El limón tiene un contenido en nutrientes muy bajo, ya que, como fruta que es, se compone fundamentalmente de agua. En esta nota te contamos beneficios de este cítrico que seguro desconocías.
El limón es un fruto ácido que hace parte de los hogares de la mayoría de personas en todo el mundo. Este cítrico tiene un sabor particular que va muy bien en bebidas y comidas. Además, los múltiples beneficios del limón lo convierten en uno de los mejores aliados para la salud.
El limón se destaca principalmente por su alto contenido de vitamina C, complejos vitamínicos del tipo B, calcio, hierro, magnesio, potasio y fibra. Se ha utilizado en la medicina desde la antigüedad y actualmente hay varios estudios científicos que sustentan sus bondades.
En el marco del Día Mundial del Limón, que se celebra cada 30 de septiembre, nos proponemos hacer una radiografía exhaustiva de esta fruta noble que, debido a su gran versatilidad, nos acompaña de diferentes maneras todos los días. El limón presenta distintos tipos de propiedades en cada una de sus partes, y en San Miguel usamos todas.
Seguramente, lo primero que se nos viene a la cabeza cuando pensamos en el limón es su uso en la cocina, como condimento o ingrediente esencial de infinitos platos, postres y tortas. Pollo al limón, mousse de limón o el clásico lemon pie son sólo algunos ejemplos.
No podemos olvidar, desde luego, el uso de limón en el ritual del té y de otras infusiones (ya sea con su jugo o con su cáscara), así tampoco como su presencia indispensable en infinidad de tragos y cocktails que se preparan en las barras de todo el mundo.
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Como vemos, el limón es un ingrediente clave que no puede faltar nunca en nuestras heladeras. Pero además de su uso fresco en gastronomía, ¿en qué otros productos del día a día está presente? Es muy probable que entremos en contacto con el limón cada mañana bien temprano, ya que muchas pastas dentífricas usan su esencia en sus fórmulas.
Distintas partes del limón (como las celdas de jugo, las membranas, el aceite) se usan como ingredientes naturales para la elaboración de bebidas o incluso hasta en yogures. Su jugo, sirve como acidificante y por eso está presente incluso en gaseosas y refrescos que no lleven la tradicional etiqueta “sabor limón”. Su aceite -otra de las partes de la fruta- se utiliza para aromatizar artículos de todo tipo, como los de limpieza, mientras que la pectina obtenida de la cáscara deshidratada es un componente que funciona como aglutinante en diferentes alimentos y medicamentos.
Un aliado del sistema inmunológico
Al igual que otros cítricos -como las naranjas o los pomelos-, los limones concentran grandes cantidades de vitamina C, un nutriente que ayuda a proteger a las personas contra la mortalidad cardiovascular[1] , sirve para prevenir y tratar la neumonía[2], favorece la absorción del hierro y ayuda a fortalecer el sistema inmune.
“La principal propiedad del limón es el aporte de vitamina C en la salud: es un nutriente esencial; significa que el organismo no puede fabricarlo y debe ser incorporado con la alimentación”, explica la Licenciada en Nutrición Cristina Maceira.
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El limón también posee carotenoides que tienen grandes beneficios para la salud: son antioxidantes, tienen efectos positivos sobre el sistema inmunitario, promueven la formación de hueso, la salud ocular y disminuyen el riesgo de cáncer[3]. “El limón actúa como potente antioxidante, inhibiendo la formación de radicales libres, responsables del envejecimiento de las células del cuerpo. Evita el envejecimiento de nuestras células y tejidos, mejorando la expectativa y calidad de vida”, dice Maceira.
Además, la presencia de flavonoides funciona como defensa contra la radiación UV y la agresión de patógenos[4].
Por último, las pectinas presentes en el limón (se extraen del hollejo, la cáscara y las membranas) contribuyen a un correcto funcionamiento del tracto intestinal, ayudando a prevenir divertículos intestinales y constipación, relacionando su consumo con disminución de la colesterolemia y del riesgo de cáncer colorrectal.