Los busques comienzan a normalizar su actividad en el río, tras una suba en el caudal registrada en los últimos días, aunque algunos informes anticipan que para el séptimo mes del año, el Paraná podría experimentar otra baja.
El transporte vía marítima viene con algunas complicaciones en los últimos meses, a causa de la pronunciada bajante del río Paraná, lo que se ha sostenido en los últimos dos años, aunque con mejoras transitorias de por medio. En las últimas jornadas, las lluvias registradas al sur de Brasil, favorecieron el aumento del afluente que alimenta al río Iguazú, lo que provocó un importante pico de crecida, atravesando la región donde la ciudad limita con Argentina y Paraguay.
Esta situación de precipitaciones en la Mesopotamia, en la cuenca intermedia inmediata al embalse de Yacyretá y en la cuenca del río Iguazú, cuyos montos acumulados estuvieron en el orden de 160 milímetros, influyeron de manera positiva en el aporte de agua para aliviar la situación hídrica en el Litoral, aunque se prevé que el río vuelva a registrar un nuevo descenso desde el mes de julio.
Si bien la histórica bajante del río Paraná comenzó en 2020 y desde entonces se mantuvo en descenso, durante las últimas semanas recuperó su altura frente a Rosario y en diversas ciudades de las provincias de Santa Fe y Entre Ríos.
Puedes leer: Se recupera el caudal del Río Paraná en puerta a la temporada más seca del año
En ese sentido, Alfredo Sesé, Secretario Técnico de la Comisión de Transporte de la BCR, relató a este medio: “De acuerdo a la información que recibimos de las agencias marítimas, el río en Rosario hoy (lunes 13 de junio) está en 2,16 metros según el hidrómetro del puerto local, por lo cual en las terminales portuarias de nuestra zona se ha logrado alcanzar los 34 pies de calado de despacho de los buques de salida; lo que permitiría estar en el nivel normal para el que está diseñado el canal”.
Así y todo, el Instituto Nacional del Agua (INA) avisó que podría volver a descender a fines de julio. Por tal motivo, se destacó que los monitoreos continuarán hasta dicha fecha.
“La ola de crecimiento del nivel del río de acuerdo al INA luego va a descender un poco, algo por sobre el metro, pero por ahora está permitiendo una mayor carga de los buques”, agregó Sesé.
Vale recordar las pérdidas millonarias que generó la situación, sumadas a las dañinas consecuencias en el ecosistema. En los últimos dos años, la bajante del río Paraná generó alertas debido a que el descenso de agua se incrementó con el paso del tiempo y provocó cambios drásticos en la vida ambiental, económica, productiva y social. Luego de varios meses de preocupación, la situación empezó a cambiar desde fines de febrero de 2022.Sin embargo, el organismo aseguró que los caudales que se destacan por su magnitud volverán a bajar y por eso, se hará un ”especial monitoreo permanente hasta el 31 de julio”.
Seguir leyendo: Desde 1944 que el río Paraná no registra un nivel tan bajo
La suba de las aguas continuará durante la próxima semana y se calcula que permanecerán en aproximadamente 1,60 metros por debajo del promedio de junio desde 1997. Y, aunque los indicadores marcan la recuperación de altura, la perspectiva para el 31 de julio “no permite esperar un rápido retorno a la normalidad”.