Una nueva revisión científica encontró que esta raíz milenaria no solo alivia náuseas, sino que también podría reducir la presión arterial, el colesterol y la inflamación, entre otros factores de riesgo cardiovascular.
Desde hace siglos, el jengibre se usó como remedio natural para malestares digestivos, pero una reciente revisión publicada en la revista Cureus reveló que sus beneficios van mucho más allá. Según el análisis de ensayos clínicos, esta raíz picante tiene un impacto directo en la salud cardiovascular, actuando sobre varios factores de riesgo que predisponen a enfermedades del corazón.
Entre los hallazgos más consistentes, los investigadores destacaron su capacidad para reducir la presión arterial sistólica, es decir, la presión que ejerce la sangre cuando el corazón late. Esta reducción es clave, ya que una presión alta sostenida puede aumentar las probabilidades de infartos y ACV. La nutricionista Liz Weinandy explicó que ciertos compuestos del jengibre actúan como los bloqueadores de los canales de calcio, relajando las arterias y bajando la frecuencia cardíaca.
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Además, el jengibre podría ayudar a disminuir el colesterol LDL y los triglicéridos, especialmente en personas con obesidad. Esto se debe a que inhibe la síntesis de colesterol en el hígado, promueve la eliminación de grasas y potencia la acción de enzimas clave. También combate la inflamación crónica, una de las causas subyacentes de múltiples enfermedades cardiovasculares, gracias a compuestos como gingeroles y shogaoles.
Por último, los estudios revisados evidenciaron que el jengibre mejora el control de la glucosa en personas con diabetes tipo 2, lo que a su vez reduce el riesgo de complicaciones cardíacas. A pesar de estos beneficios, los expertos aclaran que no existe una dosis estándar universal y que siempre es mejor consultar con un profesional antes de incorporar suplementos. En forma fresca o en polvo, el jengibre es una opción natural que, combinada con un estilo de vida saludable, puede fortalecer el corazón.
