Generan un herramienta es fundamental para garantizar la confiabilidad y calidad de la tecnología evaluada. El INTA contribuyó con su vasta experiencia en la construcción metodológica, validación tecnológica, extensión rural y articulación con los productores. La iniciativa se impulsó conjuntamente con el IICA y los Institutos Nacionales de Investigación Agropecuaria del Cono Sur.
El INTA ha sido un actor clave en la elaboración del Protocolo Procisur de Verificación y Validación de Soluciones Digitales AgTech, un documento técnico regional que busca garantizar la confiabilidad y escalabilidad de las herramientas digitales aplicadas al sector agropecuario.
Esta iniciativa, desarrollada junto al IICA y los Institutos Nacionales de Investigación Agropecuaria (INIA) del Cono Sur, establece un marco técnico común para evaluar tecnologías en Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay.
Confianza y aceleración de la transformación digital
El objetivo principal es acortar la brecha entre la innovación y su adopción efectiva en el campo.
“El protocolo es una herramienta estratégica para acelerar la transformación digital del agro. Nuestro objetivo fue diseñar un proceso que dé confianza a todos los actores: desde los desarrolladores hasta los productores y asesores que las utilizan”, explicó Facundo Calderón (investigador del INTA Junín, Mendoza).
El protocolo ya está disponible para su adopción por instituciones, startups, empresas tecnológicas y organismos públicos que deseen validar soluciones digitales bajo estándares compartidos.

Proceso de verificación y validación (V&V)
El esquema de evaluación se divide en dos etapas:
- Verificación Técnica: Revisión con expertos de las instituciones involucradas.
- Validación en Campo: Pruebas con productores y asesores en condiciones reales de uso.
Este proceso culmina con la emisión del Sello V&V, que certifica la confiabilidad y calidad de la herramienta evaluada.
“Ese sello significa que la solución fue probada y validada de manera colaborativa, con evidencia y trazabilidad técnica. Un estándar regional como este eleva el nivel de confianza y transparencia entre las partes”, señaló Gabriela Tallarico (coordinadora del programa nacional AgTech).
El documento es flexible y está diseñado como un «instrumento vivo» que puede adaptarse a la evolución de las tecnologías y a distintos contextos productivos.
Beneficios y alcance regional
Entre los principales beneficios del protocolo, se destacan:
- Interoperabilidad regional: Facilita que una solución validada en un país del Cono Sur pueda implementarse con garantías en otro.
- Confiabilidad: Reduce riesgos e incertidumbre para el productor al acceder a tecnologías con respaldo técnico comprobado.
- Escalabilidad: Promueve el crecimiento de las soluciones AgTech.
“Estamos creando un idioma común para el ecosistema AgTech del Cono Sur. El productor necesita certezas antes de incorporar una nueva tecnología. Con este protocolo, sabrá que la herramienta fue evaluada en condiciones reales, con productores de carne y hueso, no solo en un laboratorio”, agregó Calderón.
El rol decisivo del INTA
El INTA, como coautor, tuvo un papel trascendental en la construcción metodológica y en la ejecución futura de las validaciones gracias a su extensa red de estaciones experimentales y su experiencia en ensayos a campo y extensión rural.
“Nuestra red experimental nos permite poner a prueba las herramientas digitales en diferentes ambientes, cadenas productivas y escalas, lo que enriquece la calidad de la validación y amplía el alcance de las soluciones”, afirmó Tallarico.
Esta colaboración regional fortalece el ecosistema AgTech al compartir metodologías y criterios, asegurando que las innovaciones no queden fragmentadas.




