Si existe un repelente natural por excelencia, es el ajo. Emplearlo de manera correcta es ideal para alejar insectos de la huerta o jardín, pero también para tratamiento de parásitos intestinales. En esta nota vamos a enumerar algunos de sus beneficios.
El diente de ajo es una parte individual que conforma la «cabeza de ajo». Esta cabeza es un bulbo que crece entre la raíz de la planta y las hojas de la misma. Se trata de una planta bulbosa, rústica y vivaz que pertenece a la familia de las Liliaceae, subfam.
Además de tener un excelente uso culinario, el ajo es un potente repelente de insectos. También es empleado para eliminar hongos, por sus altas propiedades antifúngicas. A base de ajo se preparan soluciones naturales para tratar justamente estos problemas en las plantas, aunque en dosis bajas, para evitar quemaduras y manchas en las hojas.
Una solución bien elaborada se utiliza para tratar distintos tipo de plagas: ácaros, babosas, minadores, chupadores, barrenadores, masticadores, áfidos, pulgones, bacterias, hongos y nematodos.
Lo cierto que el ajo y la cascarilla que lo recubre se puede utilizar de muchas formas, ya sea en soluciones liquidas, en macerados, picado o en polvo (deshidratado), en todas estas formas se emplea para beneficiar las plantas, ya sea para pulverizarlas o a la misma tierra.
En el ser humano, masticar un diente de ajo tiene muchos beneficios, ya que es depurativo, antiséptico y antibacteriano, además de ser un gran protector para el corazón ya que reduce el bloqueo de las arterias, la presión arterial y el colesterol en la sangre. También es muy utilizado para tratar problemas de parásitos intestinales en niños y adultos.
Te puede interesar: 8 usos de la ceniza en para potenciar el jardín o el huerto
El ajo es por naturaleza un potente repelente, actúa por ingestión en insectos, y por su intenso olor es rechazado por estos. Al contacto con las propiedades del ajo a los insectos que conforman las plagas les provoca ciertos trastornos digestivos, por lo que estos dejan de alimentarse de la planta. En algunos casos causa cierta irritación en la piel de las orugas. Es sistémico de alto espectro, es absorbido por el sistema vascular de la planta.
El secreto está en las propiedades del ajo, ya que contiene ingredientes activos son: Alina, alicina, cicloide de alitina y disulfato de dialil. Se aisló el agente activo básico del ajo, la alina, que cuando es liberada interactúa con una enzima llamada alinasa y de esta forma se genera la alicina, la sustancia que contiene el olor característico y penetrante del ajo.
Para obtener y poder emplear una solución natural a base de ajo, sólo tienen que picar unos 4 dientes y colocarlos en 500 Ml de agua, dejar reposar y luego colar. El líquido resultante puedes colocarlo en un atomizador y con este rociar las partes de la planta donde los insectos colonizan, ya sean hormigas, pulgones, arañitas y demás. Si lo aplicamos en tierra, alrededor de los tallos de las plantas, es ideal para actual como barrera contra orugas, caracoles, babosas.
Lo importante es aplicarlo en momentos espaciados, 1 vez a la semana, o 3 veces cada 15 días, claro, si el problema de insectos es grave. De todas manera trata de utilizarlo con moderación. Sin lugar a dudas el ajo es un gran repelente natural por excelencia.
Seguir leyendo: Cerveza, usos que podes darle en tu huerto o jardín
Con información de: https://ecomaria.com/