Estas frutas son extremadamente sensibles, por lo que se pueden echar a perder rápidamente sin no son conservadas de manera correcta. La buena noticia es que esto se puede revertir, el secreto en esta nota.
La frutilla es un alimento muy bueno, además de ser una de las frutas preferidas de muchos, y que podemos encontrar en supermercados, verdulerías de barrio entre los meses de octubre, noviembre y diciembre en Argentina, durante gran parte de la temporada de primavera y parte del verano.
La frutilla, por naturaleza tiene un rico sabor y aroma agradable, con virtudes nutricionales muy buenas. Pueden ser consumidas como fruta fresca, o bien elaborar licuados, postres de todo tipo, hasta incluso para sumarle a la tradicional ensalada de frutas. Una de las principales característica de esta fruta es que se encuentra constituida principalmente por agua. Dentro del plano nutricional, la frutilla aporta 32 calorías cada 100 gramos. Su contenido de grasas y proteínas es poco significativo, mientras que sí se destaca su aporte de vitaminas y minerales.
Si bien la frutilla es una fruta de temporada de calor, al mismo tiempo es muy vulnerable, sobre todo si después de haberla comprado no le brindamos el conservado adecuado, rápidamente podemos acelerar la maduración y posterior echado a perder. La clave está, por tanto, es adquirirlas en el momento óptimo y conservarlas adecuadamente para ralentizar ese proceso de deterioro.
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Consejos para conservarlas en casa
Es muy común encontrar las frutillas a temperatura ambiente, ya sea en góndolas o cajones en las verdulerías, o bien, seleccionadas en bandejas. Sea como sea, una vez que realicemos la compra hay que ponerlas en la heladera, y siempre sin lavar en el momento en que las vayamos a depositar en el frío. A las frutillas solo hay que pasarlas por agua en el momento en que vayan a consumirse, pues la humedad solo aceleraría su deterioro.
- Una vez que tengamos la compra de la frutilla, en casa es importante repasar, una a una, todas las frutillas, y así desechar las que puedan tener moho o daños muy visibles. Las más maduras podemos dejarlas a mano para consumirlas rápidamente.
- No quitaremos los tallos o rabitos, pues sería una vía de entrada fácil para los microorganismos. Esto se puede aplicar, como regla general para todos los demás vegetales.
- No sirve con cortar la parte contaminada, los hongos son patógenos peligrosos que se extienden incluso por la parte no visible de los alimentos.
Formas de conservación más utilizadas
- Colocaremos la fruta en un envase limpio, amplio, preferiblemente plásticos o vidrio, si lo deseamos. Lo importante es el espacio del recipiente en el que podamos disponerlas en una sola capa, sin amontonarlas. Si tenemos demasiada cantidad, podemos dividirlas en dos recipientes.
- Otra técnica es hacer piso con servilleta de cocina al recipiente en el que vayamos a depositarlas, o con una base de almohadilla especial para la conservación de vegetales. Esto permite circular el aire y absorberá la posible humedad que se desprenda.
- Un punto importante a tener en cuenta, es que las frutillas tienen que «respirar», por lo que nunca las cerraremos herméticamente. Si las queremos tapar, podemos perforar el plástico, dejar una válvula abierta o usar papel transpirable.
¿Cuál es la temperatura ideal para conservarlas?
- En temporada de calor es imprescindible mantenerlas en frío dentro de la heladera, de todas maneras hay que procurar que se mantengan a una temperatura fría constante, nunca inferior a 2ºC, y no superior a 15ºC, ya que los extremos de temperaturas también pueden dañar a la fruta.
- Las frutas con moho o podridas hay que tirarlas.
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