El reclamo es un mensaje para los gobiernos provincial y nacional, «que miran para otro lado mientras los productores están desesperados por que muchos no tienen ni para poder sobrevivir» sostienen desde el sector productor.
El último 23 de abril «23A» miles de manifestantes recorrieron las calles de Buenos Aires para protestar contra la presión fiscal sobre el sector agropecuario, en un contexto de fuerte subida de los precios de los combustibles y los fertilizantes, aunque también se sumaron otras demandas contra el gobierno, que parece ser, no fueron escuchadas.
La multitudinaria manifestación, que fue acompañada por parte de la sociedad que decidió mostrar su rechazo a las políticas (no solo las agropecuarias) del gobierno de Alberto Fernández, generó un primer impacto que fue no solo una muestra unánime de descontento con la gestión, sino también una adhesión de ciertos sectores productivos y ciudadanos en contra del aumento de la presión fiscal, viejo reclamo del campo que en los últimos tiempos ganó mayor fuerza.
Ahora bien, esta es una demanda a la que ningún productor argentino podría oponerse, por lo cual hay una suerte de unidad en cuanto a los reclamos, no así en los criterios de acción. Por un lado, los productores autoconvocados, rurales del interior del país y algunas organizaciones del sector entienden que el diálogo con el Gobierno es totalmente inconducente y que el oficialismo, sobre todo el kirchnerismo, tiene una mirada poco amistosa para con el sector, por lo cual una de los pocas vías para mostrar su descontento y forzar un cambio de rumbo es a través de la protesta.
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Otro tractorazo a la vista
La Asociación de Productores del Alto Valle, en Río Negro, anunció un tractorazo para el próximo martes 10 como forma de protesta ante la crisis que atraviesa el sector primario.
«Esperamos que participen una gran cantidad de productores de la región y la marcha tendrá el apoyo de las Cámaras de Cipolletti y Fernández Oro», destacó el productor Horacio Pierdominici, integrante de la Asociación.
El reclamo es un mensaje para los gobiernos provincial y nacional, «que miran para otro lado mientras los productores están desesperados por que muchos no tienen ni para poder sobrevivir», confió Pierdominici. Aseguró que los daños por heladas y granizo afectaron a más del 50% de la producción de la región y que la pera en este momento no tiene salida comercial. Fue muy crítico con aquellas exportadoras que ya están modificando los precios acordados con los productores a principio de temporada. «Hay empresas que están anticipando disminuir las cuotas acordadas o directamente bajar los precios a valores inclusive a los del año pasado. Se hicieron acuerdos por la pera hasta los 0,37 centavos y hoy están diciendo que no se puede pagar más de 0,25 centavos», remarcó el productor.
Según detalló Pierdominici, los tractores saldrán de Allen por la ruta 22 donde se acoplarán productores hasta llegar a la rotonda del puente que une Cipolletti con Neuquén. «Nuestra idea no es cortar la ruta ni el puente, sino visibilizar la crisis por la que estamos pasando», detalló.
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El pedido de la Asociación se centra, entre otros puntos, en la ayuda económica a aquellos chacareros que sufrieron pérdidas en sus cosechas y que con los pocos ingresos obtenidos no pueden comenzar con la poda. Según datos del mismo sector productor hoy podar una hectárea de espaldera tiene un costo de entre 50.000 y 60.000 pesos.
La situación es sumamente difícil para los productores. El poco volumen de fruta que se registró en esta temporada no se vio reflejado en una suba de precios en las peras, como sí ocurrió con la manzana.
Desde el sector exportador aseguraron que la situación de la actividad viró drásticamente a fines de febrero con el conflicto de Ucrania. «Los números que manejábamos a principios de temporada nada tienen que ver con los observados hoy en los distintos mercados de ultramar», destacó un operador del sector intentando justificar la corrección de precios que se observa sobre las peras de la región.
Los números finos
Las primeras cifras extraoficiales dan cuenta de que la cosecha de peras cayó en torno al 30% en la presente temporada.
Sin embargo, esta cifra no tiene relación con el volumen que guardaron las empresas para comercializar en fresco. Hacia los primeros días de enero todas las exportadoras «estiraron» la calidad de pera para subir los volúmenes a comercializar. Pero sobre el final de febrero, los mercados dieron un giro de 180 grados. Rusia invadió Ucrania y occidente aplicó sanciones que terminaron afectando los envíos de fruta del Valle no solo a este importante mercado ruso sino también a los mercados de toda Europa.
Es así que las expectativas de precios que se tenía en el Viejo Continente por la oferta argentina de peras se desplomaron ya que mucha de la fruta que Sudáfrica y otros países del hemisferio sur iban a enviar a Rusia se reorientó al mercado de la Unión Europea generando una baja de precios en las góndolas.
Este y otros puntos son los que ya se están haciendo sentir en la región y, en especial, sobre el productor primario.