Lo novedoso del emprendimiento es que, además de promover la conservación ambiental, también genera valor agregado, industrializando la materia prima y potenciando así a las economías regionales que se encuentran fuera del sistema del mercado.
Existen muchos mitos alrededor de la agroecología, el más conocido es su incapacidad de ser extensivo y rentable. Ramón, Tobías, Ignacio y Lucas, primos y socios, se propusieron hace tres años romper con ese paradigma y crear un negocio basado en un nuevo modelo de hacer agricultura.
Semillas antiguas
Suena el teléfono y atiende Ramón. Con la tecnología es difícil adivinar que nos separan 12 mil kilómetros. “Estoy en Alemania”, dice y cuenta que se fue por dos años para conocer cómo se produce orgánico allá y poder traer esa experiencia a Argentina.
Ramón Merlo es ingeniero agrónomo y es oriundo de Tortuguitas, Buenos Aires. Con una voz apasionada contó que Épicos nació hace tres años por la idea de transformar el mundo, pero no con un concepto filantrópico e irreal, sino con un emprendimiento concreto, sustentable, que da trabajo a muchas personas.
“Yo estudiaba Agronomía y no me cerraba el modelo de agricultura tradicional. Empecé a interesarme por lo orgánico y veía que todo lo que se hacía estaba en Europa. Por eso, hace un año decidí irme para ver cómo trabajan allá y poder aplicarlo acá”, comenzó contando.
Los cuatro primos empezaron el proyecto alquilando un campo en Tandil y produciendo ellos mismos. Su enfoque son los alimentos con alta calidad nutricional, por eso se volcaron a otro tipo de cultivos que en Argentina no se producen.
“Sembramos semillas que no están en el país, las importamos, como por ejemplo, el lupino. Es una semilla que la comían los egipcios, se dejó de comer y ahora está volviendo”, contó.
Otra semilla que importan es el teff, originaria de Etiopía. Además, cultivan mijo, quinoa, amaranto y sorgo blanco.
Un modelo asociativo
A medida que empezaron a crecer tuvieron que cambiar su modelo de negocio. “Lo que empezó a pasar es que nos compraban mucho las harinas pero no teníamos capital para salir a alquilar campos, tuve que vender hasta el auto”, relató Ramón.
Por eso, surgió la idea de empezar a asociarse con productores: “Lo que hace Épicos es darle a un productor tradicional un negocio cerrado. El productor se asocia a nosotros para producir los cultivos que nosotros le damos, de manera agroecológica, y vender paquetes de harina”.
Épicos cuenta actualmente con más de 300 hectáreas asociadas en Tandil, Mar del Plata, San Antonio de Areco, Los Toldos, de las cuales, por cultivo, obtienen al año un promedio de 700 kgs por hectárea.
“Nuestro modelo de negocio es seguir asociando a distintos productores, que en general ceden un pedazo de su campo, 20 o 30 hectáreas, 100 hectáreas el más grande, para ´poner una ficha´ en cultivos agroecológicos. Hacemos un contrato y todo lo producido lo vendemos con marca Épicos, le vamos pagando en función de paquetes y no de granel, ese es el margen”.
Un aspecto que resalta el ingeniero es que a los productores los visitan una vez por mes para control y para ayudarlos.”Nosotros le damos la semilla, y lo visitamos una vez por mes. Por un lado para intercambiar experiencias y además porque tenemos que estar seguros de que no aplicó ningún agroquímico”.
“Sumamos a todos los productores que vemos que están haciendo esto por una razón superadora, no solo por el negocio. No importa en qué lugar de Argentina esté, viajamos, vemos que trabajen bien y los invitamos a participar”, explicó Ramón.
Superalimentos: diversificar el consumo
Se denomina “superalimentos” a los alimentos que nutricionalmente aportan más que otro, como por ejemplo el kale y el lupino. El lupino es una legumbre que tiene tres veces más proteína que la quínoa, tres veces más fibra que la avena y tres veces más hierro que el kale.
