Los productores citrícolas de la provincia del extremo noreste muestran suma preocupación por la situación que atraviesa el sector, a lo que se refirieron como la posible «extinción de la citricultura» en esta región de la Mesopotamia.
La citricultura en el norte del país es una de las actividades principales en varias provincias, corrientes, y Misiones siempre se han destacado por ser la cuna de los cítricos, aunque en los últimos tiempos se ve afectada por las bajas ventas, el declive en las exportaciones.
La provincia de Misiones cuenta con una gran presencia de pequeños y grandes productores dedicados a la actividad citrícola quienes la incorporaron como sistema productivo en sus chacras o grandes extensiones de plantaciones.
Los productores misioneros resaltan sobre la sobreproducción de la competencia entrerriana, presión impositiva y falta de mano de obra para la cosecha, según destacaron entre los motivos que llevan a prácticamente una «extinción» de la actividad en la provincia. Al respecto, Ricardo Ranger, productor citrícola de la zona norte, al ser entrevistado por FM 89.3 Santa María de las Misiones indicó: «En lo que hacemos nosotros, fruta fresca para el mercado como el limón, mandarina y naranja, estamos muy mal. Estamos sobreviviendo».
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Consultado sobre los motivos que empujan hacia la crítica situación, planteó que «los costos son muy altos y los precios no son buenos».
Tenemos costos muy altos y eso hace que la citricultura esté en extinción. La excepción es un poco el pomelo para fábrica, pero el resto está en extinción» , aseguró y añadió que están quedando «muy pocos de los que hacemos cítricos de verdad, porque por ahí hay colonos que tienen dos hectáreas. Pero los que únicamente hacemos cítricos somos pocos, estamos muy mal y sobreviviendo».
Sobre la distribución de la producción en el mercado dijo que «los productos se venden en la zona, como Iguazú, Eldorado o Puerto Rico, en la provincia dentro del mercado local. Ya no van más nuestras frutas a Entre Ríos» .
Al mismo tiempo recordó que «la gente no tiene dinero, hay muy poco consumo porque a la gente no le alcanza para vivir. Priorizan otras cosas y dejan la compra de fruta por último».
Mientras que el productor del sector Jorge Krausemann, al ser consultado por PRIMERA EDICIÓN , comentó sobre la situación actual en la actividad que «todo lo que es limón es un desastre, no vale nada. Casi no se exporta, hay complicaciones en la exportación de frutas frescas».
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«Está quedando mucha en planta en Entre Ríos, lo mismo está pasando con la mandarina y va a pasar con las naranjas», adelantó y añadió: «Las industrias están abarrotadas de jugos en los depósitos y cámaras. La situación es muy complicada. Lo único que se viene trabajando un poco en nuestra zona es el pomelo».
Ante esto, entre los efectos adversos «no podemos vender, va a quedar mucha fruta en la planta, directamente no se va a cosechar. Al casi no haber exportación presiona el mercado interno que es muy reducido», describió y amplió: «A Rusia y Ucrania iba mucho limón argentino y ahora no se puede exportar hacia allá por la guerra».
Además, Krausemann señaló que «lo que ocurre ahora es que la gente abandona la actividad y se inclinan por la yerba u otro cultivo anual. Ahora en Montecarlo se cultiva bastante mandioca y maíz. Se buscan otras alternativas de producción».
Diferencia con Entre Ríos
Por otro lado, sobre las complicaciones que enfrentan los productores, Ranger advirtió que «está entrando (a Misiones) mucha fruta de Entre Ríos que viene muy barata, nosotros no podemos competir contra eso».
En relación a la diferencia entre los cítricos que se producen en Misiones y la competencia de la producción entrerriana, consideró que «nuestra fruta es más rica en cuanto al gusto, pero la fruta de Entre Ríos tiene mucha pinta en la cáscara porque es de otro clima».