La conservación adecuada en el momento de ordenar los alimentos en los hogares puede ser un desafío, especialmente tratando de atender las condiciones de higiene. En esta nota te orientamos para que lo puedas realizar de forma correcta.
En tiempos de calor y humedad, los alimentos suelen tener corta vida útil, sobre todo los que son más vulnerable al entrar e contacto de forma directa con el ambiente. Una conservación correcta de estos implica lograr las mejores condiciones de limpieza y orden posibles respetando las condiciones de almacenamiento de cada producto.
Normalmente, dependiendo el producto que vayas a adquirir, las pautas siempre están en la etiqueta/rótulo del mismo, porque de esto depende el cuidado de la inocuidad de los alimentos y su consumo al evitar posibles contaminaciones (por ejemplo, por suciedad o plagas).
A todo esto, y como regla clave del almacenamiento de productos, es importante recordar que una recomendación central consiste en almacenar los productos de limpieza en un espacio distinto a los productos alimenticios.
La clasificación de los alimentos almacenados
Hay dos grupos de alimentos: los no perecederos y los perecederos.
Los no perecederos se conservan por largo tiempo a temperatura ambiente; su conservación es más prolongada a diferencia del otro grupo mientras se mantengan en condiciones de guardado según las recomendaciones que se indican en el rótulo.
Dentro de los perecederos, se encuentran aquellos que deben mantenerse refrigerados a bajas temperaturas (lácteos, verduras, carnes, pescados y pastas frescas); y por otro lado, aquellos que deben mantenerse congelados por su propia condición y que se conservarán durante varios meses (helados, hamburguesas, productos congelados).
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¿Por qué el frío es recomendable para la conservación de los alimentos frescos?
Porque los alimentos frescos no son estériles y, además, es muy fácil su contaminación durante la compra o el almacenamiento en la cocina. El frío evita que las bacterias se multipliquen rápidamente y el alimento no mantenga un buen estado para su consumo.
Almacenamiento y conservación de los alimentos
Alimentos perecederos
Para una buena conservación de este tipo de alimentos se requiere el uso de la heladera o el freezer, en el primer caso los alimentos se mantienen frescos para su consumo inmediato mientras que en el segundo se congelan y conservan para un consumo a futuro.
Algunos alimentos deben ser guardados a temperaturas muy bajas temperaturas ya que se encuentran congelados desde el momento que se preparan hasta el momento que deben consumirse. También se debe prestarse atención a la fecha de vencimiento y colocar los próximos a vencer por delante de los demás.
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Alimentos no perecederos
La recomendación básica es almacenar los alimentos no perecederos en un lugar fresco, seco, iluminado, ventilado y sin luz solar.
El ambiente fresco y seco imposibilita el desarrollo de los microorganismos y la infección de insectos, por eso se recomienda, mantener los alimentos entre los 15ºC y los 18ºC.
Esto es importante, porque el desarrollo de las bacterias y de los insectos puede afectar el estado de los alimentos.
Se recomienda mantener los alimentos en sus paquetes originales siempre que sea posible, si el embalaje no es práctico se deben mantener los alimentos en recipientes herméticos para evitar la entrada de insectos.
Asimismo, nunca deben estar bajo la luz del sol ya que promueve la oxidación lo que produce una pérdida en el valor nutricional y calidad del producto.
Por último, un ambiente limpio no permite la contaminación, ni la infección y una buena ventilación mantiene la baja temperatura, reduce la humedad y elimina los olores.