Con estas variedades de uva, ¿qué vinos pueden hacerse?

Existen multitud de variedades de uva, que se pueden clasificar en uvas para mesa, para pasas, para la obtención de mostos, para enlatados y para vinificación.

Dentro de las amplias variedades de uvas que se cultivan en Argentina, los vinos que se elaboran a base des estas se diferencian por su color y por la ausencia o presencia de gas carbónico en forma de burbujas; de esta manera se clasifican según la categorías: Blancos, rosados, tintos o espumantes.

Pero a pesar de sus principales características en cuanto su apariencia e incluso del estilo de vino en cuestión (jóvenes, de guarda, de alta gama, y más) la gran variedad entre los distintos vinos está dada por la variedad de la uva que se emplea.

Tanto en Argentina como en otros países, la producción de vino es el principal uso de la vid. A su vez se distinguen uvas tintas y blancas, según el vino que se produzca.

Si bien varias regiones argentinas son consideradas vitivinícolas, como ser el Cuyo y regiones del NOA, el vino es la bebida nacional de Argentina, país que es el noveno mayor productor del mundo y el mayor de Latinoamérica. Si hacemos hincapié en la uva argentina, esta se ha cultivado tradicionalmente en las provincias de Mendoza (la de mayor importancia, con un 75 % de la producción nacional), San Juan, Córdoba, La Rioja y Catamarca.

De todas formas, vale destacar que en las últimas décadas el vino ha comenzado a elaborarse también en Neuquén, Chubut, Entre Ríos, Río Negro, Santa Fe y Buenos Aires, donde se extendieron los viñedos.

¿Qué variedades de uva se cultivan en Argentina?

En Argentina, casi todas las variedades finas que se elaboran y consumen son europeas, sin embargo, hay regiones en donde cada cepa se da mejor que en otras. Cada uno de los cepajes se adapta y se expresa de distintas maneras dependiendo de cada uno de los elementos que hacen al terroir: el suelo, el clima, la altitud, la topografía, y por supuesto, la forma en que se vinifica.

Tan determinante es el terruño que en algunas regiones productoras ciertas cepas alcanzan un potencial único, como el caso del Malbec en Mendoza o el Torrontés en Salta.

¿Cómo son los vinos que se elaboran con cada cepa?

  • Malbec: Es la variedad perfecta para los distintos terruños argentinos. Es de corazón dulce, tiene una acentuada dulzura interna y gran color. Si se lo elabora correctamente, es sedoso y de taninos redondos. Sus aromas remiten a frutos rojos, aunque también son especiados y florales. Dependiendo del ejemplar, recuerda a la violeta, la menta y el clavo de olor.
  • Cabernet Sauvignon: Es la variedad más importante y cultivada del mundo, la “reina de las cepas tintas”. Sus vinos tienen cuerpo, estructura, músculo y fuerza. Los aromas principales de este cepaje son las notas a pimiento y a cassis: es un vino dulce-especiado. Además, puede expresar notas a otras frutas como ciruelas, cerezas y moras. Un Cabernet Sauvignon de calidad es amable, con taninos suaves y con mucho cuerpo, voluptuoso.
  • Merlot: Es una variedad no tan corpulenta ni voluptuosa como el Cabernet Sauvignon, pero tiene una gran personalidad y se ha adaptado muy bien a las zonas frías lejos de su Francia natal. Otorga vinos frutales, más suaves y sutiles que contundentes. Además, es muy utilizada para cortes o blends.
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  • Cabernet Franc: Es una variedad muy especial, cuyos vinos por momentos recuerdan al Cabernet Sauvignon, aunque con un perfil un poco más herbáceo. Es delicado y rústico a la vez. Se distingue por sus notas a fruta fresca, principalmente ciruelas y cerezas, y su rusticidad característica. Sus vinos son amables y equilibrados.
  • Petit Verdot: Presenta notas a violetas y mermalada de ciruelas, que en el caso de los vinos reserva se complejizan con aromas a vainilla y tabaco aportados por el roble. Sus vinos se distinguen por un buen volumen de boca y taninos firmes que aseguran un final prolongado.
  • Chardonnay: Según como se lo trabaje, el Chardonnay puede desarrollar un acentuado perfil tropical o uno más mineral. De ambas maneras, sus aromas remiten a la lima, la mandarina, el melón y los minerales. En cualquiera de sus versiones este cepaje toca todas las papilas gustativas e impregna la boca con su sabor. El paso por madera de esta variedad es interesante, ya que le aporta un pequeño porcentaje de taninos.
  • Torrontés: Es la única variedad autóctona de la Argentina, una cruza entre la uva Moscatel de Alejandría traída de España y la criolla norteña. Es un cepaje muy intenso y agradable en nariz que se caracteriza por su gran equilibrio entre las notas florales y frutales. En boca es sumamente frutal, expresivo y muy ligero.
  • Semillón: Sus vinos son de color amarillo dorado con reflejos brillantes. Se distinguen por su complejidad y sus aromas a miel, cáscaras de cítricos y frutas almibaradas. Por sus características, es una variedad muy utilizada para elaborar ejemplares dulces.
  • Viognier: Son vinos seductores, con fragancias florales y frutales en las que se destacan las notas de jazmín y durazno blanco. Blancos frescos, de un carácter varietal único que se amalgama con sus notas minerales. En boca es potente, con una acidez refrescante y muy buen cuerpo.
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