Jorge Masento, es un productor de la zona de la Josefina, en Santa Fe, en el límite con Córdoba, y le rompieron diez silobolsa con soja. Anteriormente ya había sido victima de otros delitos.
Masento no había sufrido roturas aunque durante julio pasado y en otras ocasiones, el productor decidió pasar varias noches en el campo para evitar la presencia de intrusos, pero nada parece alcanzar.
La zona fronteriza entre Santa Fe y Córdoba, a la altura de Josefina-San Francisco, vuelve a ser «zona caliente» para los productores agropecuarios, que una vez más sufren el ataque a los silobolsas donde almacenan granos o alimento para los animales.
Como hace dos años, el campeón de motociclismo Luciano Ribodino fue víctima del accionar de los delincuentes, que le sustrajeron una cantidad no determinada de granos de soja. En la maniobra habrían participado varias personas, que cargaron el cereal con baldes en camiones. Incluso uno de los vehículos debió ser alivianado al quedar empantanado y varias toneladas de grano terminaron esparcidas por el campo.
En 2020, primero Ribodino y luego el productor lechero Jorge Masento, padecieron ataques a sus silobolsas. Al piloto cordobés le sustrajeron grano de maíz, que se supone destinan los ladrones a alimentar animales. «A nosotros muchas veces nos rompieron las bolsas para robar maíz. Rompen para ver qué es: si es maíz te lo roban y si es soja te la dejan ahí», había relatado. Ante la recurrencia de hechos, contó «cuando nos roban, a la siguiente noche vamos y pasamos la noche al lado de la bolsa, para vigilar».
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Unos meses más tarde, a Masento le abrieron 10 silobolsas, con una extensión de 600 metros, con reservas de alimento para las vacas de su tambo en Josefina. La pérdida estimada en el momento fue de unos $2,5 millones.
Ahora, de nuevo le tocó ser víctima a Ribodino y por primera vez se llevaron soja. «Habíamos tenido robos de maíz, pero de soja nunca. Es tierra de nadie. Hay que empezar a ver dónde guardar el cereal porque en el campo no se puede dejar más», relató.
El corredor de motos contó que un vecino le avisó al ver rotos los silobolsa y al llegar al lugar se encontró con cereal desparramado, baldes que usaron los delincuentes para cargar el botín. «Por las huellas, llevaron un camión para robar y había diez baldes, lo que demuestra que hubo muchas personas cargando», describió.
Ribodino calculó que los malvivientes alcanzaron a cargar «uno o dos camiones», pero uno se encajó en el barro y debieron alivianarlo, descargando unas 18 toneladas de grano que quedaron desparramadas en el suelo. «Nos genera mucha impotencia», declaró.
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Al evaluar la situación, señaló: «estamos cerca de San Francisco y ya no se puede tener más bolsas en el campo». A esto contribuye el despoblamiento rural, ya que al haber menos casas habitadas la zona está absolutamente desprotegida.