“Cada vez son más los que están interesándose en diversificar su consumo. Se están empezando a dar cuenta que nuestra dieta occidental dependiente de tres o cuatro cultivos, no es buena para nuestra salud”, explicó el emprendedor.
“Algunos productos ultraprocesados que están en el mercado no tienen una buena calidad nutricional y que todo lo que tracciona también es malo para el ambiente y por ende para las personas. Si somos conscientes de eso, vamos a dejar de comprar esos productos y exigir otros”, continuó diciendo.
Comer orgánico es siempre más caro, y por eso muchos no lo eligen. Al respecto, Ramón expresó: “Hacer un lupino agroecológico me sale el doble que hacerlo normal porque me rinde la mitad. Pero la pregunta es qué parte del sueldo invertimos en alimentos que nos hacen bien. La mitad de la Argentina que no está en situación de subsistencia tiene que cambiar sus prioridades a la hora de consumir. Si te importa más lo que le metés a tu cuerpo o si querés cambiar el auto”.
Agroecológico: estrategias de manejo
Épicos es agroecológico y además certifican orgánico. “Agroecológico es una filosofía de producción con la cual se cultiva la tierra respetándola. Es un concepto más holístico que abarca todos los aspectos de la producción. Puedo certificar orgánico pero no ser agroecológico”, explicó el agrónomo.
Consultado acerca de qué estrategias de manejo aplican para la producción, Ramón contó: “Nos hicieron creer que es imposible aplicar un sistema agroecológico extensivo pero hay un montón de técnicas que son las que se usaban hasta 1950 que te permiten hacer agroecología a la misma escala de los cultivos convencionales».
“A nivel técnico lo que hacemos mucho nosotros es usar la hacienda. Hacer agricultura sin usar hacienda es hacer extractivismo. Estás siempre cosechando y no devolviendo nada. Si vos usás hacienda, lo que hacés es pastorear el lote, esa bosta se queda en el suelo, es nitrógeno, fósforo y el cultivo lo puede usar”, explicó.
Otra estrategia es la rotación. “Lo que no es compatible es hacer solo soja agroecológica. Con la agroecología hay que estar en el lote, tener muchos cultivos, diversificar, hacer por lo menos 10 cultivos diferentes. Necesitás un agrónomo que esté en el campo, no lo podés manejar desde una oficina como puede hacerse con el modelo tradicional”, continuó contando el ingeniero.
Con respecto al uso de insumos naturales, Ramón detalló que aplican lo mínimo e indispensable. “Nos atacó una tucura en el mijo el año pasado, entonces le tiramos tierra diatomea, que es un producto natural que la controla. Existen insumos, pero lo principal es que la agroecología es una tecnología que es de procesos, de pensar rotaciones, y no de pensar qué salir a comprar después”.
“Este modelo es más interesante y desafiante hasta del punto de vista intelectual. Yo estoy conociendo un montón de agrónomos buenísimos que hacen convencional y cuando conocen la agroecología les parece super divertido”, agregó.
Potenciar las economías regionales
Épicos produce harinas que luego vende y distribuye a todo el país: “Actualmente estamos procesando en molinos que son tercerizados. Es increíble haya tantos molinos con capacidad ociosa”, contó y siguió: “Del molino se va a una envasadora en big bags, y de la envasadora se pasa a paquetes de 400 gramos, de ahí a depósito en Gran Buenos Aires y de ahí se distribuye”.
El emprendedor resaltó la cantidad de trabajo que involucra este tipo de proyecto: “La única manera de hacer un negocio rentable con la agroecología es agregando valor: darle trabajo al molino, a la envasadora, a los fletes, a los diseñadores de packaging. Es mucho trabajo que de otra forma no tendrían”.
Por último, Ramón se pregunta “¿Por qué somos competitivos contra un maíz que rinde 20 mil kilos?”:”Porque vendemos productos muy diferenciados, no solo porque son orgánicos o porque los packagings no tienen plásticos, sino porque vendemos harinas de semillas exóticas, con alta calidad nutricional, lo cual es para un nicho pero que a la vez está creciendo un montón”.