El debate en el campo es quién capitalizará el éxito de la protesta, qué rol tendrá una Mesa de Enlace que exhibe signos de debilitamiento de cara al malestar de las bases porque los dirigentes no adhirieron a la movida del sábado. Las provincias del norte también se hicieron escuchar.
Los dirigentes rurales no supieron interpretar los anhelos de protesta y el malhumor de sus propias bases, donde se profundizó el distanciamiento entre ambas partes. Con lo sucedido el pasado sábado, ya son dos las veces donde los productores autoconvocados y rurales del interior encabezan la lucha gremial agropecuaria.
Entre los principales motivos que alejaron a la dirigencia del campo de la marcha estuvieron la fecha y el lugar elegidos. “Se decidió que fuera el sábado y nosotros no nos oponemos. Pero entendemos que para una mayor confluencia, necesitamos afinar más el momento de decisión, donde podamos tener el acompañamiento y no tengamos que tener algún tipo de tensión. Que no parezca que la Mesa de Enlace no acompaña al campo, cuando día a día ponemos nuestro esfuerzo para tratar de hablar con el Gobierno o quien deba ser para buscar beneficios» acotaron desde el sector en protesta.
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Un fin de semana de movilización
Durante la jornada, los manifestantes se expresaron en contra de la actual situación que aqueja a la producción y a la economía en general. Al finalizar, difundieron una proclama.
«Productores, comerciantes, pymes, empleados, emprendedores, profesionales; todos los que vivimos de nuestro trabajo y producción hemos venido hasta acá para decir: basta de opresión impositiva. Ya no se trata sólo del desdoblamiento cambiario que afecta a los exportadores, ni de las retenciones que esquilman al campo, sino de más de 170 impuestos que agobian a todas las actividades productivas superponiéndose a nivel nacional, provincial y municipal».
En la gacetilla enfatizaron que el reclamo a la clase política es el de un país con menos impuestos. «Un país donde el Estado se ajuste a un presupuesto como hace cualquier familia; donde no se gaste más de lo que entra y no se busquen atajos con emisión monetaria que genera inflación o con endeudamiento que pagarán nuestros nietos».
Apuntando a cuestiones de fondo, apelaron a la unidad nacional. «Hemos venido hasta acá a reclamar al oficialismo basta de incentivar el odio de clase, de atacar a la producción, de andar como «pungas» viendo donde pueden pegar el manotazo (como el último el impuesto «a la buena suerte» fundado en la guerra en Ucrania; por esta guerra decenas de países redujeron sus impuestos, acá decidieron aumentarlos)».
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En este sentido, tampoco se salvó la oposición. «Hemos venido hasta acá a reclamar también a la oposición porque muchas veces han levantado la mano votando nuevos tributos o cuestiones que obligan a aumentarlos para financiarlas (cómo la obligación de adoctrinar a empleados y niños en ideología o teoría de género, lo que ha merecido la valiente reacción de docentes de nuestra región). Hemos venido hasta acá a hacer un mea culpa por haber permitido por ignorancia, pereza o comodidad, llegar a este estado de degradación económica, institucional, moral y cultural».
Basta de mentiras
«Hemos venido hasta acá a denunciar la mentira. Mientras nos hablan de los pobres, de la redistribución del ingreso y de la concentración, estas políticas de saqueo y opresión impositiva multiplican los pobres y la concentración como lo vemos en nuestra colonia, donde antes un colono vivía con 30, 40 o 50 hectáreas y hoy es inviable con menos de 500 (en el mejor de los casos)».
También manifestaron que «no somos egoístas y avaros como dice el gobierno, sino porque sabemos que somos la solución y no el problema. Porque estamos convencidos que un peso en manos privadas rinde más, se redistribuye y se multiplica mejor, que en manos de un estado devorador e insaciable. Hemos venido hasta acá para gritar que no le vamos a regalar este hermoso país a los zánganos de la colmena. Estamos dispuestos a quedarnos y a luchar por nuestra libertad. Esta es nuestra protesta y esta es nuestra propuesta».
Finalmente, reclamaron a que se animen a pensar un país con menos impuestos. «Gasten menos. No pedimos que nos den una mano, sino que nos saquen el pie de encima».