Fue impulsada por el entonces gobierno de la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner, hoy vicepresidente en el gobierno de Alberto Fernández, que por aquel entonces era su jefe de gabinete. ¿Qué impacto tuvo en el país?
Corría noviembre de 2007. La noticia de la designación de Martín Lousteau como ministro de Economía a partir del 10 de diciembre de ese año generó en algunos sectores cierta esperanza sobre una política económica profesional, que pusiera fin al predicamento del Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.
Desde el inicio de su gestión el ministro confrontó con Moreno por sus “métodos” para controlar la inflación. Ya el 17 de febrero de 2008, el diario Clarín informaba sobre una discusión entre ambos funcionarios ante el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Moreno le “dio clase” a Lousteau sobre cómo controlar las tasas de interés. El 28 de febrero se conoció otro choque entre ambos, y al día siguiente la propia presidente lo llamó “ministro” a Moreno delante de Lousteau, en una reunión con empresarios.
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A menos de tres meses de gestión la imagen del ministro estaba en caída libre. El 1° marzo, Clarín informaba que Moreno le decía “¿y, pibe, para cuándo tenés el índice?”. La Nación, a su vez, daba cuenta de que Moreno “fue reprendido por Cristina Kirchner debido a su hostigamiento a Lousteau tres días atrás”, pero contaba con el respaldo de la Casa Rosada. Y el 2 de marzo, Perfil anticipaba la renuncia del ministro si se aprobaba una propuesta de cálculo del IPC elaborada por Moreno.
Según el Indec, la inflación de 2007 había sido de 10%, pero las estimaciones privadas se aproximaban al 20%. Las primeras paritarias de 2008 cerraban con incrementos salariales en torno del 20%, pero algunos gremios pedían subas de hasta 35%, y la escalada de los precios internacionales de las commodities agrícolas asustó: el precio del trigo saltó 36,3% entre noviembre de 2007 y febrero de 2008; el de la soja 31%; el del maíz 29% y el del girasol, 31%.
Los acuerdos de precios no iban poder contener la inflación, y cambiar la metodología de cómputo del IPC iba a destruir la credibilidad en las autoridades. Otra alternativa era subir los impuestos (“retenciones”) a las exportaciones de cereales y oleaginosas para desacoplar los precios de los alimentos de la suba de los precios internacionales, y aumentar los ingresos fiscales.
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Una fecha clave y un gran golpe al pueblo
Recordando aquellos días, la Comisión de Enlace de Entidades Agropecuarias “hace un llamado tanto al gobierno como al pueblo argentino, para que no cometamos los errores del pasado y nos unamos todos en una mirada de futuro”.
Además, en el comunicado, las entidades abogan por el respeto de las instituciones y los derechos fundamentales, como así también hacen hincapié en la necesaria complementariedad que debe haber entre el campo y la ciudad, y la tolerancia que debe existir entre los distintos sectores de la sociedad.
“Aunque pasaron ya doce años de esa fecha, estos días asistimos sorprendidos a algunas actitudes que lamentablemente nos retrotraen a esos tiempos de desunión y conflicto que creíamos superados”, advierten en otro párrafo.