La miel de abeja en peligro a causa del cambio climático

La desaparición de las colonias de abejas de la miel están poniendo en serio riesgo la producción del alimento natural en cuestión. Detrás de esta problemática que parece agudizarse cada día, está el cambio del clima a nivel mundial.

El descenso de las poblaciones de abejas a nivel mundial se conoce desde hace más de medio siglo, pero en los últimos años su ritmo se ha acelerado. En algunas regiones del planeta se lo conoce como el “síndrome de despoblamiento de las colmenas” por las pérdidas repentinas de sus colonias, un hecho que sucede en otras regiones del mundo. Entre el ir y venir de la ciencia, se ha determinado que el cambio climático es el responsable de la disminución en la población de abejas de la miel.

A la par que se reduce el numero de abejas en colmenas, los apicultores señalan que también la producción de miel retrocede, porque las abejas están perdiendo su capacidad polinizadora, lo que representa un grave problema. Esto parece ir en aumento debido a diversas plagas y enfermedades, consecuencia de la pérdida y deterioro de sus hábitats, ya sea por la desertificación por sequía, la desaparición de bosques, ya sea por la mano del hombre, o por los incendios que año tras año devastan millones de hectáreas alrededor del mundo.

Más allá de la miel, nos encontramos el auténtico problema: el descenso de la población mundial de las abejas. Una de las consecuencias directamente ligadas al cambio climático está siendo la drástica reducción de polinizadores invertebrados que en gran medida comienzan a enfrentarse a la extinción. En Europa el 37% de las poblaciones de abejas ha disminuido y se calcula que ya ha desaparecido el 90% de esta especie de insectos.

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Problema y solución

Abejas, abejorros, mariposas y otros polinizadores están desapareciendo a pasos agigantados. Entre los factores de amenaza nos encontramos con el impacto del cambio climático y la industrialización de la agricultura. Fertilizantes y prácticas como los monocultivos están diezmando la población a base de favorecer parásitos, enfermedades y generar una menor disponibilidad y diversidad de alimento.

Debemos cambiar algunos modelos de negocio para evitar la extinción de estos maravillosos seres. Corremos el peligro de menospreciar lo que hacen por nosotros, dado que todos los estudios científicos advierten de la catástrofe que supondría su extinción.

Es fundamental convencer a gobiernos y administraciones de la importancia de promover una agricultura que garantice prácticas ecológicas y sostenibles para proteger el suelo, el agua y el clima. El primer paso es prohibir los productos tóxicos para las abejas y ser estrictos con aquellos plaguicidas que puedan afectar a su población.

Cómo último, el impacto climático, con el aumento continuo de la temperatura a nivel mundial, las olas de calor, las sequías extremas y todo aquello que incide de forma directa en el medio ambiente, un conjunto de causa que actúan como una verdadera «bomba biológica».

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Con información de: https://www.ambientum.com/

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