Las escasas precipitaciones y elevadas temperaturas de los últimos meses generaron un fuerte retroceso de la humedad y un estrés térmico para los cultivos y animales.
Las escasas precipitaciones y las elevadas temperaturas generaron un fuerte retroceso de la humedad del perfil edáfico, la situación asociada a la baja frecuencia de precipitaciones en efecto al fenómeno de La Niña.
Los registros pluviales de diciembre pasado en Entre Ríos se posicionaron entre los diez más bajos de los últimos 60 años en gran parte del territorio provincial.
En la mayor parte de Entre Ríos las lluvias caídas acumularon menos de 20 milímetros, seis veces menos de lo que normalmente debe llover durante un mes.
El promedio de lluvias en diciembre de los últimos 17 años es de 130 milímetros en Entre Ríos, pero en este diciembre último solo se recibieron 16 milímetros, el 12% de lo esperado, lo que provocó numerosos inconvenientes en los granos sembrados y retrasó las cosechas de arroz y sorgo, remarcó la Bolsa de Cereales provincial.
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La sequía récord fue calificada como la peor de los últimos 60 años según los registros provinciales, y provocó efectos ecológicos y económicos «devastadores», con un incremento importante en el costo del riego.
Si bien se inició la cosecha de arroz en Entre Ríos, el avance «es muy escaso», con mejores situaciones en lugares donde el riego fue con pozo, pero una peor situación donde el agua provenía de represas.
Del total del área implantada en el ciclo 2021/22 -65.000 hectáreas- sólo el 10% se logró cosechar (6.500 hectáreas).
Por eso, es «muy escaso el avance» en las labores para determinar el rendimiento provincial, que será «dispar» según la forma de riego, explicó la Bolsa entrerriana.
Los registros pluviales de diciembre de 2021 en Entre Ríos se posicionaron entre los diez más bajos de los últimos 60 años, y las lluvias de ese mes acumularon menos de 20 milímetros, seis veces por debajo de lo que normalmente debe llover.
Si bien en marzo la provincia recibió un nivel de precipitaciones «más cercano al normal, hay que recuperar mucho», remarcó la entidad bursátil.
Por eso, aún no ha comenzado la cosecha de las 118.000 hectáreas destinadas a sorgo, cuando en la temporada anterior a la misma fecha se había concretado el 13% de las labores.
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Según el organismo, la sequía influyó en la demora, ya que provocó una latencia de la floración y heterogeneidad en la madurez de las panojas.
También las «cuantiosas precipitaciones» acaecidas en los últimos 15 días demoraron las labores.
Además, los productores entrerrianos debieron aplicar herbicidas en algunos lotes de sorgo para acelerar el secado del cultivo.