Una miel muy especial producida por una rara abeja sin aguijón

Un tesoro líquido: El misionero que cultiva la miel más exclusiva del bosque» – Esta opción destaca la miel como un producto valioso y único, resaltando el trabajo del apicultor en un entorno natural.

En las profundidades de la selva misionera, a 15 km de El Soberbio, Roni Rosa, hijo de colonos y guardián de la naturaleza, ha tejido un lazo indisoluble con la tierra. Con 26 años de servicio como guardaparque, ha encontrado en las abejas, tanto las melíferas como las nativas, una fuente de sustento y una forma de honrar su herencia.

Detrás de cada producto que elegimos hay un mundo de historias. Historias de agricultores como Roni, que con dedicación y pasión cultivan la tierra para llevar a nuestra mesa alimentos de la mejor calidad y origen.

En su chacra, Roni se dedica a la meliponicultura, una práctica ancestral que consiste en la cría y manejo de abejas sin aguijón. Estas fascinantes criaturas, conocidas como abejas Meliponas, son especies nativas de América que han habitado nuestro continente desde tiempos inmemoriales.

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A diferencia de las abejas europeas (Apis mellifera), las Meliponas no poseen aguijón, lo que las convierte en polinizadores benignos y seguros para trabajar. Además de su importancia ecológica como polinizadores de la flora nativa, estas abejas producen una miel de exquisita calidad, aunque en menor volumen que las abejas europeas.

La miel de Melipona es altamente valorada por sus propiedades organolépticas únicas, su sabor y aroma particulares, y sus potenciales beneficios para la salud.

Roni, a través de su trabajo, no solo contribuye a la conservación de estas valiosas especies nativas, sino que también promueve el desarrollo sostenible de la región, generando ingresos alternativos a partir de la producción de miel y otros productos derivados de las abejas sin aguijón.

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Con cinco colmenas de yateí en su patio, Ronie ha rescatado una tradición ancestral. Inspirado por una vieja revista de chacras, se sumergió en el mundo de la apicultura y ahora disfruta de una miel que, según él, es simplemente deliciosa.

Cuidando abejas nativas, Roni cuida la tierra. Como guardaparque y hombre de campo, ha encontrado en la meliponicultura una forma de vivir en armonía con la naturaleza. Para él, producir miel de meliponas es mucho más que un negocio; es una forma de honrar su tierra y asegurar un futuro sostenible para las generaciones venideras.

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