío para la Argentina productiva es pasar de la reacción a la previsión: construir una infraestructura hídrica que proteja al campo, a sus comunidades y a la economía nacional.

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