Se trata del perifollo. Su nombre científico es Anthriscus cerefolium y es muy parecido a perejil por sus tallos verdes y alargados.
Similar al perejil por sus tallos verdes y alargados, el perifollo es una plata que destaca por su aroma agradable y dulzón, similar al anís. De hecho, se usa como sustituto de este primero para condimentar platos variados. No obstante, a pesar de que se cría por toda Europa su consumo no es demasiado común en España.
Aunque su uso principal función es la de adornar y aportar un toque de sabor a las comidas, el perifollo es un alimento rico en nutrientes. De hecho, en países como Francia y Alemania, su consumo está más extendido y a partir de la primavera, cuando arranca su temporada, se preparan sopas y salsas con esta hierba. También se puede usar para acompañar carnes y pescados, al tiempo que es una de las especias que forman parte de la mezcla de finas hierbas.
Se trata de una planta herbácea cultivada de carácter anual y que suele llegar a crecer entre los 40-70 centímetros de altura si crece en buenas condiciones. Suele despedir un aroma bastante agradable que nos recuerda al anís. Aunque no se tiene certeza de ello, se dice que es originaria del Caúcaso y de Oriente Medio. Gracias a los romanos la planta se fue extendiendo por todo occidente hasta ser utilizada como una hierba de cocina frecuentemente. Especialmente es empleada en diferentes recetas de platillos de la cocina francesa. Y es que es una de las plantas que forma parte de la mezcla de especias de finas hierbas.
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Los tallos tienen una longitud de unos 30-40 centímetros de alto, son muy finos, ramosos tienen huecos y una textura estriada. Sus hojas son recortadas en lóbulos lanceolados aunque algunas de ellas pueden ser rizadas. Cuenta con unas flores diminutas y plantas que no tiene ningún aspecto ornamental. La planta no sirve para la decoración, por lo que su principal uso es la cocina. En cuanto al fruto, tiene un tamaño de un centímetro de largo y cuenta con un delegado caballón en forma de pico y cuando madura adquiere un color negro.
Usos y propiedades del perifollo
La principal función que tiene es adornar y aportar un toque de sabor extra las comidas, aunque es cierto que es una planta muy rica en nutrientes saludable para el mismo. Esto hace que haya sido estudiada a fondo para conocer bien sus propiedades. En países como Francia y Alemania tiene un consumo algo más extendido, sobre todo a partir de la primavera. Y es que es la época donde arranca su temporada y se comienzan a preparar sopas y salsas con esta hierba.
También se pueden utilizar para acompañar diversos tipos de platos cuyo ingrediente principal son carnes y pescados. Al mismo tiempo que es una de las especias que forma parte de las finas hierbas. Tan sólo cuenta con un gran aporte calórico de 45 calorías por cada 100 gramos teniendo un buen aporte de fibra y de hierro.
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En cuanto sus propiedades, el perifollo destaca por tener un carácter sintético y depurativo. Esto permite reducir la acumulación de líquidos en el cuerpo y eliminar las toxinas presentes en nuestro organismo. Gracias a ello podemos conseguir aumentar el ritmo de la orina siendo beneficioso para los riñones. Aunque se puede emplear en bajas cantidades, se trata de un alimento digestivo que ayuda a que las comidas se hagan menos pesadas. Al contener gran cantidad de fibra ayuda a regular el tránsito intestinal que reduce el estreñimiento.
Por otro lado, esta planta contiene vitamina C que sirve para proteger que al sistema inmune. Repara los tejidos y aportar oxígeno a las células al tiempo que también la protege del ataque de los radicales libres.
Cultivo del perifollo
El perifollo se puede ver en nuestro hogar si disponemos de un jardín o de varias macetas. Es interesante sembrar para tener simple lista en nuestra cocina. Tan sólo hay que tener en cuenta algunos aspectos que vamos a enumerar a continuación. Lo primero de todo es el tipo de suelo que tenemos que preparar para sembrar. Al igual que ocurre con cebollino y el perejil requiere de un suelo húmedo y que disponga de un buen drenaje. El drenaje es la capacidad del suelo para poder absorber el agua de riego o lluvia. Si el suelo no tiene un buen drenaje el agua de lluvia o de riego puede comenzar a almacenarse y crear encharcamientos. El perifollo no tolera los encharcamientos, por lo que puede acabar pudriéndose.
Debemos tener un suelo rico en materia orgánica y el pH debe rondar en 6 y 7. Se puede cultivar en maceta aunque luego hay que trasplantar. Esta planta precisa de un clima que no sea muy seco todo para poder mantener la humedad constante. Si se cultiva en un lugar sin humedad es mejor que sea puesto en semisombra ya que el sol puede dar lugar a que se espigue demasiado y no pueda soportarlo. La ventaja es que es una planta que se adapta bien al frío y se puede sembrar durante todo el año. A pesar de ello, se recomienda sembrar principalmente entre los meses de marzo y noviembre se queremos tener mejores resultados.
Si quieres tener perifollo preparado en verano es mejor sembrar a principios de primavera. Si lo quieres para invierno debes sembrarlo a finales de verano. El riego debe ser casi constante para evitar que se espigue la planta. Se necesita aumentar en zonas más cálidas para mantener la humedad con mayor facilidad.
Plagas, enfermedades y recolección
Esta planta es algo más vulnerable hacia algunas plagas como los pulgones, hongos y caracoles. Si se abusa demasiado del riego y el suelo posee un extra de nitrógeno y puede aparecer el hongo. Tan sólo hay que utilizar jabón potásico disuelto en agua para eliminarlo. Los hongos pueden crecer con mayor facilidad dada la gran cantidad de humedad que necesita esta planta para sobrevivir. Tan sólo hay que tratar los hongos con cola de caballo. Por último, el perifollo puede ser atacado por caracoles. Hay que utilizar granulado contra babosas y tierra de diatomeas para aportar nutrientes y fertilizantes eliminar plagas de caracoles y babosas.
Para recoger el perifollo hay que tener en cuenta que la planta debe medir más o menos unos 10 centímetros para poder cortar sus hojas. Los tallos se hagan en manojos y se pueden conservar en lugares más ventilados entre unas 8-10 semanas como máximo. Si se secan va a perder sus propiedades aromáticas, por lo que puede ser recomendable guardar en el congelador.